Alien Covenant (2017), de Ridley Scott – Crítica

«Si te gusta la ciencia ficción disparatada y el cine de terror gore, probablemente disfrutarás de Alien Covenant. Tiene extraterrestres de distintos tamaños, homenajes a H.R. Giger, galones de sangre y un buen número de homicidios»

Para quién no lo recuerde, la trama de Prometheus venía a ser esta: un grupo de idiotas viajan miles de años luz para hacer “algo” que no saben qué es. Al llegar al destino, descubren una nave alienígena y, como son idiotas, empiezan a cargarse todo lo que encuentran. Esto incluye abrir contenedores que llevan miles de años cerrados y una escena gloriosa en la que meten una cabeza en un microondas. Los personajes ni siquiera son coherentes en su estupidez. Por ejemplo, sale un tipo que tiene un miedo terrible de un par de cadáveres alienígenas pero que, minutos después, decide amistarse con una cobra espacial de apariencia claramente peligrosa. Charlize Theron es mala, pero luego no, pero luego sí. Guy Pearce sale con maquillaje de viejo de Muchachada Nui. Idris Elba se suicida porque le apetece. Michael Fassbender hace cosas. También aparece una amplia colección de disparatados monstruos de distintos colores y sabores. Mi favorito es un chipirón de treinta metros. Se lo saca una chica del vientre, a pesar del inconveniente de que la máquina médica de la nave ha sido construida por un ingeniero un tanto machista y sólo puede operar a gente con pene. Al final todo el mundo muere excepto dos personas, que, aunque antes se llevaban mal, deciden hacerse amiguitos y se van juntitos al espacio sideral a vivir más aventuras. Porque son idiotas.

Lo sé. No es una forma muy seria de empezar una crítica de cine. Pero es que este principio tan vehemente tiene un sentido. Intento expresar que, llegados a este punto, hay una pregunta evidente: ¿cómo demontres haces una secuela de eso? La respuesta es simple: no lo han hecho. Lo que han hecho es la misma película otra vez pero, eso sí, intentando que, en esta ocasión, la cosa tenga algún sentido.

Alien Covenant añade lo que, según la gente con corbata de Hollywood, le faltaba a la anterior entrega: acción, violencia y, por supuesto, aliens. También tiene un guión que si bien no es brillante (en absoluto), sí cumple las expectativas mínimas de un relato con introducción, nudo y desenlace. Ni que decir tiene que no hace falta haber visto el filme previo para entender este.

Los personajes siguen cometiendo errores catastróficos, claro, pero es que esto es cine de género. Es un cliché perfectamente aceptable que se busquen motivos para separar al grupo y poder asesinar a los seres humanos de uno en uno. Al menos en esta ocasión se justifican un poco más las malas decisiones de la tripulación, las muertes no parecen totalmente gratuitas y el diálogo no está completamente impostado. Entiendo la cadena de acontecimientos y las motivaciones de la mayor parte de los personajes, aunque no queda muy claro por qué David hace lo que hace. También se intenta añadir cierta capa intelectual a lo que no deja de ser una peliculilla de monstruos, con ideas un tanto Nietzscheanas sobre “la destrucción del creador”.

Hay algo que, a estas alturas, debe quedar bien claro: Prometheus era un desastre absoluto, de principio a fin. Y no, no trataba de las grandes preguntas de la humanidad, como hacía creer su publicidad. No trataba de nada en absoluto. Ni siquiera era una película de terror entretenida. Se limitaba a encadenar una serie de secuencias, a cual más ridícula, para rellenar dos horas de metraje y así poder venderse en salas de cine. Una de las máximas expresiones del cine–estafa.

Con semejante precedente no era difícil hacerlo mejor. Tampoco es que Alien Covenant sea perfecta. El defecto más evidente que notarán los espectadores es que resulta poco original en su planteamiento. Además, tarda bastante en arrancar y termina dos veces.

Visualmente, me ha parecido un tanto decepcionante. Ridley Scott sigue rodando bien, pero no hay encuadres ingeniosos y el uso del color se limita al “azul oscuro” durante buena parte del metraje. Por ejemplo, hay varias escenas situadas en nada menos que las ruinas de una civilización alienígena y, sin embargo, las imágenes que se ofrecen son un tanto rutinarias, poco evocadoras. El mejor plano de toda la película es un homenaje a La isla de los muertos de Böcklin.

Además, los efectos especiales no son todo lo buenos que se esperan de una producción de estas características. Hay mucho debate en internet sobre si los efectos llamados “prácticos” son mejores o no que las imágenes generadas por ordenador pero me parece un hecho innegable que el xenomorpho digital de esta película deja mucho que desear, sobre todo si lo comparamos con los elegantes monstruos robóticos de Stan Winston.

Pero todas esas cosas no dejan de ser detalles sin mucha importancia. Si te gusta la ciencia ficción disparatada y el cine de terror gore, probablemente disfrutarás de Alien Covenant. Tiene extraterrestres de distintos tamaños, homenajes a H.R. Giger, galones de sangre y un buen número de homicidios.

Es todo cuánto puedo decir.

Sinopsis Rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia, la tripulación de la nave colonial Covenant descubre lo que creen que es un paraíso inexplorado, pero resulta tratarse de un mundo oscuro y hostil cuyo único habitante es un sintético llamado David, superviviente de la malograda expedición de Prometheus.
País Estados Unidos
Director Ridley Scott
Guion John Logan, Dante Harper
Música Jed Kurzel
Fotografía Dariusz Wolski
Reparto Katherine Waterston, Michael Fassbender, Demián Bichir, Danny McBride, Noomi Rapace, Billy Crudup, Carmen Ejogo, Jussie Smollett, Amy Seimetz, Callie Hernandez, Benjamin Rigby, Alexander England, James Franco
Género Ciencia ficción
Duración 123 min.
Título original Alien Covenant
Estreno 12/05/2017

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Calificación5.5
5.5

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Enrique Dueñas

Enrique Dueñas , escritor y guionista, aficionado al género fantástico y la tarta de queso.

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