Crónicas Vampíricas: vampiro, tu antes molabas

Crónicas vampíricas

«Vampiro, tu antes molabas».

Éste podría ser el mejor resumen de la evolución que el personaje vampírico ha sufrido en los relatos que invaden nuestra cultura audiovisual. Sí, cultura, porque para conocer los inicios de este sangriento personaje nos tenemos que remontar al siglo XIX, donde esta figura se creó como respuesta a algunas de las incontestables preguntas que se hace todo ser viviente. ¿De dónde vengo?, ¿a dónde voy?… La cultura y el folklore, esos son sus inicios.

Pero veamos cómo lo define la RAE. Vampiro: espectro o cadáver que, según cree el vulgo de ciertos países, extrae por las noches poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos. Pero también lo define como una persona codiciosa que abusa o se aprovecha de los demás. En definitiva, el vampiro es muerte y terror.

‘Drácula de Bram Stoker’ supuso su salto definitivo a la fama, de la que ya no se ha bajado nunca. Sin embargo, últimamente, el vampiro  parece haber rebajado sus cotas de maldad. Se ha producido un cambio en la caracterización de este tipo de seres, pasando del personaje que forma parte de la tradición, la cultura e incluso la mitología, hasta llegar al personaje actual, representado por el Edwuard Cullen de ‘Crepúsculo’.

Son los nuevos códigos establecidos para narrar este tipo de relatos los que actualmente han desviado su atención hacía un público adolescente. Hay otros culpable además de los Cullen. Los hermanos Salvatore, protagonistas de la serie ‘Crónicas Vampíricas’, también se encuadran en esta descripción. La serie ha conseguido a través de la dosificación de las tramas, atraer al público juvenil y extender su éxito en el ámbito internacional.

Si nos paramos a entender esa evolución, en concreto analizada a través de Stefan (Stefan es el bueno, Damon el malo), se marcan una serie de características comunes entre él y Drácula: ser inmortal, difícil control de sus instintos, inteligencia y astucia, el hecho de tratarse siempre de un ser misterioso o de que siguen siendo mortales si se exponen a la luz solar. Así a simple vista parece que no hay distinción pero… siempre hay un pero. Elementos como que el vampiro ahora humanizado cuente con un anillo que le protege de este hándicap, deja al descubierto esa intención de hacer de este monstruo un ser sociable, que se pueda camuflar entre los humanos y relacionarse con ellos. A esto se añade que solo se alimenta de sangre animal, lo cual le permite reprimir sus instintos, dejando de ser potencialmente peligroso para los seres humanos, a costa de debilitarle físicamente y mentalmente.

El vampiro, ahora, no posee corazón pero sí alma, lo que le hace ver como insatisfactoria e incluso errónea la vida de constante y noctámbula cacería. ¿De dónde sale este proceso de humanización? El amor, ese que mueve montañas, y que se convierte en el elemento identificador del género al que ahora pertenecen estos seres.

Si intentamos personificar este proceso de humanización, se puede ver reflejado en el personaje de Damon. Damon en los primeros capítulos de la temporada se muestra como un vampiro de condición puramente depredadora. Pero a medida que se suceden los capítulos, el espectador llega a conocer que no mata por su condición de vampiro depredador, sino que una serie de acontecimientos le han hecho convertirse en ese ser despreciable. Damon es especial por el hecho de haber reconsiderado su existencia. Todos los males cometidos en la actualidad se ven justificados por un pasado tormentoso en el que él fue la víctima. Se transforma su visión en un vampiro con compasión, luchador, que se deja amar y que se enamora locamente de Elena Gilbert, rasgos que al inicio parecían imposibles de percibirse en su caracterización.

Drácula era un ser extraño que nunca hablaba en primera persona, nadie le dejaba explicarse. A Damon, al principio tampoco, pero llega un punto en el que se produce el cambio de focalización, lo que permite conocer las razones por las que actúa cómo lo hace. Cuenta “su versión de los hechos”, chivando al espectador el también oscuro pasado de Stefan, quien en un principio se había mostrado como el bueno de la serie.

El motor del cambio: el amor. Se presenta como justificación intradiegética del relato. Además son otros los códigos que lo acompañan, como la familia y los amigos, el entorno del instituto y las fiestas. Algo ha cambiado. Sin duda no aceptaríamos como espectadores ver a Drácula sentarse en un pupitre y dejar sus libros en la taquilla del instituto.

Crónicas vampíricas

Sinopsis Una adolescente se enamora de dos hermanos vampiros (uno bueno y otro malo) que se disputan el alma de la chica y la de sus amigos y familiares.
País Estados Unidos
Director Marcos Siega, J. Miller Tobin, John Behring, Joshua Butler, Liz Friedlander, Kevin Bray, John Dahl, David Von Ancken
Guión Julie Plec, L.J. Smith, Kevin Williamson, Brian Young, Andrew Chambliss, Caroline Dries, Barbie Kligman, Mike Daniels, Bryan Oh, Sean Reycraft, Bryan M. Holdman, Andrew Kreisberg, Gabrielle G. Stanton, Elizabeth Craft, Sarah Fain, Michael Narducci Música Michael Suby
Fotografía Ramsey Nickell
Reparto Ian Somerhalder, Nina Dobrev, Paul Wesley, Katerina Graham, Kayla Ewell, Sara Canning, Michael Trevino, Steven R. McQueen, Chris William Martin, Candice Accola, Benjamin Ayres, Zach Roerig, Steve Belford, Marci T. House, Joseph Morgan, Lauren Cohan
Año 2009 – actualidad
Duración 40 min.
Productora Emitida por la cadena The CW; Alloy Entertainment / Outerbanks Entertainment / Warner Bros. Television

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Marta Fernández Jiménez

Script en cine y series de televisión. Su sensación preferida es la que le genera estar entre las cuatro paredes de un rodaje. Es graduada en Comunicación Audiovisual y tiene un máster en Dirección de Series de Ficción.

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