Amanece en Edimburgo

Amanece en Edimburgo

«No importa lo que pase, todos los días sale el sol». Este mensaje, que podemos encontrar en algunos carteles promocionales, resume a la perfección la esencia de Amanece en Edimburgo. Un musical que utiliza las canciones de la exitosa banda escocesa de los años 80 The Proclaimers, para narrar una historia de tres relaciones amorosas que giran entorno a una misma familia.

Tras una introducción que lleva al espectador a creer que está sentado frente a un drama bélico (soldados metidos en camiones, planos cerrados, y el estallido de una bomba), el director nos transporta a la majestuosa ciudad de Edimburgo con un amanecer resplandeciente capaz de borrar todas las desoladoras marcas de la guerra. A partir de ahí, todos los elementos del film acompañan esa tónica optimista.

A lo largo de la película, las tres tramas nos plantean situaciones difíciles en las que siempre hay una luz al final del túnel. Aparecen temas tan cotidianos como la culpabilidad por un error del pasado, la incertidumbre de no encontrar nuestro sitio en el mundo o el eterno conflicto de elegir entre trabajo o amor.

Y todo ese hilo narrativo se desarrolla bajo el ritmo que marca la batuta de los éxitos de The Proclaimers como «Im on My Way», «It’s Over and Done With», «Lets Get Married» o «I’m Gonna Be (500 Miles)» que se sucenden continuamente a lo largo de la trama contagiando su alegría al público. Si bien el argumento puede definirse como «una comedia romántica más», es a través de las piezas musicales y sus animadas coreografías donde reside el verdadero espíritu que dibujará una sonrisa en todos los asistentes de la sala.

Amanece en Edimburgo

Mención aparte merecen las interpretaciones de los actores principales, en especial John MacKay y Freya Mavor, quienes no sólo están de sobresaliente en la encarnación de sus respectivos personajes, sino que además lo están en la interpretación vocal. Viendo algunos musicales en los que grandes figuras del cine ensombrecen su actuación debido a su poco talento a la hora de cantar (véase el caso de Russel Crowe en Los Miserables), es de agradecer ver cómo también hay casos en los que los intérpretes sí son capaces de estar a la altura de lo que la música y el cine les exigen. Un aplauso para ellos.

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Calificación7
7

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Javier Fuentes

Licenciado en Comunicación Audiovisual y especializado en comunicación para Internet y Nuevos Medios. Actualmente realiza servicios freelance de producción de vídeo, community management, desarrollo web y gestión de contenidos multimedia.

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