Blue Ruin

blue ruin

Después de ver la película y de camino hacia la calle, en los pasillos del Renoir de Plaza de España, escuché como algunos decían: “¡Un peliculón!”.
Por otro lado, en la ficha publicitaria que nos entregaron antes del pase, se lee:
“Increíblemente inteligente” Twitch
“Una pieza de pulp noir delicada, y fascinantemente tensa” Film Comment
“Misteriosamente cómica” Indiewire

Vamos a demostrar en este rato, por qué los comentarios anteriores son incorrectos, inapropiados, e inciertos. Y por el mismo precio, por qué es conveniente sospechar de aquellos que utilizan con frecuencia los anglicismos, y los adverbios acabados en “mente”.

Si tomamos como referencia el orden cronológico de acontecimientos, lo primero que llama la atención es la pausa y tranquilidad en la aparición de los diálogos. En los primeros 15-20 minutos todo se nos enseña, todo es visual. Por mala fortuna, o quizá por temor a seguir por este camino, este detalle no le sirvió al guionista para caer en la cuenta, de que si podía seguir contando la historia con imágenes y sin necesidad de hacer hablar a nadie, debió haber elegido esta opción. Cuando los personajes hablan, generalmente cuentan poco, y en vez de aportar, pretenden sólo jugar al despiste y a la intriga mal traída.
Transcribo libremente un ejemplo de lo que se repite a lo largo de toda la película: El protagonista habla con su hermana (relación que por cierto, no queda aclarada hasta mucho más adelante) en una cafetería, y dicen cosas como:

Él:
Sabes que aquello no fue por Phil.

Ella (sin dejarle terminar):
No digas eso. Sabes que yo entonces no podía.

Él:
Ya, pero había hablado con John.

Cuando se cuenta algo en previsión de lo que va a suceder, o se repite la información, o se explica algo injustificable para la historia, entonces el director está tomando por tontos a los espectadores –algo en lo que por otro lado, puede que no esté tan en desacuerdo-. La primera vez que pasa esto, es en el momento en el que hablan estos dos hermanos de los papeles del coche de él, y que vendrán fatalmente unidos a la dirección de la casa, a la que los malvados van a ir a buscarles.

Otro ejemplo similar aparece en la secuencia final en la cabaña. Y lo traigo en este punto, porque yo sí necesito un apoyo para indicar el “efecto caricatura” de alguno de los personajes, a los que por cierto, apenas se les ha visto en toda la película. Hablo en concreto de la imagen desencajada, mal maquillada, vestida como un camionero, y con los pelos sobre la cara, de la hija de uno de los difuntos. Personaje extremadamente violento, y que se comporta como una salvaje con todo el mundo, menos con la madre, cuya voz parece ser la única que le calma y atempera los nervios.

La segunda vez que el director se burla de nosotros, es en el momento crucial, en el que se explica todo. Uno de los malos está de rehén incorporado dentro del capó, y con las piernas entumecidas (el protagonista, aun estando en peligro de muerte inminente por ballesta, ha tenido unas horas antes la audacia de secuestrarle y llevárselo de prisionero), este chico pendenciero digo, está explicando los porqués de la historia, y quién fue realmente el que mató a quién, y por qué, y qué determinó que su familia actuara de aquella manera.
Lo que se cuenta en esa escena no es creíble ni para el guión, ni para el que lo está viendo, ni para la chica de las palomitas, ni para el barquero del Retiro. Un intento por salvar aquello como sea, porque sabe que está acorralado –el director, no el rehén-.

Algunos personajes aparecen de la nada, y sin noticia previa de ellos (el amigo experto en armas). Otros desaparecen y no se vuelve a saber nada de ellos, salvo una mención urgente y de pasada (la hermana).
Tampoco los años y las fechas de la historia no quedan claros -1993, 1999, y ¿la actualidad?-, y esto de no dejarlo claro, le concede al guión el beneficio de la duda, porque en caso de quedar confirmada que la historia se contara en el año 2013, quedaría anulada la motivación principal del protagonista, y por lo tanto la película entera.

En otro orden de cosas, es aconsejable saber qué es eso de la coherencia. Si alguien libremente decide imponerse una forma escrupulosa e hiperrealista de contar, quedas muy mal si te haces trampa a ti mismo, y lo aplicas cuando te conviene.
Si has decidido que se vea cómo el protagonista le abre las tripas a un pez; cómo se ha desmotando la batería del coche para evitar los efectos del ambiente marino; si eliges que salte la sangre sobre el espectador cuando una navaja se clava en la sien de otro, o cuando alguien se corta la palma de la mano con la misma navaja, o cuando una flecha se clava en la pierna y hay que sacarla; si has decidido que también se vea vomitar copiosamente y sin restricciones… después quedas mal si por ejemplo, no permites que todas estas acciones conlleven sus respectivas convalecencias. La historia debe continuar se dirá, cierto, pero si todo esto apuntado arriba del párrafo no cuenta nada, ¿para qué ese realismo extremo?

Casi para terminar, debo aclarar que con la mafia no tengo ninguna conexión. No conozco gente del hampa. La Cosa Nostra me suena a ‘Érase una vez en América’, de modo que lo más cercano que he estado alguna vez de todo esto, quizá haya sido cuando le he dado la mano (por error o por desconocimiento) a un alcalde, a un presidente de diputación, a la secretaria de un concejal de Cuenca, quizá he leído algo del algún enchufado por el gobierno… así que como digo, al respecto y basado en mi conocimiento, puedo opinar poco. Ahora bien, eso de que los matones vayan con una ballesta (lo advertí más arriba, para ver si se me lee atentamente) como instrumento para cobrar deudas, e intentar matar a un hombre acojonado y en retirada –quien por cierto pierde el tridente que tenía por arma, justo cuando llegan los malos-, no lo veo yo muy práctico.
Abundando en lo que se dijo sobre las caricaturas: los malos son muy tontos, muy torpes y están animalizados, de manual.

Ahora sí para terminar, “mención especial del jurado” para ese maravilloso coche azul oxidado, agujereado y omnipresente: Un Pontiac que ha estado años varado a pocos metros del mar, y que solamente parece haber sufrido en la carrocería los efectos de la corrosión. El coche no sólo funciona y arranca a la primera, una vez recolocada la batería que estaba oculta entre plásticos –yo tuve en el 2009, la moto guardada en el garaje y sin arrancar un mes y medio, y no hubo forma de hacerle comprender que esto en el cine no pasa- sino que además el coche, va a aparecer en casi todas las escenas de la película, como el caballo del zorro, amarrado y esperando a su propietario debajo del porche y enfrentado con el “Saloon”. Sólo KIT, el coche fantástico por excelencia, hubiera tenido mejores prestaciones.

Salvo al final lo único posible de esta “RUINA AZUL”: Macon Blair, el actor protagonista.

blue ruin

Sinopsis Dwight es un vagabundo que vive en su coche, un destartalado Pontiac azul. Un día su rutina se trastorna al enterarse de una terrible noticia. Esto le lleva a tomar una decisión descabellada y a volver a la casa de su infancia para llevar a cabo una extraña venganza.
País Estados Unidos
Director Jeremy Saulnier
Guión Jeremy Saulnier
Música Brooke Blair, Will Blair
Fotografía Jeremy Saulnier
Reparto Macon Blair, Eve Plumb, Devin Ratray, Amy Hargreaves, David W. Thompson, Bonnie Johnson, Stacy Rock, Kevin Kolack
Productora The Lab of Madness / Film Science / Neighborhood Watch
Duración 92 min.
Género Thriller
Título original Blue Ruin
Estreno 31/10/2014

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Calificación4
4

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2 comments

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  1. Guillermo Acosta 12 junio, 2016 at 00:59 Responder

    Su crítica pretende demostrar con certezas parciales aspectos que al parecer deslegitiman la cálida de la película. Usted ve el cine como una fórmula matematica, además una fórmula sosa y sin mayores alcances. Ni siquiera es capaz de apreciar lo que pone en juego la película a manera de subtexto y como interpreta el contexto socio político americano y sus contradicciones morales. Además es incapaz de reconocer la habilidad de recursos incluso más contundentes y mucho más cinematográficos que el diálogo y su justificación. De verdad su crítica me parece de lo mas pobre y limitada.

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