Conan el Bárbaro (1982), de John Milius

Conan el bárbaro

«Lo que no nos mata, nos hace más fuertes»
– Friedrich Nietzsche

Siempre he creído que las películas deben ser sinceras. No importa si están financiadas por una gran corporación, ni tampoco importa que sean consumidas por las masas. La sinceridad no tiene nada que ver con eso. Tiene que ver con que haya una visión detrás, que el relato se apoye en una forma concreta de entender el mundo. Que el director intente decirnos algo y que nosotros, estemos de acuerdo o no con ese algo, podamos apreciar el mensaje.

Conan el Bárbaro’ de John Milius es un gran ejemplo de como hacer una película que llegue al gran público y a la vez mantener una sensibilidad anti-moderna e incluso filosofía Nietzschiana. Han pasado más de 30 años desde su estreno y hoy es considerada todo un clásico del género de “espada y brujería”. Sin embargo, en su día, no hizo el dinero que se esperaba de ella, lo cual llevó a que el productor y magnate Dino De Laurentiis cambiara de director en la infame secuela ‘Conan el destructor’, que poco o nada tiene que ver con la original.

La historia de esta producción es curiosa. Tras el éxito de los tebeos de ‘Conan’ en los años 70, era evidente que el personaje se llevaría más pronto que tarde a la gran pantalla. Oliver Stone escribió un primer guión de más de cuatro horas de duración y que situaba la acción en un futuro post-apocalíptico. De aquel borrador (relativamente fácil de encontrar en internet) queda muy poco en el producto final. Stone intentó que Ridley Scott dirigiera su guión, sin éxito. Más adelante, De Laurentiis compró los derechos del proyecto y para la dirección contrató a John Milius, que había tenido cierto éxito con ‘El viento y el león’ de 1975, y ‘El gran miércoles’ de 1978. El director reescribió el guión, quitando gran parte de las secuencias de efectos especiales y haciendo el conjunto más fácil de rodar. También simplificó la historia y decidió deshacerse de la extraña premisa futurista.

Por todo esto considero curioso que, aún hoy, siga diciéndose que el filme es una colaboración entre Stone y Milius, cuando este último acabó construyendo una película totalmente distinta.

Puesto que los actores escogidos por el propio Milius eran en su mayoría atletas y no actores profesionales (incluyendo al célebre Arnold Schwarzenegger en el rol que le lanzó a la fama), se recortó gran parte del diálogo, creando una narrativa basada en silencios y miradas que nos recuerda a Kurosawa (del cual Milius es fan declarado). También se toman prestadas imágenes del clásico ruso ‘Alexander Nevsky’ y, como no podía ser de otro modo, del pintor de fantasía Frank Frazzeta.

El rodaje se llevó a cabo, exclusivamente, en localizaciones españolas, fotografiadas con gran belleza. También se contó con el talento de Rob Cobb para el diseño de producción (que venía de trabajar en ‘Alien’), y con los geniales trucajes de Emilio Ruíz del Río.

Se rodaron muchísimas horas de material, la mayor parte de las cuales se quedaron en la sala de montaje. Algunas de estas escenas eliminadas pueden verse como curiosidad en las distintas ediciones en DVD y Blu-ray, mientras que otras parecen haberse perdido para siempre.

Pero vayamos con la narración, que es lo que interesa (LO QUE VIENE A CONTINUACIÓN CONTIENE SPOILERS).

La película comienza con un prólogo brillante que nos traslada a tierras lejanas y tiempos antiguos. La excelente música de Basil Poledouris y las poderosas imágenes de un herrero forjando una espada nos ayudan a meternos en la acción como si cruzásemos una puerta a otro universo.

Entonces conocemos a nuestro héroe, Conan (interpretado en su etapa infantil por Jorge Sanz), que habita en un pequeño poblado bárbaro de la región de Cimmeria. El drama no tarda en aparecer. El poblado es arrasado por los jinetes del sanguinario Thulsa Doom, que asesinan a la familia de Conan y toman a este como esclavo.

Conan el bárbaro

Nuestro héroe no es más que “el camello” que mencionaba Nietzsche en ‘Así habló Zaratrusta’. Una víctima carente de toda fuerza de voluntad. Sólo conoce el sufrimiento y dedica su existencia a servir a otros. El camello es incapaz de pensar en su propias necesidades.

Los terribles esfuerzos a los que el chico es sometido le convierten con el paso de los años en un hombre atlético y musculoso… tanto, que es requerido por un promotor de gladiadores. Esta brillante transición es resuelta con un par de planos y un buen uso de la música de Poledouris. Se muestra la deshumanización de héroe a través de una tarea alienante y repetitiva, pero, al mismo tiempo, existe la promesa de que las cosas van a mejorar y de que los horrores del pasado no volverán a repetirse… ¡y todo ello utilizando apenas unos segundos de metraje!

En la arena del circo, Conan conoce el sabor de la sangre y a pesar de que sigue siendo un esclavo, se acostumbra a ser admirado y a recibir un trato privilegiado. Para él lo único en esta vida es “matar”. Tristemente, sigue siendo poco más que un animal, aunque ahora disfrute.

En la siguiente escena (basada en un episodio real de la vida de Genghis Khan) un guerrero de aspecto Mongol, apenado de que su hijo nunca le entenderá, pregunta que es lo mejor en la vida. El joven príncipe dice: “la extensa estepa, un caballo rápido, halcones sobre tu puño y el viento en tu cabello”. Es decir, la libertad. El guerrero, desesperado, le recrimina y se gira hacia Conan que, encadenado como un perro, responde: “Aplastar enemigos, verles destrozados y oír el lamento de sus mujeres”. Nuestro protagonista es, en este punto del relato, una herramienta. Carece de cerebro y de corazón. Es incapaz de apreciar la libertad porque es un concepto que no existe en su pequeño mundo. Ni siquiera piensa en huir.

Se ha convertido en “el león” de Nietzsche. Es fuerte, es combativo, es respetado… pero, todavía, no es un ser humano completo.

Conan es liberado por su amo durante la noche, lo cual desconcierta y asusta a un gladiador que apenas ha conocido otra forma de vida. Sin embargo, entiende que debe huir y aprender lo que significa la libertad.

Aquí empieza la verdadera película, cuando Conan se transforma en un niño. El estadio final de la transformación del espíritu pues, ¿que es un niño sino un hombre que no teme a nada ni a nadie? La inocencia, la curiosidad y la sinceridad son los únicos valores necesarios para conquistar el mundo.

En su accidentado camino, el cimmerio se enfrenta a una bruja y lobos sedientos de sangre…  pero también encuentra una espada de la Atlántida y hace un buen amigo, Subotai el arquero.

Conan y Subotai viajan a la ciudad de Shadizar, donde ejercerán de ladrones para ganarse la vida. De este modo, deciden internarse en la peligrosa Torre de la Serpiente para robar una joya de gran fama. Nada más llegar al lugar se encuentran con Valeria, una guerrera sin blanca que ha tenido la misma idea que ellos.

Conan el bárbaro

Los tres compañeros se internan en la estructura y allí combaten con una descomunal pitón a la que los habitantes de la ciudad adoran como a un dios. De esta forma, los ladrones asesinan al monstruo y consiguen lo que habían ido a buscar.

El enfrentamiento con la serpiente es, probablemente, el punto más decepcionante de la película, puesto que carece del dinamismo y la violencia que se espera de una secuencia de acción de estas características. Sin embargo, está rodada con el suficiente ingenio como para que entendamos el vínculo que se crea entre estos tres ladrones y disfrutemos con la huida de la torre como si estuviéramos viendo una de las divertidas fanfarronadas de Errol Flynn.

Esa noche, Conan, Subotai y Valeria celebran en una taberna su triunfo reciente… pero la felicidad no dura mucho. Tras caer desmayados por el alcohol, los tres ladrones son fácilmente capturados por la guardia de la ciudad.

Los guardias entregan al trío ante el cruel Rey Osric. Pero este no desea castigar a los extranjeros, pues odia a los adoradores de Set y sus serpientes. Ha mandado llamar a los ladrones porque quiere que estos recuperen a su hija Yasmeena, que también ha caído bajo el influjo de la nueva religión. ¡Religión comandada por nada menos que por Thulsa Doom!

Valeria y Conan pasan la noche juntos, pero mientras que la muchacha desea huir con el oro de Osric, el bárbaro no deja de pensar en cumplir con la misión, para así poder acabar con Doom y vengar a su familia. Cuando la chica cae dormida, el cimmerio roba un caballo y huye rumbo al sur, en busca del culto a Set.

En el camino, Conan traba amistad con un mago sin nombre, que le ayuda a encontrar la Montaña del poder… el lugar donde se reúnen miles de seguidores de las serpientes para escuchar las envenenadas palabras de Thulsa Doom. Por desgracia, Conan es descubierto cuando trata de acercarse a su enemigo.

Aquí tenemos otro de los ejemplos de la interesante filosofía que impregna el filme. Thulsa Doom se avergüenza de sus días de bandido y dice que, en aquel entonces, él buscaba “el enigma del acero”, como los propios cimmerios. Sin embargo, dice que ahora sabe que el verdadero camino es “la carne”, pues una espada no es nada sin la mano que la empuña. El villano, claramente, no ha comprendido nada, puesto que es la voluntad lo que impulsa al brazo a coger la espada. Pero esto es algo que Conan todavía no ha aprendido.

El bárbaro es brutalmente torturado y clavado en el Árbol del infortunio, dónde será atenazado por el calor hasta que los buitres le devoren. La determinación del cimmerio le permite sobrevivir varios días crucificado e incluso acabar con una de las aves carroñeras con sus dientes. Pero hasta su resistencia tiene un límite.

Subotai encuentra el cuerpo de su amigo y se lo entrega al mago, el cual puede curarlo si sobrevive a una noche asediado por un centenar de espíritus demoníacos. Valeria interviene durante el ritual salvando la vida de su amado, pero quedando maldita.

Los tres ladrones deciden rescatar a Yasmeena y tras infiltrarse en la Montaña del poder, recuperan a la muchacha. Desgraciadamente, son descubiertos y tiene lugar un salvaje combate. Valeria pierde la vida, cumpliendo con su triste destino.
Conan quema el cuerpo de la guerrera, según la costumbre de su gente. Pero no hay tiempo para lamentaciones: es necesario estar listo para la represalia de Thulsa Doom. Subotai, Conan y el mago, preparan numerosas trampas y consiguen gran cantidad de armas, puesto que saben que en apenas unas horas serán asediados por una horda de jinetes.

Una de las numerosas escenas eliminadas del filme muestra a Conan cuestionándose a sí mismo, preguntándose que habría sido de él si no hubiera sido esclavizado de niño. No se trata de un diálogo esencial para comprender la trama ni las motivaciones de los personajes, pero sí que es un momento interesante que habría aportado matices al enfrentamiento final, y es una pena que sólo podamos disfrutar de él como una curiosidad fuera de la narrativa.

Lo que sí quedó en la película es el rezo de Conan a su dios, Crom. Este momento sí que ha pasado a la historia del cine y no puedo sino reproducirlo tal cual: “Crom, jamás te había rezado antes, no sirvo para ello. Nadie, ni siquiera tú recordarás si fuimos hombres buenos o malos, por qué luchamos o por qué morimos. No, lo único que importa es que dos se enfrentan a muchos, eso es lo que importa, el valor te agrada Crom, concédeme pues una petición, concédeme la venganza, y si no me escuchas ¡vete al infierno!”

Este monólogo muestra explícitamente como el arco del protagonista se ha completado. Ha dejado para siempre de ser un esclavo y ahora es un señor, que puede hablar de igual a igual con los mismos dioses. Asume su mortalidad pero, al mismo tiempo, no teme mirar a los ojos de la muerte.

Conan y Subotai combaten con fiereza y habilidad, acabando con decenas de despiadados guerreros de Set. Finalmente, el cimmerio lucha frente a frente con el más poderoso de los jinetes, Rexor. Todo parece perdido para Conan cuando, repentinamente, aparece el espíritu de Valeria con forma de Valkiria, que detiene por un instante la espada de Rexor. “¿Acaso quieres vivir por siempre?” dice, burlona. Conan se levanta y combate con fuerzas renovadas hasta que acaba con la vida de su rival.

Esa noche, Thulsa Doom predica frente a sus miles de acólitos. Durante el discurso, Conan se presenta ante el brujo. Doom, con frialdad extrema, trata de convencer al bárbaro de que él no sería quien es sin la motivación de la venganza y que, por tanto, matarle no tendría sentido. Conan parece dominado por la retórica del sumo sacerdote de Set cuando, de repente, recuerda a su amado padre y, sin dudar un segundo decapita a su rival. Ha demostrado que las palabras no son más que eso, palabras. Él, por el contrario, actúa.

El culto a las serpientes se disuelve y Yasmeena, dispuesta a sustituir un dios por otro, se arrodilla ante Conan. Pero este, con dulzura, la ayuda a levantarse y quema el templo de Doom. Si la princesa aprende a vivir o no, es algo que aún está por ver, pero no será él la causa de su desgracia.

El bárbaro devuelve a la princesa junto a su padre. Tras esto, parte al oeste en busca de nuevas aventuras. Fin.

Conan el bárbaroHasta aquí, he alabado el trabajo realizado en la producción y la pericia de su director. Ahora voy a poner una pega: el filme carece de la menor fidelidad al original literario de Robert E. Howard, que creó al personaje a principios de los años 30. Y esto, amigos míos, lo considero un problema por que el original literario es muy bueno.

Hay unas cuantas escenas extraídas directamente de los relatos (como la crucifixión de Conan), pero se las priva de todo contexto y significado, convirtiéndose más en guiños que en partes de una auténtica adaptación.

En las historias originales, la edad hyboria es una era mítica donde se reúnen todas las culturas de la historia del hombre. Donde caballeros franceses cargan contra falanges espartanas y egipcios combaten contra piratas isabelinos. Es historia camuflada de ficción, donde el elemento sobrenatural consiste en sacerdotes que sirven a dioses olvidados y los monstruos no son sino aberraciones alienígenas provenientes de las profundidades del cosmos.
En mi opinión, nada de esto se encuentra en el filme.

La película nos sitúa en una especie de edad de los metales extremadamente primitiva, en la cual no es fácil distinguir al “salvaje” del “civilizado”. Tampoco sería sencillo trazar el viaje de los protagonistas en uno de los mapas dibujados por Howard, ya que el mundo presentado se parece muy poco al descrito en los relatos.

Tampoco hay ningún personaje de las historias, salvo Yasmeena, Valeria y, claro está, Conan. La primera sólo tiene de parecido el nombre, mientras que la segunda es una mezcla de la propia Valeria y de Bêlit. Y respecto al cimmerio… la verdad, no se parece mucho al original. El bárbaro interpretado por Arnold es demasiado dubitativo e inocente, es arcilla esperando ser moldeada, mientras que el cimmerio es, en sus apariciones en las revistas pulp, una figura de bronce perfectamente formada desde la infancia, que, a pesar de las enormes presiones a las que se ve sometido, se niega a cambiar su forma de ser.

El filme incluso despoja al protagonista de su herencia celta, situando a los cimmerios en el mundo nórdico e incluso haciendo alguna referencia al Valhalla.

El héroe de Howard no representa la lucha de un hombre contra las fuerzas desatadas del salvajismo, sino más bien al revés: un salvaje que lucha contra la hipocresía y estupidez de la civilización.

Las fuerzas del mal no están representadas por páramos interminables y dragones enfurecidos, sino por nobles ambiciosos y soldados que no cuestionan las órdenes. Si esto está o no representado en la película es ya más una cuestión subjetiva que otra cosa, aunque yo diría que el meollo del asunto es otro.

El hecho es que Conan no ha tenido mucha suerte fuera de las páginas de los viejos pulps. Más allá de este filme o de los tebeos de Marvel (algunos de los cuales adaptaban fielmente los relatos de Howard), el bárbaro ha sufrido una serie televisiva, varias noveluchas y multitud de videojuegos de nula calidad. Del odioso remake llevado a cabo por Marcus Nispel prefiero ni hablar.

Desde hace un par de años se comenta la posibilidad de rodar una secuela directa de este ‘Conan’ de Milius, que transcurriría treinta años después, en una época en la cual el bárbaro ha sido rey y ya ha abandonado el trono. Su nombre sería ‘The legend of Conan’, y se ha vendido como una especie de ‘Sin perdón’ de género fantástico. El propio Arnold ha dicho que le gustaría que se rodara en España.

A pesar de tener nombres bastante importantes detrás, el proyecto no acaba de conseguir la luz verde y es posible que nunca lo veamos realizado. En cualquier caso, Milius no podría participar en él, ya que su salud es muy delicada desde que tuvo un infarto hace unos años.

Pero volvamos con el filme de 1982.

Estamos ante una película sin concesiones, en la cual toneladas de imágenes cargadas con sexo y violencia cruzan la pantalla. Pero, sin embargo, la historia también tiene una fuerte carga temática y numerosos símbolos relacionados con el mundo pre-cristiano y los miedos ancestrales de la humanidad. No es un entretenimiento descerebrado, ni un placer culpable. Es una muy buena cinta de aventuras que puede disfrutarse a distintos niveles. Se demuestra así que proporcionar un espectáculo salvaje no significa insultar la inteligencia del espectador y que no todas las superproducciones son basura por el mero hecho de ser eso, superproducciones.

Conan el bárbaro

Pero, ¿por qué nos gusta tanto ‘Conan, el Bárbaro’? ¿Qué representa?
El triunfo del ser humano más allá de las normas impuestas por la sociedad. Más allá de peligros racionales e irracionales. Más allá de dioses o religiones. Quizás en el cómputo final de los años, las hazañas de Conan no hayan valido para nada. Quizás su vida sea olvidada. Pero por Crom, que esta habrá sido una buena vida.

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Enrique Dueñas

Enrique Dueñas , escritor y guionista, aficionado al género fantástico y la tarta de queso.

2 comments

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  1. Tomás Rivera 12 septiembre, 2015 at 08:52 Responder

    Me ha parecido un artículo sobresaliente, por tratar los apartados técnico y argumental con igual maestría, y disfruté por encima de todo del respeto que muestra por el género de Espada y Brujería y por la obra de Howard. Estoy tan acostumbrado a lo contrario ( lo peor, críticas escritas desde el desconocimiento de género y autor) o a reseñas centradas en anécdotas y datos del rodaje que agradezco cada palabra del texto.

    Si se me permite una aportación, gran parte de los elementos que vemos en la cinta están extraídos de las historias de otro personaje de Howard: Kull de Atlantis, rey de Valusia. La trayectoria vital del protagonista (raptado, esclavo, gladiador) es la de Kull. Thulsa Doom es el archivillano de Kull, y el culto serpiente aparece en la primera aventura del atlante. Kull encuentra su espada en un túmulo, en manos de un rey muerto, como Conan en el filme. Subotai substituye, con muchos matices y adaptaciones, a Brule, el asesino de la lanza, inseparable compañero de Kull.

    Sobre la ambientación, en cambio, poco toma de él, pues la Era Thuria de Kull se caracteriza por su gran majestuosidad y esplendor, algo que en la cinta de Milius no se refleja.

    En cuanto al Conan post-Howard, no me pronuncio más que sobre su segunda vida en Marvel Comics, que me parece excelente en «La espada salvaje de Conan», más que digna en su serie regular » Conan el Bárbaro» y prescindible en «Conan Rey».

    Felicitaciones, y disculpas por la intromisión. Saludos!

  2. fgfxbvzbvxvcb 3 octubre, 2015 at 22:52 Responder

    Independientemente del interes que susciten la amalgama de referencias historicas de las novelas originales que citas, la ambientacion del film en una edad de los metales medianamente creible y situado seguramente en la Europa del Este al norte del Caucaso es uno de los puntos fuertes de la pelicula y una de sus cualidades mas fascinantes.

    Aborda un periodo historico sin apenas referencias creando una hipotesis plausible e interesante. Las referencias nordicas no van mas alla del nombre del paraiso de la mitologia escandinava que entiendo se utiliza no como referencia directa sino como un termino general.

    La aparicion de guerreros nomadas de las estepas o etnias asiaticas junto con otras indoeuropeas es una representacion muy acertada bajo un punto de vista antropologico de como podrian haber sido aquellas tierras solo conocidas mediante vestigios arqueologicos y referencias indirectas. Lo mismo para el hecho de que Conan sea un cimerio, algo anecdotico en la novela pero que puede tener cierta verosimilitud en esta pelicula.

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