«Creo que esta historia solo se puede contar del modo que lo hace Paul McGuigan en Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, llevándonos de los sueños a la realidad, del amor inmortal a la mera resignación, de los fraudes de las grandes industrias a las pequeñas esperanzas de un teatro de barrio»
Fritz Lang dirigió dos de sus mejores películas estadounidenses con Gloria Grahame, Los sobornados (1953) y Deseos humanos (1954). Ambas se convirtieron en dignas representantes del cine negro, género pesimista que rompió todos los cánones de los productos comerciales. Películas de estas características se pudieron rodar gracias a directores, productores e intérpretes audaces que decidieron que era el momento de contar la verdad.
El cine negro fue desapareciendo en gran parte de la industria, los estudios querían levantar la moral del país y vender al resto del mundo una gran mentira: Estados Unidos iba a salvar el planeta. Mientras esto sucedía, una estrella de aquel arte crítico y profundo desterrado de las salas veía cómo su carrera, el sueño americano de una ganadora del Óscar, también moría. Gloria Grahame se enfrentaba al olvido.
Aún y todo, no debemos pasar por alto que había tenido un papel en Qué bello es vivir (Frank Capra, 1946), así que quizá Grahame conservaba algo de ese lugar mágico donde un ángel puede cambiarte la vida. Un día, alguien le ofreció una oportunidad para sentir de nuevo que es bello vivir. Fue un aspirante a actor de clase trabajadora, Peter Turner. Se enamoraron creando una poesía urbana, como las que describe el personaje de Masatoshi Nagase en Paterson (Jim Jarmusch, 2016).
Creo que la historia de Grahame y Turner solo se puede contar del modo que lo hace Paul McGuigan en Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, llevándonos de la pantalla de los sueños a la realidad, del amor inmortal a la mera resignación, de los fraudes de las grandes industrias a las pequeñas esperanzas de un teatro de barrio.
Un ángel puede cambiar a algunas personas, pero hay realidades y seres que se mantienen inmutables y que al final de la película no participan en la colecta de James Stewart. Estos últimos tienen el control del sistema. Nosotros, al igual que Grahame y Turner, el de nuestros sentimientos, el del arte crítico que nace de las emociones reales y los desenlaces imperfectos. Porque el arte, recordando la reivindicación de Salinger que encontramos en la reciente Rebelde entre el centeno (Danny Strong, 2017), surge cuando la chica y el chico no se quedan juntos al final del relato.
Sinopsis Peter Turner, un joven actor que comenzaba a conseguir algunos papeles en el Liverpool de finales de los 70, se enamoró de Gloria Grahame la primera vez que la vio. Gloria era su nueva vecina, una oscarizada diva de la que Hollywood se había olvidado. Pero ni la diferencia de edad entre ellos ni la fama impidieron el flechazo que dio lugar a una de las historias de amor más apasionadas y comentadas de la época.
País Reino Unido
Dirección Paul McGuigan
Guion Matt Greenhalgh
Música J. Ralph
Fotografía Urszula Pontikos
Reparto Annette Bening, Jamie Bell, Julie Walters, Vanessa Redgrave, Stephen Graham, Leanne Best, Kenneth Cranham
Género Drama
Duración 106 min.
Título original Film stars don’t die in Liverpool
Estreno 18/05/2018