Death Proof: Homenaje al Grindhouse

Death Proof

Si por algo se caracteriza Quentin Tarantino es por ese incansable espíritu revisionista que le lleva siempre a enfocar sus producciones a partir de las bases de aquellos géneros y temáticas que más se ajustan a sus convenciones fílmicas, tal y como hizo, por ejemplo, con las icónicas ‘Reservoir Dogs‘ (1992) y ‘Pulp Fiction‘ (1994), con el fin de reinterpretar el cine de gánsteres a partir de un filtro posmoderno con el que cambiar las formas de una temática que acarreaba a sus espaldas una vasta tradición.

En el año 2007, manteniendo su modus operandi, Tarantino trabaja, junto a su habitual compañero Robert Rodríguez, en dos filmes hermanos que conjuntamente reciben el título de ‘Grindhouse‘, con el propósito de volver a dar vida a uno de los movimientos cinematográficos –y sociales- más importantes en lo que a la política de la imagen respecta: El cine de explotación, responsable de revolucionar el panorama del celuloide americano a partir de los años cincuenta.

Evidentemente, esta categoría no pertenece únicamente a dicha época, pues desde su aparición, la imagen fílmica estuvo al servicio de directores que pretendían llamar la atención de las masas mediante el uso de motivos morbosos tales como el sexo o la violencia. No obstante, dado el paulatino proceso de liberación de una temática que afectaba a la sensibilidad del espectador –a causa de la exitosa presencia de los grandes estudios y la aplicación del “Código de producción”, que imponía límites a los directores  a la hora de mostrar un contenido que bien podríamos calificar de obsceno-, no fue hasta la segunda mitad del siglo XX que surgieron directores que pretendían poner a prueba la sensibilidad del público. Consecuentemente, la proyección de dicho material no fue aceptada por todas las salas, razón por la cual estos filmes quedaron reservados para las Grindhouses (cines de baja condición que acogían largometrajes de explotación y llamaban la atención de jóvenes en busca de emociones fuertes), creando una sólida relación entre ambos que desembocó en un proceso de metonimia que hoy en día nos hace identificar esta categoría como “Cine Grindhouse”.

En general, el cine de explotación se caracteriza –tal y como sugiere su nombre- por escoger un objetivo y explotarlo, es decir, hacer un libre uso de él a la hora de idear nuevos largometrajes (pues en muchos casos interesaba más la rapidez con la que se producía nuevo material que su calidad). En general es la violencia el concepto a exponer en la mayor parte del cine de explotación (pues es la encargada idónea para ilustrar el sufrimiento físico en los personajes de una forma cada vez más explícita), aunque también puede ocurrir que el recurso morboso del filme se articule mediante un contenido sexual (sexplotation), o a través de sentimientos relacionados con el orgullo de pertenecer a una minoría (blaxpotation, cine en el que el afroamericano es el héroe indiscutible), así como el rechazo hacia ésta (nazi explotation). Pero a pesar de todas estas divisiones dentro de la categoría, el cine de explotación presenta dentro de su contenido (argumento, personajes, temática) muchas similitudes entre diversas obras: se trata de un cine sobre jóvenes para jóvenes (protagonista argumental y público), encargados de dar vida a terroríficas tramas en las que sus actividades recreativas se verán interrumpidas por la presencia de personajes macabros y despiadados, en un metraje donde la violencia física tiene un papel primordial. De hecho, el aspecto más importante no recae en la creación de un filme con montaje y guión bien trabajados, sino en una puesta en escena que, sin condicionarse por otros elementos, lleve a cabo una representación gráficamente detallada de una acción violenta. De modo que, aunque existen matices, el cine de explotación se caracteriza por exponer similitudes a la hora de construir cada largometraje que ha hecho de la categoría una identidad cinematográfica con unas bases sólidas y bien definidas, reflejadas en grandes exponentes como ‘Scum of the Earth‘ (1963), ‘Blood Feast‘ (1963) y ‘The Corpse Grinders‘ (1971).

Quentin Tarantino, haciendo uso de la tradición que poco a poco fue cimentando el grindhouse, prepara lo que será un homenaje al movimiento en cuestión con ‘Death Proof‘ (2007) (Robert Rodríguez, por su parte, centra su particular homenaje en el universo zombi con ‘Planet Terror‘), un filme en el que un maníaco especialista de cine llamado Stuntman Mike (Kurt Russell) hace uso de su coche a prueba de muerte para provocar accidentes en los que acabará con las vidas de las jóvenes chicas a las que previamente observa minuciosamente. En definitiva, una trama con la que preservar y venerar una identidad cinematográfica que se pierde en la tolerancia que la sociedad contemporánea ha ofrecido al contenido obsceno.

El aspecto más importante que Tarantino toma de la tradición creada por el cine de explotación para su largometraje es el contenido, pues en ‘Death Proof‘ se hace uso de los rasgos típicos del grindhouse que se han mencionado anteriormente: Las víctimas (personajes con los que el público debe sentirse identificado) son jóvenes que se muestran inocentes y despreocupados ante una amenaza que lentamente se cierne sobre ellos. En este caso, las protagonistas se preparan para pasar el fin de semana en una idílica casa del lago mientras toman unas copas en un bar, cuando Stuntman Mike entra y se sienta en la barra tras haberlas vigilado durante todo el día (algo de lo que el espectador es consciente) con el propósito de hablar con ellas e intimidarlas antes de intentar asesinarlas utilizando su vehículo. Evidentemente, es cuestión de tiempo que la violencia explícita desempeñe su papel, y si por algo se caracteriza Tarantino es por ese uso tan exagerado que lleva a cabo cuando de usar sangre se trata (véase la saga ‘Kill Bill‘). De modo que ‘Death Proof‘ se construye a partir de los rasgos típicos del explotation combinados con el estilo personal de un director que sabe cómo hacer de la violencia la protagonista. Cabe destacar también, que Tarantino trata el contenido de una forma muy acertada estéticamente, al usar una textura en el metraje que le da un aspecto gastado, propio de un sistema de producción pobre, combinándolo con música rock de la época que crea la ambientación idónea para un filme que intenta transportar al espectador al pasado.

Death Proof

En las formas, en cambio, Tarantino da rienda suelta a su habilidad como autor (fruto de su larga carrera como tal) alejándose del bajo tratamiento de éstas en el cine grindhouse (pues no debemos olvidar la baja calidad de sus producciones, más cercanas a la serie B que a las obras de los grandes estudios). A pesar de que la finalidad del montaje sea transmitir el horror propio del cine de explotación (mediante un ritmo frenético de cambio de escenas que aumentan la tensión en el receptor), ‘Death Proof‘ presenta rasgos novedosos para la categoría en cuestión que afectan, principalmente, al montaje. Este aspecto se ve reflejado en la división en dos partes en que se dispone el filme, ambas dentro de un mismo contexto, pero con un tratamiento diferente de su contenido. En el primer fragmento, la trama se plantea enfatizando el suspense al mostrarnos el seguimiento que Stuntman Mike lleva a cabo de sus víctimas, mientras éstas beben en un bar, creando una tensión que crece gradualmente a medida que se acerca el momento de abandonar el local para subir al coche, dejando vía libre al asesino para desempeñar su crimen. La segunda parte, en cambio, resuelve más rápido la presentación de las víctimas y el planteamiento del nuevo ataque (puesto que el espectador ya conoce los métodos del homicida), para así ir al grano y trabajar de forma más exhaustiva con las escenas que pretenden causar pánico en el espectador (persecución que el especialista lleva a cabo con sus nuevos objetivos). Así, Tarantino expone en un mismo material dos formas de tratar un filme de terror: una en la que el lento suspense toma las riendas para culminar con un clímax sintético y otra que se centra en la frenética acción, más cercana al cine grindhouse y que dilata el tiempo para demorar el desenlace del argumento.

Por último, detrás de la combinación entre el contenido propio del cine de explotación y las formas del universo tarantinesco, existe una última cuestión a tratar, que yace en la dimensión simbólica del filme. Como se puede apreciar a lo largo del metraje, el personaje interpretado por Kurt Russell, es un individuo psicológicamente perturbado cuyo deleite nace del sufrimiento y la muerte de víctimas siempre femeninas y jóvenes, hecho que no podemos pasar por alto. Evidentemente, el modus operandi del asesino no es, sino, una metáfora del abuso sexual que Stuntman Mike ejerce sobre sus víctimas, sobre todo si entendemos la figura de su vehículo como una proyección de su sexo (algo que Tarantino insinúa en la escena en que el personaje, abre sus piernas sentado sobre el capó del coche), fruto de una irregularidad mental que le lleva a relacionarse de forma violenta con quien debería mantener un vínculo afectivo (quizás como fruto de traumas pasados). Esta sexualidad implícita no es, sino, una referencia a una de las subcategorías del cine de explotación, conocida como sexplotation (o cine de explotación sexual), en la que el sexo se llevaba hasta el punto en que abandonaba la sensualidad para entrar en la más pura crueldad, al posicionar a la mujer en un papel sumiso (en relación al hombre). La sexualidad, de este modo, también adquiere un papel importante en el filme, a pesar de que reciba un tratamiento sutil a través del simbolismo, producto de la experiencia de Quentin Tarantino como director.

Death Proof

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Sergi Tesoro

Explorando el mundo del arte (mientras me graduaba en Humanidades), encontré en el cine una combinación de todo lo que me fascinaba y una oportunidad para descubrir nuevas realidades. Para mí el cine es un lugar en el que vernos reflejados como personas y que, bajo ninguna circunstancia, debe dejarnos indiferentes.

1 comment

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  1. Nelson 30 abril, 2015 at 03:42 Responder

    ¡Excelente! Aplaudo la buena reseña que has logrado.
    Es una película que me ha gustado bastante, realmente convergen muchos elementos y logra amalgamarlos de forma muy inteligente.
    No podría agregar nada más que para el que no la ha visto, que no pierda más el tiempo.
    Saludos.

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