El cine como arte. El manifiesto de las siete artes.

El primero que habló del cine como arte fue el italiano Ricciotto Canudo en 1914, año de la publicación de su «Manifiesto de las Siete Artes», texto que elaboró tras instalarse en París a la sombra de las vanguardias.

En él, hablaba de seis disciplinas artísticas clásicas como son la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza y la poesía. Y a todas ellas, añadió un arte relativamente nuevo que combinaba todas ellas, y en el cual además intervenía la ciencia. Éste era el cine, al que se refirió con el término de «séptimo arte».

Ricciotto Canudo

Ricciotto Canudo

La idea fue bien acogida. Las influyentes vanguardias la respaldaron, sobre todo el Futurismo, del cual Ricciotto Canudo era acérrimo seguidor.

Sin embargo, el vocablo se ha desvirtuado con el tiempo. Canudo, en su manifiesto, fue el primero en distinguir de forma clara entre arte e industria. La disciplina artística tenía claros objetivos de calidad e investigación, aspiraciones estéticas y transmisión de ideas, mientras que la comercial tenía fines puramente lucrativos. Canudo, se refería a los trabajadores implicados en esta última forma de hacer cine, como «tenderos», con un tono claramente peyorativo.

El séptimo arte, por tanto, era una síntesis total de todas las demás disciplinas artísticas, y una fusión entre estas y la ciencia, entre máquina y sentimiento.

El «Manifiesto de las Siete Artes» es un escrito de gran valor, cuyo pecado mayor es su desmedida idealización, pues además, unido a ella, se advierte una clara aversión hacia la industria.

Personalmente, como espectador y amante del cine que soy, doy más valor a aquellos que aspiran a transmitir sentimientos e ideas, a colaborar en la evolución del lenguaje cinematográfico, o a crear una obra de arte, que a aquellos que utilizan estas ideas para llegar a un fin único y absoluto que es el de obtener ingresos. Siento una enorme atracción hacia esos pequeños proyectos llevados de forma muy personal por un individuo que sencillamente desea o necesita contar algo.

El padrino

El padrino

Sin embargo, es indispensable la existencia de un fin lucrativo para la existencia de la inmensa mayoría de las películas. De lo contrario, el cine consistiría únicamente en proyectos personales de escasa difusión, y en ningún caso podríamos haber disfrutado de obras maestras como Matrix o El Padrino, películas que han tenido la habilidad de conjugar los dos ámbitos.

Así pues, el tejido industrial es imprescindible para la expansión y difusión del cine, aunque para encontrar una obra de arte en este escenario haya que bucear muy hondo y tragarse el trabajo «sin alma» de muchos profesionales del cine.

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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