Tarantinismo y sangre en 35mm

¿Estaremos presenciando ya los primeros indicios de la caída de la cultura woke? ¿Se estarán cansando ya en los Estados Desunidos de algunos dislates del feminismo más radical? Pregunto, solo pregunto… Y lo hago porque este filme se desvía de los postulados habituales a los que nos hemos acostumbrado últimamente, y me extraña… y me sorprende.
La película de JT Mollner (Ángeles y forajidos) tiene un aroma tarantiniano y una estética retro: bigotitos románticos y tonos otoñales, persecuciones en coche tardo sesenteras, muy en la línea de Bullit, y terror visceral de los noventa (está rodada en 35mm). La narrativa no lineal se despliega en seis capítulos desordenados, siguiendo la estela de Pulp Fiction, y el gore no disgusta ni resulta excesivo, sino que adopta una nueva perspectiva de género. Dejémoslo ahí, que no me quiero meter en jardines.
Es una película sin prejuicios, hecha con un par de gónadas.
La acción es trepidante y se desarrolla en un solo día, y aunque no sé si la calificaría como una “inteligente obra maestra”, como lo ha hecho Stephen King, sí diría que “mola”, que ya es mucho. Es una película sin prejuicios, hecha con un par de gónadas, donde se aprecia un respetuoso guiño al cine clásico, tanto en su estilo como en su estética, aunque a la vez se presenta como una obra original.
Una historia de motel con sorpresas

Dos guapos se conocen en un bar y deciden ir a un motel a hacer lo obvio. Las conversaciones sicalípticas previas se tiñen de posmodernidad con la verborrea del siglo XXI que refleja a una generación que carece de valores y que necesita refugiarse en las perversiones más inmorales y depravadas para atisbar la felicidad. No quiero entrar en más detalles, ni en el desarrollo del planteamiento inicial, porque prefiero que la vean sin demasiadas pistas. Sí, vale la pena y por eso prefiero irme por los cerros de Úbeda.
Lo he pasado fenomenal viendo este thriller de terror y suspense.
Willa Fitzgerald tiene una mirada algo descentrada y atractiva que encaja bien en el papel, aunque aún le faltan algunos rodajes para pulirse como actriz. Le auguro un futuro prometedor y una madurez interpretativa interesante; tiempo al tiempo. Por otro lado, Kile Gallner posee una fisonomía clásica, romántica, casi novecentista… y se gana el sueldo. Un guaperas con un toque elegante y a la vez palurdo, cualidades que, aunque a priori parezcan opuestas, conviven en él de manera correcta. Los demás secundarios no merecen mención, salvo que saben morir muy bien.
Lo cierto es que me lo he pasado fenomenal viendo este thriller de terror y suspense, y debo recomendarla. Copia y plagia técnicas, formatos y estéticas del pasado, pero todos, incluso los escritores, como decía don Gonzalo Torrente Ballester, comenzamos plagiando.