La punta del iceberg (2016) de David Cánovas – Crítica

La punta del iceberg (2016)

«La punta del iceberg imprime las consecuencias de un capitalismo salvaje, no regulado, plenamente autónomo, y de cómo es capaz de construir una visión del trabajo competitivo como un triunfo aislado de los valores convivenciales de las sociedades»

El cine que reclama derechos sociales es un cine minoritario, con propuestas que, en ocasiones, despliegan mediana calidad en cuanto al relato reivindicativo que esconden detrás de secuencias más o menos creíbles. La explicación quizá se deba a que el cine es considerado culturalmente un medio de entretenimiento, un tipo de ocio más individual que no trata de enseñar, ni dar lecciones. Sin embargo, en cuanto uno se percata que el cine es, en esencia, una cuestión política, entonces se desencadena una idea incuestionable, y es que la cultura también es una consecuencia de las relaciones de poder que se dan en cualquier ordenamiento de la sociedad.

En el caso de La punta del iceberg, David Cánovas ejecuta con dificultades una obra que tiende a bailar entre dos cinturas, manejando con una mano la mezquindad innata de las estructuras opresivas de la gran empresa, y con otra mano se agarra a esa posibilidad poco realista de modificar esas dinámicas individualmente, simplemente planteando que la valentía personificada —de la superheroína Maribel Verdú— puede acabar con la deshumanización empresarial, sin tener en cuenta la importancia de la organización interna de los trabajadores que funcionan como un relación de poder—empleados y empleadores—, pero que en cuanto surgen indicios de acoso, explotación, falsedad, humillación o desprecio hacia la persona, entonces es cuando esa organización, representado mediante sindicatos, pone en marcha mecanismos para defender los pocos derechos de aquellos que mantienen los beneficios que absorben los directivos.

La punta del iceberg funciona bien a nivel teórico. En la práxis, peca de rebeldía, aunque hay elementos a tener en cuenta.

La punta del iceberg funciona bien a nivel teórico, sobre todo en sus presupuestos con los que se inicia: el escandaloso suicidio de tres trabajadores de una misma compañía tecnológica, porque parte de unas condiciones que reflejan una realidad cotidiana, no en forma de suicidios (que también, aunque los mass media ocultan la mayor parte de la información), pero si en forma de presiones, acoso laboral, acoso sexual, despidos improcedentes, contratos precarios, tensiones que provocan comportamientos neuróticos y patológicos, que en muchas ocasiones deriva en tratamiento médico.

En la práxis, La Punta del Iceberg peca de rebeldía, aunque hay elementos a tener en cuenta. El personaje principal es una mujer dura, afín a los comportamientos coercitivos con los que opera la empresa. Su trato hacia los trabajadores es salvaje, sádico y manipulador, por eso es ella quien debe iniciar una investigación sobre los suicidios, porque se siente representada con dichos valores, y bajo esa premisa no debería existir problema alguno, una vista gorda sobre lo ocurrido, unos apuntes objetivos y poco más. Sin embargo, una personal de confianza también podría humanizarse, y es en esa traición donde se juega la auténtica trama de la cinta. Es esta situación la que se podría evaluar desde un punto de vista cinematográfico, es decir, si existe tensión narrativa o no. En mi opinión, carece de pulso para mantener una buena propuesta reivindicativa. Señala al culpable pero la posición de fuerza para cambiar el abuso empresarial no se apoya más que en una visión individualista, humana también, pero demasiado personalizada, y en la sociedad, no existen superhéroes que puedan transformar las condiciones laborales sino es con una debida organización coherente.

Otros elementos interesantes a definir de este metraje que puedes ver en la plataforma FILMIN, son las escalofriantes estrategias internas de la empresa, la importancia de la rendición de cuentas por encima de las necesidades básicas de los trabajadores, una visión de la máquina del fango que emana de los equipos directivos, el miedo a perder el empleo, las barreras de comunicación o el chantaje emocional. Una película que imprime las consecuencias de un capitalismo salvaje, no regulado, plenamente autónomo, y de cómo es capaz de construir una visión del trabajo competitivo como un triunfo aislado de los valores convivenciales de las sociedades.


Sinopsis Una gran empresa multinacional se ve sacudida por el suicidio de tres de sus empleados. Sofía Cuevas, alto cargo de la compañía, es la encargada de realizar un informe interno para esclarecer los hechos.
País España
Dirección David Cánovas
Guion David Cánovas, José Amaro Carrillo y Alberto García Martín
Música Antonio Hernández
Fotografía Juan Carlos Gómez
Reparto Maribel Verdú, Carmelo Gómez, Fernando Cayo, Bárbara Goenaga, Jesús Castejón, Carlo D’Ursi
Género Intriga
Duración 91 min.
Título original La punta del iceberg
Año 2016
Plataforma Filmin

Calificación6
6
Etiquetas películas intriga

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Santiago Jurado

Natal de Madrid (1984). Pedagogo, Dromomaníaco y coordinador de Proyectos educativos. Interesado en las herramientas visuales como agente didáctico en las aulas. Estudié guión de cine en Fuentetaja Literaria y diseño con 3DStudio Max en el centro Nuevas Tecnologías de Madrid. Practicante de Yoga, Mindfulness y Senderismo. Adoro los movimientos contraculturales, la escritura no lineal, el baile improvisado y la naturaleza salvaje.

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