viernes, 26 julio, 2024
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Se busca a Mr. Arkadin

Analítica de Mr. Arkadin, 1955, dirigida por Orson Welles

En nuestra búsqueda de Mr. Arkadin, película dirigida por Orson Welles en 1955, vamos a empezar desgranando su lado desconocido y atrayente para hacer una sencilla reflexión al lector. Lo primero presentaremos al personaje: un multimillonario afincado en la Costa Azul que padece de amnesia y esta es la poderosa disculpa para adentrarnos en uno de los enigmas de la historia del cine.

Esta obra cinematográfica no hay sólo que observarla desde un punto de vista visual. Cierto es que te cuenta una historia, pero no es más lo importante.

¿Qué le hace tan inquietante; dónde empieza su vida y dónde acaba? Estas son las preguntas que generalmente se hace el público que ve esta película. Orson Welles, con Mr. Arkadin, consigue hacer un juego visual y filosófico sobre lo que está bien y lo que está mal. Así, Arkadin sólo es una disculpa para conocer nuestros errores e indagar en lo que desconocemos de nosotros.

Esta obra cinematográfica no hay sólo que observarla desde un punto de vista visual. Cierto es que te cuenta una historia, pero no es más lo importante, porque no deja de ser un experimento en todas sus vertientes. Me explico: por un lado está su enfoque onírico y, por el otro, está su vertiente de búsqueda interior. Orson Welles parece que busca constantemente su reflejo corrompido para hallar una salvación.


¿Quién es un Mr. Arkadin en la vida real?

Mr. Arkadin

Cuando se estudia a Mr. Arkadin nunca se llega a saber toda la verdad. Orson Welles primero nos lo presenta con primerísimos planos que invaden la pantalla provocando al público confusión, pero a la vez queremos saber más de él en todos los niveles. Arkadin acaba por traspasar la pantalla y su forma de comportarse nos recuerda a conductas que podemos ver en el día a día.  Aunque hoy, más de medio siglo después de su estreno, el público aún se sigue preguntando: ¿Quién es él en realidad? Y al final nos damos cuenta que cada persona tiene una versión de su verdad.

Con esta obra Orson Welles mareó hasta la locura: difícil de comprender, nos enseña que todos tenemos algo escondido en el intelecto al indagar en nuestros propios recuerdos. Porque Gregory Arkadin puede ser un truco para que conozcamos nuestras faltas. Por ello, las preguntas que nos vienen a la cabeza son en su mayoría psicológicas. ¿Podría engañarme, podría olvidar mi pasado, podría cometer algún delito?

Cuando se estudia a Mr. Arkadin nunca se llega a saber toda la verdad.

Pero volvamos al personaje que nos ocupa. Arkadin trata de acercarse a nuestro Quijote universal y puede ser el hilo conductor que une al siglo diecisiete con el siglo veinte, aún siendo más visual y, si lo pensamos detenidamente, la base es la misma. El núcleo principal es la cercanía del final de la vida, aunque estos dos personajes (El Quijote y Mr. Arkadin) se comportan de manera diferente.


¿Cuáles son las diferencias del Quijote con Mr. Arkadin?

Aunque entre Arkadin y el Quijote tienen más de cuatrocientos años de diferencia no dejan de tener las mismas preguntas pero también hay diferencias mientras que en la lectura del Quijote nos preguntamos: ¿Por qué no ha vivido? En Mr. Arkadin no dejamos de cuestionarnos: ¿Qué ha vivido?

Mr. Arkadin y D. Quijote son dos personajes decepcionados con el mundo.

Mr. Arkadin es algo engañoso. ¿Por qué no deja de jugar con nosotros? La pregunta es: ¿Qué delito oculta? Tal vez, el arquetipo del multimillonario esconde la ambición para ser más rico, mientras que el Quijote quiere salvar el mundo de su lado hostil. Por tanto, D. Quijote es un idealista frente al materialista Mr. Arkadin, que busca a toda costa el poder y la fortuna.

Al repasar la obra maestra de Miguel de Cervantes, vemos que Alonso Quijano es un hombre que está en la recta final de su vida y que la ha consumido  leyendo libros de caballería. Su contrario, Mr. Arkadin ha vivido tanto que pierde la memoria. ¿Verdaderamente no se acuerda de nada? Él sigue siendo un misterio. Lo que sí percibimos es un elemento en común de ambos personajes, Mr. Arkadin y D. Quijote son dos personajes decepcionados con el mundo.  

En definitiva, si unimos a los dos vemos que las dos piezas de este puzzle son compatibles con una diferencia de cuatro siglos. Mr. Arkadin no pretende ser un remake del Quijote, sino trata de ser esa parte de realismo que les falta a los dos personajes.


¿Cómo llegó Gregory Arkadin a preguntarse por cuál fue su pasado?

Para responder es necesario adentrarme en el argumento de Mr. Arkadin.

En esta película nada es lo que parece, los arquetipos se confunden y el objetivo de la cámara no te enseña todo.

Narra la historia de dos personajes: Guy Van Stratten (Robert Arden) es un contrabandista que reside en Europa y conoce a Gregory Arkadin (Orson Welles), un multimillonario afincado con su hija en la Costa Azul (en una lujosa mansión), casi aislados del mundo exterior. Guy Van Stratten se enamora de la muchacha y se acerca aún más al señor Arkadin que le revela que ha perdido la memoria y decide contratar al contrabandista para que averigüe cual fue su pasado. A partir de ese momento, el investigador irá indagando sobre Arkadin hasta conocerlo realmente.

En esta película nada es lo que parece, los arquetipos se confunden y el objetivo de la cámara no te enseña todo, así nos podemos meter en un juego de misterio con infinitas soluciones. Mr. Arkadin nos inquieta porque está tan cerca de la locura como de su culpabilidad ante un mundo que no reconoce.


¿Merece este personaje tan oscuro ser culpable?

La culpabilidad de Gregory Arkadin puede ser perdonada o puede ser condenada, aunque el delito del ser humano está en nosotros. ¿Cómo consiguió su fortuna? Es algo que deberíamos preguntarnos porque la historia no lo deja muy claro. Es la verdadera piedra filosofal y lo que cada uno de nosotros, al verla, debemos preguntarnos una y otra vez.

Pero esta vez la pregunta va más allá de la película. A cada uno se nos plantean dudas sobre nuestra existencia. Mr. Arkadin nos hace buscar el lado peor para empezar a saber que también nos podemos odiar a nosotros mismos.

¿Se le puede exculpar a Mr. Arkadin? Su inocencia sigue estando en tela de juicio, aunque la conciencia de sí mismo sea una pregunta universal.

Mr. Arkadin nos hace buscar el lado peor, para empezar a saber que también nos podemos odiar a nosotros mismos.

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