Cuando el cine español dejó de estar de moda

8 apellidos vascos

No sabría cuando remontarme al momento exacto del siglo XX en el que la juventud dejó de sentir interés por el cine español. Existen aún varias generaciones que aman, y han inculcado a sus hijos el gusto por nuestro cine. Se trata de los mayores de 50, que vivieron una oferta de cine en su juventud mucho más limitada, y que aunque soñaron con las musas italianas como Sophia Loren, vieron mucho más cine español de lo que han visto estas últimas generaciones.

Me cuesta entender el porqué del desánimo y rechazo del público juvenil frente al cine español, aunque mi conclusión radica en el desconocimiento. Y no me refiero a las súper-taquilleras y súper-comerciales ‘8 apellidos vascos’ o ‘Lo imposible’, o a los films románticos protagonizadas por Mario Casas. Hablo de todas aquellas películas que desde mediados del siglo pasado hasta nuestros días, se han realizado en España, y que son tan interesantes como desconocidas para las nuevas eras.

Montxo Armendáriz por ejemplo, mostró en ‘Historias del Kronen’ una realidad muy cercana a la nuestra, que muy probablemente entusiasmaría a todo rebelde sin causa de hoy en día. Alejandro Amenábar sentó las bases de un cine de terror psicológico con ‘Tesis’‘Abre los ojos’, género muy popular entre los jóvenes. Se me viene a la mente Víctor Erice, con ‘El Sur’, un regreso a la infancia que engancha desde el minuto uno, o ‘El espíritu de la colmena’, del mismo director, la cual muestra una realidad española que debemos de conocer los que no la vivimos.

Tesis

Pero sin duda alguna, hay una enorme barrera de prejuicios ante la cartelera de nuestro cine, que conforma en la mente del espectador la idea de que este no es más que unos besos a 3 metros sobre el cielo. Una pena, porque es mucho más que eso. El cine español es ‘Belle Epoque’. Es  emocionarse con ‘El Bola’ de Achero Mañas, o reír con ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ de Pedro Almodóvar y aquella escena de Miguel Bosé entonando “Un año de amor” en Tacones Lejanos.

Con todo esto no quiero desmerecer el cine americano, francés o de cualquier otra nacionalidad. Simplemente, reivindico el producto cinematográfico nacional, que aún mejorable, nos entrega y ha entregado películas sobresalientes, y debemos cuidarlo y protegerlo.

El bola

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