Locarno 2017 – Día 8

En 1991, se presentaba en el festival de Locarno la ópera prima de un cineasta emergente: Todd Haynes. Inspirado en novelas de Jean Genet, se iniciaba bajo el cine experimental el New Queer Cinema. Una película radical con varias historias que se ha proyectado hoy en el festival con motivo del 70 aniversario y su Pardo d’onore Manor. Sesión introducida por un emocionado Haynes que recordaba a las personas de su equipo que murieron por el sida. Sentimientos que se han trasladado a la presentación de su nueva película: Wonderstruck. Otra adaptación, esta vez de Brian Selznick, y su primera incursión en el cine infantil. Una carta de amor a la ciudad de Nueva York en forma de diorama y poesía sobre la pérdida (auditiva y de nuestros seres). Pues es maravilloso saber que Wonderstruck va a iniciar a niños en todo lo que hay que creer. En el filme hay cine mudo, fotografía en blanco y negro, música de David Bowie y pasión por los museos. Unos valores que han desparecido en las otras cintas de la jornada: una extravagancia insufrible titulada 9 Doigts, un durísimo documental sobre la muerte de una enferma de Alzheimer en Mrs. Fang y una pesadilla sobre un desierto simbolizando la violencia machista en The Song of Scorpions. Menos mal que ha llegado Haynes y nos ha resguardado en su museo donde sentimos calidez. En el octavo día de Locarno no salimos de Wonderstruck. Un lugar seguro para el alma.


‘WONDERSTRUCK’ (2017), DE TODD HAYNES –

HISTOIRE(S) DU CINÉMA: PARDO D’ONORE MANOR TODD HAYNES

Antes de la existencia de los museos, coleccionistas guardaban incontables objetos y hallazgos en los cuartos de maravillas. Debían elegir qué curiosidades recoger para hacer de ese lugar un espacio mágico y personal. Un trabajo como conservadores de exposiciones que inconscientemente cada uno de nosotros realizamos. Seleccionamos y guardamos objetos (y memorias) que nos definen para no olvidar. Vital cometido que Todd Haynes ha realizado en la maravillosa Wonderstruck. Después de una de las cimas de su cine como es la excelente Carol (2015), decidió probar con el cine infantil adaptando la novela homónima de Brian Selznick, también autor de “La invención de Hugo Cabret” llevada a la gran pantalla por Scorsese. En este libro, se sigue paralelamente la vida de dos niños en dos épocas distintas. Por un lado, la de una niña sorda en la Nueva York de 1927 y, por otro, la de un chico de doce años que acaba de sufrir la muerte de su madre en las nieves de Minnesota en 1977. Con cincuenta años de diferencia, el relato comenzará con la fascinación de ambos por las estrellas. Él es un apasionado de la astronomía, mientras que ella admira a una de las celebridades de Hollywood en esos momentos. Porque Selznick escogió con mimo las dos localizaciones y su tiempo, pudiendo así escribir una oda a la curiosidad. Bajo la mirada de Haynes, las aventuras de Rose, descubriendo a una excepcional joven actriz llamada Millicent Simmonds, se han filmado como cine mudo. Gracias a la elegante fotografía de Ed Lachman y una conmovedora banda sonora de Carter Burwell, se revive un cine que ya es difícil encontrar en la gran pantalla. Pues esta deliciosa mitad del filme es una rareza dentro de las películas actuales para niños. Un aspecto que comparte honor junto a los demás valores del director estadounidense. Es maravilloso saber que Wonderstruck va a iniciar a jóvenes en todo lo que hay que creer. En el filme hay cine mudo, fotografía en blanco y negro, música de David Bowie y pasión por los museos. Un conjunto inmejorable. No obstante, es cierto que el montaje del primer acto es confuso y deja al espectador desorientado. Pero cuando pasa la introducción, los dos relatos encajan a la perfección y va creciendo la emotividad hasta llegar al que posiblemente sea el final más bello del año. Una conclusión en la que se ha preparado el terreno conociendo a los dos niños y sus respectivas pérdidas: auditiva y de sus seres queridos. Vacíos que se irán llenando mediante la normalización de la sordera y la amistad para sanar la soledad. Luces que llegan a sus vidas en un escenario asombroso, ya que en palabras de Haynes: “Wonderstruck es una carta de amor a la ciudad de Nueva York”. Entre sus rascacielos, iremos descubriendo los objetos que guardan Rose y Ben para sentir afecto. Pero más importante aún, su poesía irá destapando los nuestros. No hay duda de que Wonderstruck estará en nuestro cuarto de maravillas.


‘9 DOIGTS’ (2017), DE F.J. OSSANG – CONCORSO INTERNAZIONALE

Tras quitarle el dinero a un moribundo, Maglorie es perseguido por una banda de gánsteres. Huye sin pasado ni futuro, pues corre en una noche infinita. Una sensación que el director F.J. Ossang logra transmitir en 9 Doigts (9 Fingers), ya que la película es insoportable. Un estilizado ejercicio onanista. Mediante una preciosista fotografía en blanco y negro, cuando los asesinos logran atrapar al fugitivo se embarcan en un viaje a la nada. Al subir a un carguero, el veneno empieza a contagiar al aire y las muertes se suceden sin explicación. No obstante, lo que puede parecer una premisa original resulta un reducto de tedio. El guión de 9 Doigts, escrito por el propio director, es la cima de la vacuidad. El célebre reparto encabezado por Paul Hamy no para de divagar sobre la revolución y su destino en conversaciones insufribles. Porque el mundo extravagante de Ossang encuentra en el fantasmagórico e inmenso océano el escenario perfecto para desplegar todo su imaginario. Uno del que como el protagonista, nosotros también huimos vertiginosamente.


‘MRS. FANG’ (2017), DE BING WANG – CONCORSO INTERNAZIONALE

En 2015, el director chino Wang Bing grabó a una agricultora llamada Fang Xiuying. Desde hace ocho años, ha sufrido de la enfermedad de Alzheimer. En este instante, los síntomas estaban muy avanzados, pero todavía podía seguir con su vida. No obstante, el documental Mrs. Fang retrata su sufrimiento un año después. Su estancia en el hospital no ha causado efecto y vuelve a su hogar para morir rodeada de su familia. Últimos diez días que el cineasta graba en una de las obras más dolorosas que recuerdo. Pues la película sobrepasa algunos valores éticos y únicamente consigue destrozarnos. Conociendo la maestría del Bing para el documental, en este caso hace desaparecer su cámara en la habitación donde aguarda Fang. En la hora y media que dura la película, los primeros planos de su rostro sólo se interrumpen para mostrar la vida pesquera de su familia. Pero el intento por integrar una radiografía de los pueblos chinos y la situación lastimosa del país es insuficiente. No hay manera de dejar de pensar en el propósito y la ética de filmar a una persona que se va a morir. La protagonista no controla sus capacidades motoras. No puede comer ni hablar ni moverse. Un hecho que hace insoportable su visionado. Pese a que el director agradece a la familia poder convertir esos momentos de dolor  en una película, cabe preguntarse lo que opinaría esa persona sin consciencia. Porque su muerte va a ser visionada por miles de personas sin una razón que justifique una experiencia tan desgarradora. Cuando quedan pocas horas para fallecer, el cineasta decide dejar de realizar primeros planos fijándose en la pared. Una decisión que se enmarca en el respeto a Fang, pero insuficiente al haber registrado el sufrimiento días antes. Porque resulta complicado asimilar que vas a entrar a una sala de cine, con todas sus esperanzadoras posibilidades, para ver morir a alguien. Una experiencia que no le deseo a nadie.


‘THE SONG OF SCORPIONS’ (2017), DE ANUP SINGH – PIAZZA GRANDE

Cuenta la leyenda que cuando un escorpión te pica en el desierto de Thar, en veinticuatro horas mueres. Pues su veneno te apresa y crea una melodía febril dentro de ti. Maldición letal que sólo puede ser curada leyendo la armonía en el pulso de la víctima y cantando una canción sanadora. Esperanza a través de la música que la joven Nooran otorga a los que sufren de esta mala suerte. Pues el arte es un valor ancestral y este le es enseñado por su abuela. Una sabiduría junto a la cual la protagonista ha crecido, convirtiéndola en un oasis de independencia y fortaleza en un territorio dañino. Porque The Song of Scorpions del hindú Anup Singh trata sobre la violencia machista en el mundo. Para ello, coloca en un metafórico desierto a una mujer. Una aridez suministrada a los humanos. Pues todo el relato gira en torno al acoso y cómo se puede devolver esa crueldad. En el caso de Nooran, un comerciante de camellos interpretado por la estrella asiática Irrfan Khan se obsesiona con ella. Como si su alrededor le presionase para estar acompañado, seguirá a la joven hasta que se rinda para estar con él. Como una pesadilla, la película irá mostrando hasta donde llegan los hombres para conseguir a una mujer. Dureza narrativa que no consigue atrapar al espectador más allá de las espléndidas localizaciones y la música original. Pues desde el horror que desprenden los personajes de The Song of Scorpions se intenta con buenas intenciones denunciar esta causa, mas la deriva del filme inhabilita su mensaje. En su segunda parte, el personaje caracterizado por la actriz iraní Golshifteh Farahani deberá responder al maltrato que ha sufrido. Sin embargo, el poder de la música se canjea por más violencia. Devolver todavía más fuerte y con carácter vengativo los golpes recibidos. Porque el veneno del escorpión nos ha picado y buscamos a alguien que nos pueda cantar la canción que nos salve. Pero no hay nadie. El desierto no tiene cura.

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Carlos Chaparro

Estudió Comunicación Audiovisual, permitiéndole trabajar en su pasión: el cine. Un amor incondicional que nació al descubrir a Patricia y Michel paseando por los Campos Elíseos.

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