Happy End (2017) de Michael Haneke – Crítica

Happy End

«Happy End es una cronología de la propia obra del director tan atemporal como sus manías y sus filias»

Es como una despedida. O el colofón a una vida artística. Una carta abierta de alguien que, tras años de autoanálisis, por fin ha conseguido descubrirse a sí mismo gracias al espacio catártico de la pantalla y, para agradecer al público su colaboración en este proceso, ofrece una lista de las conclusiones a las que ha llegado. No parece que Michael Haneke vaya a retirarse pronto, pero si así fuera, tampoco sería raro que lo hiciese con su peculiar idea de lo que es un Happy End.

Lo nuevo de Haneke es difícil de definir y mucho más de catalogar. Los hay atrevidos que la llaman comedia negra; hubo quien se arriesgó todavía más al intentar promocionarla como la película de Haneke sobre el drama de los refugiados, con la única justificación de que la historia se sitúe en Calais y haya una brevísima mención al asunto. Las expectativas son siempre muy altas con Michael Haneke, sobre todo después de la larga espera tras la sorprendentemente tierna Amour, y muchos estaban (estábamos) expectantes por ver su mordaz crítica a Europa, con ese estilo gélido tan hipnótico y tan suyo. Pero si ignoramos Calais y los smartphones—una actualización en su narrativa que, si bien planteada, nos hemos malacostumbrado a no considerar demasiado original—, lo que queda en Happy End es una cronología de la propia obra del director tan atemporal como sus manías y sus filias.

Happy End es una constante auto-referencia más o menos sutil a los temas que han plagado su filmografía hasta el momento: el desenmascaramiento de la clase burguesa, la violencia implícita en el statu quo, la aproximación al dolor, la candidez contra la sociopatía… Con una magnífica técnica perfeccionada a través de la insistencia, Haneke confirma que, después de todos estos años, mantiene la búsqueda de la mejor versión de sí mismo, aunque en esta ocasión haya pecado de acomodarse en su correctísima forma. Incluso la siempre maravillosa Isabelle Huppert parece simplemente la estrella invitada a este programa que repasa lo mejor del director, dando vueltas sobre un mismo eje (o, para complicarlo más, sobre múltiples ejes demasiado condensados). La tentación es, por tanto, la de percibir Happy End con una distorsionada literalidad al referirla como «la última película de Michael Haneke». Puede ser que estemos presenciando una evolución hacia un contenido mucho más íntimo, como se intuía en su anterior película; puede ser también que, en esta ocasión, esa mirada hacia el interior haya sido demasiado drástica y el resultado parezca un largo epitafio a una vida artística.

O, tal vez, hablar del final no implica necesariamente ser el final, sino definirlo como un límite posterior a un nacimiento y un desarrollo. El límite no es la muerte, y esto es una obviedad de la propia vida: tras un único nacimiento experimentamos múltiples finales antes del definitivo. Por eso en la evolución se entierran versiones anteriores del yo. Lo hace el artista cuando rebusca entre sus ideas para determinar hasta dónde ha sido capaz de llegar, y hacia dónde puede dirigirse desde ahí; lo hacemos, en realidad, cualquiera de nosotros cuando se hace necesario un cambio. El anciano patriarca de Happy End, Georges—personaje que Haneke ya nos había presentado—es uno de los ejemplos de cómo un flujo estancado en la decadencia debe, de alguna forma, asomarse a la muerte para comprender la necesidad de su final.

Dándole una vuelta más profunda a esta cuestión, puede que en el fondo el final feliz de Haneke sí que tenga esa desoladora visión de Europa que se nos prometía al principio.


Sinopsis La película gira en torno a una familia burguesa que posee una empresa en Calais, al lado de los campamentos donde viven miles de refugiados.
País Austria
Dirección Michael Haneke
Guion Michael Haneke
Fotografía Christian Berger
Reparto Isabelle Huppert, Jean-Louis Trintignant, Mathieu Kassovitz, Fantine Harduin, Toby Jones, Franz Rogowski, Laura Verlinden, Aurélia Petit, Hille Perl, Hassam Ghancy, Nabiha Akkari, Joud Geistlich, Philippe du Janerand, Dominique Besnehard, Bruno Tuchszer
Género Drama
Duración 110 min.
Título original Happy End
Estreno 20/07/2018

Calificación7
7

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