San Sebastián Día 5: El niño y la bestia, El apóstata…

22 de septiembre. La única cinta de animación candidata a la Concha de Oro se llama ‘Bakemono no Ko‘ (El niño y la bestia), y como bien habréis deducido por su título proviene de Japón. Se trata de la esmerada fábula de un niño que se adentra en un mundo oculto habitado por bestias; eso sí, de características muy humanas. Es ahí, en ese universo paralelo, donde el muchacho crecerá física y espiritualmente hasta convertirse en un hombre. Cine familiar, bienintencionado y muy entretenido, repleto de muchos de los tics que acompañan al anime (¿por qué hay una cantidad sonrojante de films de animación japonesa donde acontece una batalla física entre dos tipos de energías contrarias?).

La nueva película de Mamoru Hosoda, cuya película más reconocida es ‘La chica que saltaba a través del tiempo‘ (Toki wo Kakeru Shôjo), es indiscutiblemente predecible y tópica, pero también posee la intangible cualidad del encanto, de la ternura bien administrada, y de cierta dosis de inteligencia.

El niño y la bestia

La misma inteligencia que demuestra una de las sorpresas más gratificantes de lo que llevamos de festival: ‘El apóstata‘, película del uruguayo Federico Veiroj, quien toma el proceso de apostasía de un joven (renuncia a la fe, católica en este caso, y  a cualquier vinculación con ella), para hacer un alegato en contra de todos aquellos poderes que ejercen una presión paralizante sobre nuestra capacidad para decidir. Su corta duración, su pequeño presupuesto, su escaso argumento, no dan como resultado una película intrascendente.

Además, y esta es una de sus mayores virtudes, ‘El apóstata‘ no permite que aquello que le indigna, y a lo cual critica, convierta su historia en un panfleto rabioso y cruel (véase ‘Camino‘, por ejemplo). Todo lo contrario, la película es dulce y divertida.

El apostata

El rey de la habana‘, por su parte, consigue mantener la atención del espectador a base de sexo y miseria, arrancándonos incluso alguna sonrisa a partir de situaciones que no tienen gracia, la mayoría de ellas trágicas. Hasta aquí, nada que reprochar, pues simepre podremos alegar eso de «la mejor manera de afrontar un problema es con humor». Lo que no entiendo, y no me gusta, es que Agustí Villaronga nos empuje a reír en estas situaciones y luego nos intente agarrar la garganta y asfixiar con otras.

El rey de la habana

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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