El cine fantástico de aventuras y la música

Troya

Canta, oh musa, la cólera del pélida Aquiles”.
La IlíadaHomero. Siglo VII A.C.

Desde el principio de los tiempos la música ha sido tan importante como las palabras para comunicar mitos. Los héroes de leyenda vivían sus peripecias entre rimas y sonatas, alrededor de hogueras y a través de la voz de los bardos.

Hoy día no nos reunimos junto al fuego, sino frente a una inmensa pantalla (en ocasiones llevando unas molestas gafas de plexiglás) pero el resultado es muy parecido. Ver moverse al tipo del látigo y el sombrero no tiene sentido hasta que entra esa enérgica melodía para acompañar sus hazañas.

Para la mayor parte de los mortales las “bandas sonoras” son esos molestos baches que pone el ayuntamiento para reducir la velocidad. Para algunos otros, se trata de bonitos discos repletos de canciones pop que pueden ni aparecer en la película a la cual el título del recopilatorio hace referencia. ¡Cuántas veces habremos oído afirmar por televisión que la banda sonora del ‘El Señor de los anillos’ era de Enya o que Prince había hecho un estupendo trabajo con ‘Batman’!

Sin embargo, existe una aldea de irreductibles galos que conocen y admiran a los autores de la música de cine. ¿Por qué uno puede pasar el rato oyendo un disco de Oasis o Motorhead, pero está mal visto disfrutar de una tarde soleada junto al ‘Beowulf’ de Alan Silvestri?

El gran Ray Harryhausen, mago de los efectos especiales y contador de historias nato, dijo en una ocasión que en una buena película de fantasía el diálogo se reduce al mínimo y la música cobra un valor esencial. El poder de “lo maravilloso” se sustenta en las ilusiones. Y esas ilusiones se consiguen siempre combinando imágenes impactantes con sintonías evocadoras, como en una buena ópera. Lo interesante de los mundos imposibles no es sentir que podemos pisarlos, sino disfrutarlos, rodeados por el sortilegio.

No se puede negar que el cine fantástico siempre ha estado ligado a sus potentes temas musicales. Incluso en la era del cine mudo, las partituras de ‘El ladrón de Bagdad’ o ‘Los nibelungos’ se consideraban importantes (recordemos que los mejores cines de los años 20 contaban con una orquesta propia). En los años 30 las producciones de horror de la Universal se preocupaban en incluir evocadora música clásica en los títulos de crédito. ‘King Kong’ apoyaba la grandiosidad del simio con el magnífico trabajo musical de Max Steiner.

En esa década de los treinta, uno de los más grandes artífices de bandas sonoras fue el checo Erich Wolfgang Korngold. Su estilo trepidante y sus grandes orquestas han inspirado a varias generaciones de compositores (especialmente a John Williams, íntimo amigo de su hijo). Entre los trabajos más populares de Korngold se encuentran las películas de Errol FlynnEl capitán Blood’, ‘Robin de los bosques’ y ‘El halcón del mar’.

Erich Wolfgang Korngold

Erich Wolfgang Korngold

Dentro del fantástico, hay partituras muy interesantes que, por falta de espacio, sólo mencionaré brevemente. Por ejemplo, la que escribió George Auric para la versión de ‘La bella y la bestia’ de Jean Cocteau. Tampoco puedo dejar de mencionar la banda sonora de Arthur Bliss para el clásico de H.G. WellsLa vida futura’, que recrea un mundo lejano con una sinfonía triste y melódica, que nada tiene que envidiar a las suites de los más grandes artistas contemporáneos.

Pero habría que esperar hasta finales de los 50 para ver un auténtico oficio en el género. Los dos primeros grandes compositores de cine fantástico de aventura son, en mi opinión, Bernard Herrmann y Miklos Rózsa. Al primero, más allá de sus numerosas colaboraciones con Alfred Hitchcock, le recordamos por ‘Simbad y la princesa’, ‘Viaje al centro de la tierra’ o ‘Jasón y los argonautas’, mientras que el segundo nos regaló magníficas composiciones en numerosas producciones épicas tales como ‘Ivanhoe’, ‘Ben-Hur’, ‘El Cid’ o la entretenidísima ‘El viaje fantástico de Simbad’.

Y así, como suele decirse, es como llegamos a nuestros días. Claro, que si el tema de hoy van a ser las bandas sonoras en el cine fantástico moderno, hay un nombre y sólo uno que merece ser mencionado en primer lugar: John Williams.

Hay poco que pueda decir de John Williams que no sepamos ya todo el mundo. Este hombre es, con toda probabilidad, el mejor compositor de bandas sonoras vivo. ¿Quién no ha tarareado la mítica sintonía de ‘Indiana Jones’? ¿Quién no se ha encogido de terror al oír los acordes de ‘Tiburón’? ¿Quién no se ha emocionado con las letras amarillas de ‘Star Wars’ acompañadas de tan poderosa fanfarria? ¿Quién no conoce el legendario tema de ‘Superman’? ¿Quién no ha recordado momentos mejores con la melancólica melodía de ‘Parque Jurásico’?

Este neoyorquino de más de ochenta años cuenta ya con cinco oscars y cuarenta y cinco nominaciones, unos honores la mar de merecidos que le han brindado la fama que posee actualmente. Habitual de Spielberg, no hay año desde 1972 en el que no nos regale una o dos obras maestras nuevas. Incluso las espantosas precuelas de ‘Star Wars’ quedan dignificadas por los potentísimos temas de este maestro (véase como ejemplo el corte ‘Duel of the fates’ de ‘La amenaza fantasma’). Estas navidades volverá al espacio exterior con la banda sonora del ‘Episodio VII’. Yo no sé si disfrutaré o no de la película, pero sé seguro que disfrutaré con la música.

Hablando de ‘La guerra de las galaxias’, es difícil continuar escribiendo sin remarcar el trabajo realizado en los episodios originales de la saga, plagado de hallazgos magníficos que llegan a rivalizar con ‘Los planetas’ de Gustav Holst… y no es una comparación gratuita, pues esa era originalmente la música que George Lucas tenía intención de incluir en sus filmes, antes de ser convencido para usar banda sonora original. ¡Lo que nos habríamos perdido!

De los muchos logros que se le pueden atribuir a John Williams, probablemente el más importante sea la recuperación del leitmotiv wagneriano, una herramienta musical que relaciona ciertas situaciones o personajes con sintonías recurrentes. A finales de los 70 estaba completamente perdido en la mayoría de largometrajes y él lo recuperó. Por ejemplo, en el ‘Drácula’ de 1979, nuestro autor favorito utilizó su talento para crear una hermosa sinfonía que acompañara al conde transilvano cada vez que hacía acto de presencia.

Curiosamente, la banda sonora de Williams, aún poseyendo ese gran tema principal, palidece ante la del desconocido Wojciech Kilar, que realiza una partitura interesantísima para la desasosegante adaptación del mito que realiza Francis Ford Coppola. Pero no estamos hoy aquí para hablar de música vampírica.

John Williams

John Williams

Recientemente, el mundo ha perdido a uno de los más grandes expertos en “bandas sonoras de aventuras”. Me refiero, como no, a James Horner, fallecido en un accidente de aviación el pasado 22 de Junio.

Este compositor americano contaba dos oscars en su haber, ambos por ‘Titanic’, aunque probablemente el mejor trabajo de su carrera sea en la infravalorada cinta de fantasía heroica de 1983 ‘Krull’. ‘Riding the fire mares’ es la pista de aventuras definitiva, animada, divertida y emocionante. Cinco años después, Horner firma el score de ‘Willow’, a partir del cual fue acusado, no sin cierta lógica, de cierta falta de originalidad a su trabajo. Y es que este era un autor que solía copiarse a sí mismo. Los ejemplos más claros serían ‘Troya’ y ‘Avatar’, en los cuales sobreutiliza su famoso “tema del peligro”. El susodicho tema del peligro no es otra cosa que tres notas encadenadas que Horner incluía siempre que podía. Sin embargo, no podemos negar que Horner daba muestras de genialidad de vez en cuando y prueba de ello son ‘Braveheart’ o ‘Las crónicas de Spiderwick’.

Regresando a ‘Troya’, el trabajo de Horner sustituía a una partitura verdaderamente maravillosa de Gabriel Yared que, de forma totalmente incomprensible, fue tachada de “demasiado pomposa” por los espectadores de los pases previos de la película. Los productores tomaron la decisión de, a un mes del estreno, cambiar al compositor. La banda sonora compuesta por Yared posee tanta calidad que en cuanto se filtró en internet, miles de aficionados en todo el mundo la descargaron e incluso re-editaron el filme para incluirla de nuevo. Se trata, probablemente, del mejor trabajo de su autor, con un uso impecable de la instrumentación y el leitmotiv, plagada de momentos imperecederos que nos recuerdan al mejor Herrmann.

Actualmente, existe una edición en CD con las grabaciones originales de Yared, lanzada por una marca alemana que aprovechó cierto vacío legal. Sin embargo, Warner Brothers sigue poseyendo los derechos del material y no parece tener la menor intención de utilizarlo en futuras producciones o publicarlo como se merece.

James Horner

James Horner

Pero no nos desviemos del tema: no se puede realizar un análisis de las bandas sonoras en el cine fantástico sin mencionar a Basil Poledouris.

Basil Poledouris

Basil Poledouris

De origen griego pero nacido en los Estados Unidos (Missouri), este genial compositor murió de cáncer en noviembre de 2006. Evidentemente, el punto álgido de su carrera es la banda sonora de ‘Conan el bárbaro’ de 1982, que se convirtió automáticamente en un referente para todos los compositores de cine fantástico. Se trata de una música tan hermosa como salvaje, tan sinfónica como evocadora, tan clásica en su elaboración como rebelde en su planteamiento. Los cortes ‘Anvil of Crom’, ‘Theology/Civilization’ y ‘Battle of the mounds’ son difíciles de olvidar para cualquier buen amante de la música. Otros de sus trabajos más destacables son el potente tema del largometraje ‘Los señores del acero’ (que nos retrotrae con maestría a una sucísima Edad media) o la banda sonora de esa cínica parábola espacial llamada ‘Starship troopers’. Poledouris aportaría su talento sin tan elevados resultados en la mediocre ‘Conan el destructor’. Y bueno, no puedo olvidar tampoco a ‘Robocop’, que cuenta con un tema central sencillo pero increíblemente potente.

La última vez que la partitura de ‘Conan el bárbaro’ se tocó en público dirigida por su autor original fue en Úbeda, el 22 de Julio de 2006, poco después de que un entregado Poledouris se hubiera sometido a una complicadísima operación.

De los mundos de espada y brujería saltamos a la alta fantasía de J.R.R. Tolkien

Evidentemente, ahora voy a referirme a cierta saga que incluye a varios señores y un célebre anillo. Como ocurría al mencionar al bueno de John Williams, nos encontramos ahora ante un problema fundamental: queda muy poco que disertar sobre una obra tan premiada, admirada y comentada.

Planteada por el propio compositor como una ópera en seis actos, la magna opus de Howard Shore presenta un cuidado exquisito en el menor detalle, dejando en un pésimo lugar a todas las interpretaciones musicales anteriores de la obra de Tolkien (que no son pocas). Mezclando el estilo sinfónico de los maestros del XIX con el Hollywood más clásico y ecos de viejas culturas europeas, Shore construye un score perfecto, sin fisuras, que ya ha entrado en la historia del cine. Desde las mazmorras de Isengard hasta el encendido de las almenaras, pasando por la traición de Gollum o la batalla del abismo de Helm, las más de cinco horas de música que componen esta composición captan a la perfección toda la magia, terror, grandiosidad y misterio de la Tierra Media, superando en más de una ocasión a las imágenes que acompañan. Evidentemente, se trata del trabajo de mayor calidad, complejidad y duración de su creador. Algo que este sabe hasta el punto de que lleva dedicada la última década de su carrera a dirigir conciertos en directo en todo el mundo de lo que ha llamado “El señor de los anillos: una sinfonía en seis movimientos”.

Por desgracia, Shore no pudo repetir ese éxito con las películas de ‘El hobbit’… aunque, en defensa del compositor, fue el propio Peter Jackson quien decidió cambiar gran parte de los temas nuevos por viejas pistas de ‘El señor de los anillos’.

Howard Shore debía de haber realizado en 2005 la banda sonora del remake de ‘King Kong’ (el compositor incluso tiene un cameo en la película), pero fue despedido en el último momento por razones no muy claras.

Howard Shore

Howard Shore

El elegido para sustituirle fue James Newton Howard quien, muy contrariamente a como suele ocurrir en estos casos, logró un score excelente, con un muy buen tema principal y acompañando fielmente las imágenes, llegando a atenuar algunas situaciones ridículamente exageradas con un halo de emotividad épica. Algo parecido ocurría en el film ‘Maléfica’ de 2014, donde Howard consigue emocionarnos a pesar de tener un material muy pobre sobre el que trabajar.

James Newton Howard es especialmente conocido por escribir todas las partituras de los filmes de suspense de M. Night Shyamalan, los cuales, por cierto, cada vez tienen menos éxito de crítica y público. Sin embargo, Howard siempre ha demostrado gran dedicación y talento, alcanzando las máximas cotas de esplendor musical con ‘La joven del agua’. También merece la pena destacar su participación junto a Hans Zimmer en los filmes de Christopher NolanBatman begins’ y ‘The dark knight’. Zimmer, sin embargo, escribiría la banda sonora en solitario para el cierre de la trilogía, ‘The dark knight rises’.

Hans Zimmer es otro indiscutible gigante del cine de aventuras moderno. Líder de la Remote Control Productions (antes conocida como Media Ventures), este célebre compositor ha participado en más de 40 filmes y su factoría es, actualmente, la más popular de Hollywood. Desgraciadamente, en los últimos años a Zimmer y sus “mediaventureros” les han caído docenas de críticas por repetirse continuamente buscando fórmulas ya probadas, algo que, mucho me temo, es cierto. Sin embargo, yo siempre recordaré a Zimmer por la excelente partitura épica de ‘Gladiator’.

Hans Zimmer

Hans Zimmer

Patrick Doyle (que también tiene créditos como actor e incluso guionista) es un buen conocedor del cine fantástico, contando con scores tan potentes como el de ‘Frankenstein de Mary Shelley’, ‘La espada mágica: en busca de Camelot’, ‘Eragon’ y ‘Thor’. Recientemente hemos podido oírle en la versión de ‘Cenicienta’ de Kenneth Branagh. Puede que ninguna de estas películas tengan grandes premios ni sean muy apreciadas por el público más exigente, pero mentiría si no dijera que cuentan con un trabajo musical excelente.

No quiero dejar de lado a Michael Giacchino, artista de Nueva Jersey que está teniendo un gran empuje en el Hollywood actual. Entre sus mejores trabajos se encuentra la maravillosa banda sonora de ‘John Carter’ (que recuerda al ‘Lawrence de Arabia’ de Maurice Jarre) y el sutil pero efectivo piano de ‘El amanecer del planeta de los simios’.

Danny Elfman es especialmente conocido por sus colaboraciones con Tim Burton, que han dado frutos la mar de interesantes. Véanse las dos primeras entregas de ‘Batman’ (retomando un poco el tema del hombre-murciélago), cuya banda sonora capta tanto la parte heroica del personaje como toda su oscuridad.

Imposible ignorar también los divertidísimos temas de ‘Beetlejuice’ o ‘Mars Attacks’. Aunque su trabajo más conocido para el gran público es la pegadiza sintonía de ‘Los Simpson’. También son interesantes sus aportaciones al cine de superhéroes (‘Darkman’, ‘Spiderman’), acompañado del director Sam Raimi. Pero, en opinión de quien esto suscribe, el mejor trabajo de toda la carrera de Elfman son las canciones que componen el núcleo de la nueva versión de ‘Charlie y al fábrica de chocolate’. Cinco piezas divertidísimas, que captan toda la poesía e ironía del cuento de Roald Dhal.

También debo mencionar la partitura de ‘Alicia en el país de las maravillas’ de 2010. Yo, personalmente, odio la película a muerte, pero no puedo negar que la música es magnífica, sobre todo su tema principal.

Danny Elfman

Danny Elfman

De Jerry Goldsmith se puede decir mucho. Por ejemplo, que su música para ‘El primer caballero’ era lo único bueno de la película. O que sus composiciones para las primeras películas de ‘Star Trek’ marcaron a multitud de aficionados en todo el mundo. Pero aún se puede decir mucho más. Y es que aunque, desgraciadamente nos abandonó en 2004, las composiciones de este maestro todavía siguen utilizándose en títulos actuales tales como cortometrajes, las nuevas entregas de ‘Rambo’ o la misma gala de los Oscar. Por supuesto, no podemos terminar este artículo sin mencionar la gamberra sintonía que suena en los títulos de crédito de ‘Gremlins’.

Jerry Goldsmith

Jerry Goldsmith

En 1999 Goldsmith sustituye a Graeme Revell para componer la banda sonora de ‘El guerrero número 13’ (una de esas películas que en su día fracasaron estrepitosamente pero que hoy cuenta con legiones de admiradores). El filme es una adaptación de la novela de Michael CrichtonLos devoradores de cadáveres’ que, a su vez, está inspirada en el poema épico inglés ‘Beowulf’. El rodaje estuvo plagado de problemas y el primer montaje desagradó a casi todo el mundo de forma que se volvió a editar la película y se grabaron nuevas escenas que dirigió el propio Crichton. El hilo musical de Goldsmith engrandece el resultado final con espectaculares coros y una marcha verdaderamente heroica.

Alan Silvestri (habitual del cine de acción) parecía llegar al nuevo milenio sin fuerzas, tras sus geniales aportaciones en los 80 con la saga ‘Regreso al futuro’. Pero volvió, y lo hizo más grande y más fuerte que nunca. Me refiero, como no, a su impresionante partitura para el ‘Beowulf’ de Zemeckis (una historia con un buen guión destruida por esa técnica abominable que es el motion capture). Este trabajo de 2007 superó con mucho todas las expectativas, incluyendo pasajes de potente percusión, trompas esplendorosas e incluso un par de canciones de arpa medieval.

Más recientemente, hemos podido oír su trabajo en la película ‘Los vengadores’ de Marvel y en el excelente remake de ‘Cosmos’ de 2014.

También es el artífice de la música de la saga ‘La momia’ que, aunque yo no admiro especialmente, si es un ejemplo clásico de ese “cine fantástico de aventuras” con el que he abierto el artículo.

Tampoco quiero olvidar a Trevor Jones. Su trabajo más popular es el tema de ‘El último mohicano’, de fuerte influencia celta. Pero yo me quedo con ‘Excalibur’, la ultraviolenta recreación del mito artúrico que John Boorman nos regaló en 1981. La banda sonora ahí es, sencillamente perfecta y aunque Jones aporta muy poco (los temas más prominentes son clásicos de Wagner y Carl Orff), su participación es esencial para el conjunto, tanto por los momentos “medievales” como por la orquestación de música bien conocida. Además, esta película nos retrotrae al principio del artículo, al siglo XIX, cuando se recuperaban los viejos mitos y se daba origen en las artes a la fantasía moderna.

Trevor Jones

Trevor Jones

Y hasta aquí esta pequeña disertación sobre el cine fantástico de aventuras y la música. Sé que, en alguna ocasión, he mezclado cine fantástico sin aventuras con cine de aventuras sin fantasía, y que he dejado a muchísimos artistas fuera. Pido perdón por cualquier olvido que haya podido tener y espero que, al menos, haya desvelado al lector una o dos joyas que no conocía previamente.

Como última recomendación, ignorad todo lo que he dicho en este artículo y comprobad por vosotros mismos si tengo o no razón en mi defensa de la música de cine. Disfrutad del trabajo de estos genios con unos buenos altavoces y una taza de chocolate caliente.

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Enrique Dueñas

Enrique Dueñas , escritor y guionista, aficionado al género fantástico y la tarta de queso.

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