«Julio Medem reluce en las distancias cortas, con personajes más limpios e íntimos. Esta vez ha querido ir demasiado lejos y, aunque los premios legitimen su trabajo, El Árbol de la Sangre está hinchada de vanidad»
Julio Medem expresa de nuevo su condición freudiana colocando el sexo como fuente de acción de casi todo lo que tiene peso en la cinta, solo que esta vez incide de manera abrupta en las relaciones humanas que se mezclan en consanguinidad para florecer en otras relaciones que traen y quitan vida, en según qué momentos del metraje. Esos lazos de sangre se convierten en un virus que se expande en red entre las líneas de un guión que nace muerto, y que solo logra salvarlo la misma persona que lo escribió, es decir, Julio Médem. Pero lo resucita por partes. Primero con las actrices seleccionadas, después con ciertas secuencias realmente suculentas para ojos cinéfilos. La película está esculpida en barro, del bueno, pero en barro, con manos de alfarero profesional, pero la masa-madre se ha contaminado: es un film demasiado largo, con un enrevesado tratamiento fundamentado en la genealogía familiar que esgrime ciertos tintes de serial mafioso, y para terminar, su final es predecible, sin giros, sin clímax que salve toda la locura de montaje que lleva El Árbol de la Sangre. Y es que, hace trabajar demasiado al espectador para poder seguir fielmente quién es quién en el juego genético que se marca Médem, por esto, tal vez, es demasiado pretenciosa, ya que el contenido es más bien propio de un capítulo de Vivir sin permiso.
El sugerente título elude a dos árboles; el primero es real y vive en el caserío de la familia de Marc, en el País Vasco. El segundo es alegórico, y hace referencia a como Marc (Álvaro Cervantes) y su pareja Rebeca (Úrsula Corberó), intentan escribir en dicho caserío una biografía familiar, recuperando diálogos y recuerdos que sucedieron en distintas épocas temporales, y de esa unión textual nace una nueva relación entre ambos ya que tendrán que recordar todos las curvaturas del pasado con la condición de no mentir, y cuando no se miente, hay espacio para sentirse herido, para absorber o aceptar aquello que no se quiere escuchar, en eso consiste el pacto. Pero esta joven pareja no es la protagonista, sino aquellas familias a las que pertenecen, y que de algún modo un poco delirante quedaron atrapadas en el tiempo dentro de una encrucijada sin escapatoria.
Destaco los papeles femeninos, en especial de Macarena (“La Maca”) interpretado por Najwa Nimri, que vuelve a encarnar a una persona con deficiencias cognitivas que afectará gravemente al crecimiento su hija, se afectan mutuamente enarbolando una de las múltiples subtramas. La actriz protagoniza varias de las secuencias más óptimas y rescatables de esta interminable película. No quiero olvidarme de Ángela Molina, que se cuela en el papel de Julieta, y a mi entender, realiza escenas cargadas de credibilidad, que conducen a un: “venga, a ver como acaba”, pero con la sensación de no tener claro si la historia relata una telenovela bien rodada o lanza un hondo mensaje al espectador. Por último Úrsula Corberó, —novia de Marc—, que carga con todo el peso femenino, es la chica Medem y aunque lo hace realmente bien, es difícil saber si es una actriz madura o la protagonista de una serie adolescente. Daniel Grao; correcto, moderado, en su estado natural.
Como toda película de Julio M. que se precie, debe recurrir a ciertas herramientas propias del realismo mágico que tan bien maneja, y aquí lo vuelve hacer, pero sus tretas cinematográficas se quedan pequeñas porque han sido envueltas en un papel de regalo demasiado grande, con mucho marketing y lentejuelas. Julio reluce en las distancias cortas, con personajes más limpios e íntimos, esta vez ha querido ir demasiado lejos y aunque los premios legitimen su trabajo, El Árbol de la Sangre está hinchada de vanidad.
Sinopsis Marc y Rebeca son una joven pareja que viaja hasta un antiguo caserío vasco que perteneció a su familia. Allí escribirán la historia común de sus raíces familiares, creando así un gran árbol genealógico donde se cobijan relaciones de amor, desamor, sexo, locura, celos e infidelidades.
País España
Dirección Julio Médem
Guion Julio Médem
Fotografía Kiko de la Rica
Reparto Úrsula Corberó, Álvaro Cervantes, Najwa Nimri, Patricia López Arnaiz, Daniel Grao, Joaquín Furriel, Maria Molins, Emilio Gutiérrez Caba, Luisa Gavasa, Josep Maria Pou, Ángela Molina
Género Intriga
Duración 130 min.
Título original El árbol de la sangre
Estreno 09/11/2018