Jurado del Festival de Locarno y ‘Personal Shopper’, de Olivier Assayas

Festival de Locarno

Se aproxima el comienzo del Festival de Locarno y leopardos brillantes aparecen por sus salas. Premios sin dueño ávidos por encontrar su película. Decisiones que deberán ser tomadas por las veintiuna personalidades del panorama cinematográfico que componen los cinco jurados del festival. Desde la sección oficial, el Concorso Internazionale, presidido por el cineasta francés Olivier Assayas hasta la nueva competencia en la sección Signs of Life. Un grupo ecléctico de referencias donde destacan el realizador portugués Miguel Gomes, la actriz austriaca Birgit Minichmayr o el director argentino Matías Piñeiro. Asimismo, la intérprete española Verónica Echegui formará parte del jurado del Pardi di domani. Una responsabilidad para elegir los filmes que queden escritos en la historia del festival. Pronto los leopardos dejarán de estar solos.

Los jurados de la septuagésima edición del Festival de Locarno son:

CONCORSO INTERNAZIONALE

  • Presidente del jurado: Olivier Assayas, Cineasta (Francia)
  • Miguel Gomes, Cineasta (Portugal)
  • Christos Konstantakopoulus, Productor (Grecia)
  • Jean-Stéphane Bron, Cineasta (Suiza)
  • Birgit Minichmayr, Actriz(Austria)

CONCORSO CINEASTI DEL PRESENTE

  • Presidente del jurado: Yousry Nasrallah, Cineasta (Egipto)
  • Matías Piñeiro, Cineasta (Argentina)
  • Paola Turci, Cantante (Italia)
  • Katrin Pors, Productora (Dinamarca)
  • Johanna ter Steege, Actriz (Países Bajos)

SIGNS OF LIFE

  • Chris Fujiwara, Crítico y programador (Japón)
  • Jordan Cronk, Crítico y programador (Estados Unidos)
  • Maria Bonsanti, Programadora (Italia)

PARDI DI DOMANI

  • Presidenta del jurado: Sabine Azéma, Actriz (Francia)
  • John Canciani, Director artístico (Suiza)
  • Yuri Ancarani, Cineasta(Italia)
  • Verónica Echegui, Actriz (España)
  • Kristijonas Vildžiūnas, Cineasta (Lituania)

FIRST FEATURE

  • Clarence Tsui, Crítico y programador (Hong Kong)
  • Birgit Kohler, Crítica (Alemania)
  • Diego Batlle, Periodista (Argentina)

El jurado del Concorso Internazionale estará presidido por Olivier Assayas. Posición que deberá entregar el Leopardo de Oro a la mejor película del festival. Por ello, resulta interesante entender las inquietudes del cineasta en su último proyecto: Personal Shopper (2016). Obra que busca interiorizar los tiempos contemporáneos en los convencionalismos narrativos, captando un retrato honesto de las comunicaciones actuales. Interés palpitante por trasladar las nuevas ideas de la cotidianeidad a la pantalla. Con esta visión personal, será atrayente ver qué película conquista a Assayas, dilucidándose si seguirá la senda de Personal Shopper.


‘PERSONAL SHOPPER’ (2016), DE OLIVIER ASSAYAS

Personal Shopper

Maureen se acerca a una verja cerrada con un candado. En sus manos se vislumbra una llave y está decidida a utilizarla. En su experiencia como médium, ha aprendido que una puerta apenas entreabierta puede ser una vía hacia otra dimensión. No obstante, esta vez abrirá su propio camino. Pues desde el primer paso en la casa habitada por espíritus hacia donde se dirigía, reformulará los cuentos góticos tradicionales. Porque Personal Shopper es una obra contemporánea, la necesidad urgente de Olivier Assayas por conectar nuestros tiempos con el cine. En los últimos años, los avances tecnológicos han supuesto un progreso indudable en la técnica cinematográfica, mas su inclusión orgánica en la narrativa es un recorrido en continua exploración. Cada vez son más los directores que intentan descifrar nuestra realidad y plasmar imágenes nunca antes vistas. Hay películas recientes como El auge del humano (2016) de Teddy Williams, ganadora del Concorso Cineasti del Presente en Locarno 2016, con su insólita y brillante concepción de la globalización o La idea de un lago (2016), de la también argentina Milagros Mumenthaler, con la sensible erosión entre la memoria y los recuerdos digitales que están expandiendo nuestro horizonte vertiginosamente. Una carrera por dejar una impresión de nuestra sociedad actual en el cine en la que el Assayas ansiaba por sumarse. Atrevimiento galardonado en Cannes 2016 con el Premio al Mejor Director ex aqueo con Cristian Mungiu por Los exámenes (2016). Pues la notable Personal Shopper es una experiencia sensorial sobre la espiritualidad moderna, una resurrección de los cuentos de fantasmas para incidir en la alineación vigente. Ya no hace falta buscar la polvorienta cerradura de una mansión encantada para comunicarse con otro mundo, únicamente desbloquear nuestro móvil.

Durante varias noches, la joven Maureen aguardará alguna señal sobrenatural en esa tétrica residencia. Allí vivía un ser querido fallecido recientemente, dejando la promesa en el aire de volver a contactar con ella. Ambos creyentes de la existencia de los portales al mundo espiritual. Por esta razón, Maureen se ha mudado a París, de la cual no reconoce ni las calles ni su luz. En esa desubicación personal, sus jornadas se completan trabajando como personal shopper para una celebridad. Un oficio donde prima la superficialidad y la atracción hacia lo material. De esta manera, con dos escenarios definidos por la noche y el día, el director y guionista Olivier Assayas analiza paralelamente la comunicación en nuestros días con seres invisibles. Entre ruidos y sombras, Maureen cree fervientemente en que su pariente le enviará una señal. Un universo brumoso en contraposición a los espejos y los deslumbrantes vestidos. Para presentar la esencia de su profesión, Assayas muestra a la estadounidense agarrando con fuerza una joya. La seguridad y el deseo por lo tangible. Una zona de confort que será un oasis dentro del filme. Pues el elemento más destacado de Personal Shopper es su poder de sugestión, la traslación de sensaciones detrás de la pantalla. Si bien durante la mayoría del metraje, Maureen vaga por su incierta existencia sola, en todo momento se perciben más presencias. Entre las facultades paranormales de Victor Hugo, Hilma af Klint y una it-girl, Assayas ironiza sobre las mutaciones de los fenómenos extrasensoriales. Al final, Maureen comprende el mundo donde vive al asestar que sólo va dejando mensajes. Y puede que el escepticismo frente a los remotos cuentos góticos nos ciegue ante los nuevos fantasmas: los espíritus digitales.

Sentados en un tren, giramos la cabeza. Sobre cada uno de los asientos resplandece la intensa luz de los dispositivos móviles. Porque si el sol marcaba las dos dimensiones de Personal Shopper, el halo de las pantallas los fusiona con el presente. Una atmósfera natural para la protagonista de la cinta, interpretada admirablemente por Kristen Stewart. Sin rescindir de sus habituales tics, se observan una confianza y fuerza magnéticas en un papel hecho a su medida. La mejor actuación de su ya dilatada carrera debido al vínculo millennial con Maureen. A través de unos misteriosos mensajes de texto, le empiezan a surgir las dudas sobre si serán las prometidas señales de su difunto familiar. Una aplicación que conquistará la narrativa de la película para rozar múltiples géneros. Pasando del fantástico al thriller, el realizador francés explorará la conexión entre las redes de comunicación y el arte de crear. Aparte de una fascinante renovación de un movimiento de cámara en Frenesí (1972) de Alfred Hitchcock, el acercamiento a la intriga se eleva gracias a la nueva tecnología. Pese a ser un misterio insulso, la ejecución del mismo es sumamente ingeniosa. Con la conexión inalámbrica como desencadenante, la llegada intermitente de mensajes anónimos al dispositivo marca la tensión del relato. Recibiendo mediante una notificación el verdadero poso del filme: el luto digital. Para la generación de Kristen Stewart, la comunicación por mensajes de texto es una necesidad vital. Pueden hablar con quien quieran desde cualquier lugar del mundo y al instante. Conversaciones almacenadas en la memoria que pueden ser finalizadas sin aviso. Ya sea en un perfil de redes sociales o en una bandeja de correos, allí se pueden encontrar los espíritus que buscábamos anteriormente en las casas encantadas. Una puerta al terror mucho más cercana. Pues Personal Shopper nos arrastra junto a Maureen a decidir si creemos en la existencia del alma después de la muerte. Profunda cuestión cerrada en un bello y simple final. Porque ahora los muertos nos vigilan más fácilmente. Toca desprenderse de la llave y reformular el dogma de Maureen. Un dispositivo apenas conectado puede ser una vía hacia otra dimensión.

Personal Shopper

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Carlos Chaparro

Estudió Comunicación Audiovisual, permitiéndole trabajar en su pasión: el cine. Un amor incondicional que nació al descubrir a Patricia y Michel paseando por los Campos Elíseos.

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