El autocine une dos pasiones muy norteamericanas: el cine y los automóviles. Surgieron en los años 30, y durante los 50 era más común acudir a un autocine que a una sala. Durante esta época había en Estados Unidos unos 4.000, aunque a partir de entonces entraron en declive. En los 80, aún subsistían 2.500 autocines, y actualmente continúan su actividad unos 300.
Sin embargo, parece que en los últimos meses han visto como la afluencia de público se ha incrementado de manera ostensible. Parece ser una opción atractiva, sobre todo para familias que buscan una alternativa más divertida, cómoda y barata que la tradicional sala de cine.
Mucha de la gente que acude lo hace también por curiosidad, o por nostalgia, aunque la razón principal parece ser su buen precio.
Además, la tecnología ha avanzado desde la época dorada de los autocines. Ahora, puedes escuchar el sonido de la película por radiofrecuencia en el propio equipo de sonido del coche, lo que ha mejorado mucho la experiencia. Así como se ha producido de forma reciente un apoyo tecnológico mayor por parte de los estudios, lo que ha permitido cambiar los proyectores antiguos por otros mucho más potentes.
