El cine danés

Bandera danesa

Años 90. El cine había perdido a sus más grandes cineastas; Bergman, Welles, Hitchcock, Kubrik, Fellini… Coppola y Scorsese continuaban haciendo películas, aunque su frescura iba desapareciendo conforme avanzaba la década.

Sólo Spielberg, y unos pocos talentos procedentes del cine independiente, conseguían llenar ese gran vacío (Tarantino, los Coen, Allen).

La escasez de figuras importantes era llamativa. Sin embargo, lo realmente aterrador era la ausencia total de corrientes ideológicas en el cine, y una tendencia preocupante al artificio y a la vacuidad (que hoy continúa).

En semejante panorama surgió el movimiento más controvertido del cine de los últimos veinte años (por ser prácticamente el único). Se trataba de una apuesta radical por volver a la esencia del cine, por despojar a este de todo elemento superficial y artificioso, de recordar al mundo que lo importante es una historia y unos actores.

Con este fin, dos directores de origen danés (Lars von Trier y Thomas Vinterberg), elaboraron un manifiesto que daría inicio al movimiento DOGMA 95 (año 1995). En él, se comprometían a rodar con cámara en mano, sin la utilización de ninguna iluminación especial, música, decorados, etc.

Mads Mikkelsen en La caza

Tras siete años (en 2002), el movimiento fue dado por concluido por sus mismos fundadores. Sin embargo, el debate que suscitó entre cinéfilos, teóricos y profesionales del cine fue tremendamente estimulante. El Dogma dejó películas enormes de directores geniales, los cuales, una vez finalizado el movimiento, contaron con una mayor libertad para filmar.

Sin embargo, muchos de ellos nunca se separaron en demasía de esas características, conformando un tipo de cine realista (el que más se ha separado del realismo es el propio Von Trier), comprometido con los temas morales y el análisis del lado más oscuro del ser humano. De esta forma, Dinamarca ha dado en los últimos tiempos un cine sincero y profundo, duro y sin concesiones.

A diferencia de Hollywood, las películas procedentes del país nórdico suelen ir dirigidas a un público adulto, y al componente de entretenimiento que toda película debe llevar implícito, le añade la profundidad y el rigor que algunos tanto tiempo llevamos reclamando.

Estamos ante un cine intimista y serio mucho antes que ante un espectáculo para las masas (la escasez de medios invita a que sea así).

Mikael Persbrandt en Un mundo mejor

Lars Von Trier, Thomas Vinterberg, Susanne Bier  y Lone Scherfig dirigieron bajo el sello Dogma filmes enormes como ‘Bailar en la Oscuridad‘, ‘Celebración‘, ‘Te quiero para siempre‘ o ‘Italiano para principiantes‘ (casi todos ellos con alguna trampa, rompiendo alguna de sus reglas). En la actualidad, lideran con sus obras una bandera que es casi sinónimo de calidad cinematográfica. ‘Dogville‘, ‘La Caza‘, ‘En un mundo mejor‘, ‘An education‘ (algunas de ellas rodadas ya bajo producción norteamericana) es un buen ejemplo de su evolución.

Pero además, han surgido otros nombres relevantes como Nicolas Winding Refn (‘Drive‘), Nicolaj Arcel (‘Un asunto real‘) o Christoffer Boe (‘Reconstruction‘).

El resultado de todo esto es el llamativo contraste entre la personalidad y contundencia del cine danés, y la crisis creativa que sufre el cine mundial, y en especial el americano, quien recurre una y otra vez a fórmulas mil veces utilizadas, a soluciones manidas y engañosas que intentan contentar a todo el público, a trilogías y sagas que buscan únicamente una rentabilidad comercial. Pero en una situación así, desoladora y cada vez más extendida, tenemos un refugio, un oasis, y su nombre es Dinamarca.

Etiquetas Cine Europeo

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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