El abrazo de la serpiente (2015), de Ciro Guerra – Crítica

El abrazo de la serpiente

«El abrazo de la serpiente es una muestra de un cine colombiano, digno y bien elaborado.»

Uno está siempre bien predispuesto hacia el cine latino. Desde Argentina, por ejemplo, han llegado películas muy interesantes y desde Colombia, el autor de ‘El abrazo de la serpiente‘, Ciro Guerra, nos ha obsequiado con algunos productos notables. Resulta pues evidente que estamos asistiendo al despertar del cine en lengua española en Iberoamérica, hasta el punto de que habría que empezar a pensar si los tristes Premios Goyas deberían atreverse a reconocer la pobreza subvencionada del cine carpetovetónico y deberían convertirse en una muestra del cine, no español, pero sí en lengua española, antes que soportar malos chistes y mediocres películas como las que adornaron la última edición de estos premios que, cada año, languidecen en los meandros de lo olvidable. Vaya, pues, por delante que esta película colombiana, como otros muchas procedentes de aquella parte del mundo, habladas en nuestra lengua común, ofrecen la posibilidad de convertir a los Goya en los Oscar de lengua hispánica (lo que no sería poco y, desde luego, mucho más que el premio a las mejores películas subvencionadas en España).

¿A quién puede gustar ‘El abrazo de la serpiente‘? A coleccionistas de cinematografías minoritarias, en primer lugar; a ecologistas amantes de la vida natural en otros horizontes geográficos y a amantes de los alucinógenos proporcionados por la naturaleza amazónica. Si usted pertenece a alguno de estos grupos, vaya a ver esta película porque no estará mucho tiempo en pantalla. Si, por el contario, no pertenece a ninguno de estos grupos, piénseselo antes de ir. Las películas no son ni buenas ni malas en términos absolutos (salvo una escuálida minoría de “muy buenas” o de “extremadamente malas” sea cuál sea su temática), sino que se adaptan o no a nuestros gustos y a lo que buscamos como un guante (a medida o molesto). La labor del crítico es advertir a quién puede gustar tal o cual producto, y, desde luego, dar su opinión sobre si está bien o mal confeccionada. A partir de estos datos, corresponde el espectador la responsabilidad de verla o no.

Dicho todo lo cual, cabe mencionar que la película está ambientada en el siglo XX, hace ahora cien años la primera parte y setenta la segunda. Verla, me ha recordado la famosa película protagonizada por Sean Connery y Lorraine Bracco, ‘Los últimos días del Edén‘ (1992). Todo gira en torno a determinada hierba curativa. Solamente que, aquí, en ‘El abrazo de la serpiente‘, el chamán –el último chamán de su pueblo– colabora con el etnobotánico en la búsqueda de la hierba curalotodo. La otra diferencia es que la planta que persigue Connery es curativa y la de esta otra película, además de serlo, es, mira por dónde, alucinógena.

El carácter alucinógeno de la hierba introduce un elemento interesante en una película filmada en blanco y negro. En efecto, solamente aparecen en color aquellas escenas en la que alguno de los protagonistas actúa bajo el influjo de la droga alucinógena. Se ha dicho que el viaje de los científicos por el Amazonas recuerda el descrito por Joseph Conrad a lo largo del río Congo (y ya tomado prestado por Coppola para su más que memorable reactualización en ‘Apocalypse Now‘, 1979). Hay solamente un remoto parecido y, desde luego, el desenlace de la película tiene poco que ver con la novela de Conrad. No todo viaje es iniciático, ni todo lo iniciático se sustancia con visiones apocalípticas, ni un apocalipsis es el fin de algo y el inicio de lo que sigue. No, el guionista, si lo conoce, apenas ha tenido en cuenta la novela de Conrad y con la película de Coppola no hay más similitud que los escenarios selváticos.

Hasta ahora Ciro Guerra era un prometedor director de cine colombiano que, por aquello de que nadie es profeta en su tierra, ha sido invitado y ha cosechado más premios fuera de su país (en los festivales de Tribeca, Cannes, Séul, Bangkov, Río, Cartagena de Indias, La Habana, Guadalajara y Seatle) que en la tierra que le vio nacer. De hecho, ‘El abrazo de la serpiente‘ suena como aspirante a los Óscar en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa. ¿Es una película para recibir un premio de la Academia del Cine norteamericana? Dependerá de las otras que compitan. En cualquier caso, es la película colombiana que ha llegado más lejos en su proyección internacional.

Rodada en 35 mm, ciertamente, a lo largo de sus dos horas de duración, muestra escenarios de una gran belleza natural, casi épica, difícilmente concebible para aquellos a los que la selva nos cae lejos. Así pues, en tanto que lo sorprendente merece nuestra atención, esta es una película que deberá interesarnos.

En una película de este tipo siempre existe el riesgo de caer en místicas tipo new age y en una reivindicación idealista del pasado indígena de Iberoamérica. Y el director cae en él y consigue que justamente en el terreno en el que había colocado el énfasis de la película, sea el más blando y resbaladizo. Eso pertenece al look precolombino reivindicado desde Bolivia con Evo Morales: “lo indígena es hermoso”. Pero para los que conocemos suficientemente el mundo hispanoamericano, sabemos que de lo pre-colombino queda muy poco (si es que queda algo) y no hay que exagerar: cuando llegaron los españoles, aquellas culturas estaban agotadas y por eso no estuvieron en condiciones de responder a la presencia de unas docenas de aventureros; lo que hoy se tiene por “indigenismo” es una recreación moderna sin contactos apenas con las civilizaciones tradicionales.

No hay, por tanto, que exagerar el indigenismo y simular que lleva centurias desaparecido. Por otra parte, hay en esta película algo que remite al chamán Don Juan Matos descrito por el antropólogo Carlos Castaneda en su docena de libros sobre misticismo y magia amerindia, pero sólo a condición de recordar que los libros de Castaneda fueron novelas en donde las piezas que el antropólogo no tenía a disposición, simplemente se las inventaba. Aquí no es diferente. Soplan vientos “indigenistas” y esta película, simplemente, se aprovecha de ellos (lo que no implica que las auténticas culturas pre-colombinas fueran como se describe en la película, por cierto). Hay, pues, algo de oportunista en esta concepción.

De los actores que participan en la cinta puede decirse poco. Solamente los protagonistas son actores profesionales, siendo el resto indígenas más o menos auténticos. Todos cumplen bien su papel y dan buen juego.

Hay que ser benévolo con estos nuevos cines en lengua española y por tanto, no vamos a hacer una mala crítica. Pero sí es necesario advertir contra esos subproductos “espiritualistas” y seudo-místicos que nos llegan, más o menos influidos, por las ideas de la New Age: desde el inefable Yoda de ‘Stars Wars‘ hasta el chamán de ‘El abrazo de la serpiente‘; lo que nos están vendiendo son ideas seudo-místicas presentes en cualquier novelita de Paolo Coelho o en un manual de zen para dummies. En esta película hay sobredosis de todo esto desde las primeras escenas.

¿Lo mejor de la película? Que es una muestra de un cine colombiano, digno y bien elaborado que demuestra que en aquel país hay vida más allá de Pablo Escobar y de los carteles de la droga. ¿Lo peor? Querer reconstruir el pensamiento de civilizaciones que ya no existen y hacerlo con la mentalidad moderna.

El abrazo de la serpiente

Sinopsis Karamakate fue en su día un poderoso chamán del Amazonas, es el último superviviente de su pueblo, y ahora vive en aislamiento voluntario en lo más profundo de la selva. Lleva años de total soledad que lo han convertido en chullachaqui, una cáscara vacía de hombre, privado de emociones y recuerdos. Pero su vida vacía da un vuelco el día en que a su remota guarida llega Evan, un etnobotánico americano en busca de la yakruna, una poderosa planta oculta, capaz de enseñar a soñar. Karamakate accede a acompañar a Evan en su búsqueda y juntos emprenden un viaje al corazón de la selva en el que el pasado, presente y futuro se confunden, y en el que el chamán irá recuperando sus recuerdos perdidos. Esos recuerdos traen consigo vestigios de una amistad traicionada y de un profundo dolor que no liberará a Karamakate hasta que no transmita por última vez su conocimiento ancestral, el cual parecía destinado a perderse para siempre.
País Colombia
Director Ciro Guerra
Guión Jacques Toulemonde, Ciro Guerra
Música Nascuy Linares
Fotografía David Gallego
Reparto Brionne Davis, Nilbio Torres, Antonio Bolívar, Jan Bijvoet, Nicolás Cancino, Yauenkü Migue, Luigi Sciamanna
Productora Coproducción Colombia-Venezuela-Argentina
Género Aventuras
Duración 125 min.
Título original El abrazo de la serpiente
Estreno 19/02/2016

Trailer

Calificación6
6

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Amor DiBó

Trabaja en el mundo editorial, y le gusta la arquitectura, viajar, el cine, la robótica-nanotecnología, hacer tortilla de patata, el té y la buena educación.

4 comments

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  1. Alejo Manu 16 febrero, 2016 at 15:07 Responder

    No estoy de acuerdo, cuando manifiesta que hay «oportunismo». Pienso que desde la llegada de los españoles hasta nuestros días, las poblaciones indígenas han sido despojadas de sus tierras y sus creencias culturales de una forma muy infame. La película lejos de ser buena o mala, trata de ser un reflejo de los recursos culturales y naturales que aún sobreviven en estar parte del mundo, ya que muchas políticas neoliberales implementadas en Colombia y el resto de » latinoamérica » están acabando con los pocos recursos que quedan ..

  2. Rodrigo 21 febrero, 2016 at 05:24 Responder

    Desafortunada reseña de una película de bajo perfil que por sus nominaciones y premios ha tomado gran visibilidad.

    La interpretación pseudomistica y la reivindicación idealista del pasado indígena de Iberoamérica no pude ser más desacertada. Aunque el tema argumental es la búsqueda de una planta, la posición racional moderna representada por los dos extranjeros (antropólogo y biólogo) le impregna a la representación de la planta un carácter conflictivo entre concepciones del mundo. Hay que recordar que ambos científicos la buscaban para catalogación. El chamán protege la planta, no por sus facultades alucinógenas, sino por su simbolismo, arraigado como conocimiento ancestral de su pueblo.

    Pueblo del que él chamán es su último representante. Y esto es de lo que adolece esta reseña, el contenido político y denunciativo de la película, el cual es transversal, y que se visibiliza en un conjunto tan disperso como la explotación cauchera, la misión jesuita en el interior de la selva, la aculturación indígena a cánones modernos, o la misma amnesia del chaman.

    Aquí no podemos hablar de una defensa idealista de las comunidades indígenas, ya que hablamos de lugares concretos con prácticas socioculturales específicas. Eso podemos verlo precisamente en la Maloka indígena al final de la película donde aparecen distintos indígenas con ropas «occidentalizadas» tomando licor. Presentar una comunidad como buena en si misma por ser diferente sería un error de contextualización, pero acaso ¿no podemos ver que los indígenas pueden ser tanto víctimas, como victimarios? El filme relata estas relaciones entre lo moderno y el ancestralismo indígena sin edulcoraciones facilonas. No hablamos de blanco y negro, hay zonas grises donde es difícil asociar a sus protagonistas a valores de maldad o bondad.

    Una escena es clara. Interpretada como crítica al denominado “objetivismo científico”. El científico alemán en un momento de confusión pierde una brújula entre juegos infantiles dentro de una comunidad indígena que lo cobija. Al percatarse, pide al líder de la comunidad indígena que le regrese el objeto. Este se niega. El chamán le dice que deje el objeto y se despreocupe. El alemán le replica diciendo que por eso es que las comunidades se pervierten. ¿Cómo interpretar esta escena? algo bastante complejo, ya que negar nuevo conocimiento a una comunidad implica otorgarle una subjetividad inferior, como si ellos no tuvieran la capacidad y necesidad de adaptarse y apropiar nuevo conocimiento, una relación paternalista que ha afectado a estas comunidades históricamente. Pero también somos conscientes de que esto destruye sus saberes ancestrales. Difícil decisión apostar por una u otra postura.

    Por lo tanto, la cuestión no es de ser benévolo con el cine emergente Latinoamericano. Hay que actuar con rigor. Dudo que sus múltiples premios hayan sido alcanzados por medio de indulgencia. Lastimosamente, esta reseña no mantiene un rigor, sino una predisposición regida por preconcepciones y lecturas ajenas al sentido del filme y al contexto sociopolítico que prevalece en un país como el colombiano.

    Así que señores visitantes, recomiendo esta película, pocas veces enfocada desde la posición indígena, apartando la experiencia del extranjero, del extraño. Llena de contenido social y político de gran relevancia, aún más en la actualidad. A su vez, retrata el amazonas como lugar vivo y habitado por multitud de seres, los cuales lo convierten en un protagonista más, separándose de esas selvas que ocultan peligros, para convertirse en territorio donde se desarrollan conflictos sociales, étnicos, religiosos y ambientales con total coherencia y una fotografía espectacular que se convierte en espectáculo visual, en función de lo que retrata en su interior.

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