Segundo capítulo de la excelente miniserie «Black Mirror», «15 Million Merits» nos traslada hasta un hipotético futuro en el que los humanos pasan sus vidas pedaleando sobre una bicicleta estática, ejercicio con el cual consiguen energía para la sociedad y puntos (llamados «merits») para ellos mismos.
La gente obesa no sirve y desempeña funciones de limpieza, las cuales están consideradas como humillantes, y así se lo hacen saber a quienes las desempeñan. Por último, está la élite, aquellos que han quedado liberados de la bicicleta y forman parte de ese mundo del espectáculo que inunda todas esas pantallas que forran cada una de las paredes.
Es esta una sociedad deshumanizada, donde nada es real, pues toda experiencia se vive a través de la televisión. Esta nos distrae de una realidad artificial y vacía.
En medio de este panorama se encuentra nuestro protagonista, que al conocer a una chica, comienza a desear vivir, experimentar algo que no esté encerrado al otro lado de ese oscuro espejo que emite imágenes que no son sino reflejo de esa sociedad, que no está tan lejos de la nuestra (de ahí el título de la miniserie «Black Mirror»).
El punto de partida puede resultarnos familiar, pero puedo asegurar que su transcurso no lo es. La historia va in crescendo en interés y fuerza dramática, en crítica y «mala baba», para caer un poco durante el desenlace.
Visualmente es sobresaliente, colorista, y original. Esta en mi opinión, un poco por encima de «The National Anthem», el primer capítulo de la serie.