El huevo del dinosaurio (2019), de Wang Quan’an – Crítica

Me engancha un último tercio de la película donde se procede a explicar la propia película, desde ese fósil extinto al retrato más feminista, minimalista en su escenario y de metáforas épicas como son el nacimiento y la subsistencia.

Suele encantar todo el cine que nos llega desde Asia, muchas ganadoras de premios y festivales, la gran mayoría retratándonos sus culturas, tan diferentes a las nuestras: las tradiciones en los animes japoneses, la devastada sociedad china en An Elephant Sitting Still (2019), las generaciones coreanas, los Parásitos (2019), los matrimonios hindúes, Bollywood, o la familia taiwanesa en A Sun (2020).

Nada en Mongolia este año. Cascarón vacío y sin apenas gracia.

En El huevo del dinosaurio hay un cuerpo sin vida en mitad de la nada. En una estepa mongola kilométrica y sin cobertura dejan a un joven policía proteger la desampara(dísima) escena del crimen. Dicen que hay lobos merodeando la zona y dicen que la única ayuda que existe en ese momento es una mujer con un rifle a la que apodan “dinosaurio”. El director Wang Quan’an no hace voto de lo que sea que se prometiera, él mantiene las distancias en todo momento y ahí va a estar su única oferta: una puesta en escena donde los personajes apenas son puntos que salen y entran de planos casi infinitos. El tedio toca lo irritable desde el principio.

Puedes notar que nada va a ocurrir, que las eternas esperas conforman en sí una película a menudo soporífera.

Es un tipo de película que pondría de los nervios a los hermanos Coen por ver que el crimen no va a tener causas o repercusiones, a Baumbach y Gerwig por comprobar que no va a haber ni primeros planos ni dramas exaltados o incluso a Jim Jarmusch al admirar una película con más temple y parsimonia que las suyas. En efecto, si continuamos observando la segunda mitad de El huevo del dinosaurio (algo hazañoso que justifico según veo a impacientes huir del cine antes de tiempo) puedes notar que nada va a ocurrir, que las eternas esperas conforman en sí una película a menudo soporífera.

Nada tengo en contra, sin embargo, de la lentitud de las formas y del contenido en vano, me compensa, pues, estar suspendido en los páramos de distancia que hay de la ignorancia del joven policía y la maternal e innata sabiduría de la chica “dinosaurio”. Confieso mi respeto por el tratamiento del sonido de esta cinta, conversaciones que se cuentan con los dedos de una mano, pero diálogos que se escuchan y se sienten como al tener pegada la oreja al teléfono. Me engancha, además, un último tercio de la película donde se procede a explicar la propia película, desde ese “öndög” o fósil extinto al retrato más feminista, minimalista en su escenario y de metáforas épicas como son el nacimiento y la subsistencia.


Sinopsis Una mujer es hallada asesinada en la estepa de Mongolia. Durante una noche, un policía joven e inexperto tiene que custodiar la escena del crimen. Dado que desconoce los peligros del lugar, le envían a una pastora lugareña para protegerle a él y al cadáver.
País Mongolia
Dirección Wang Quan’an
Guion Wang Quan’an
Fotografía Aymerick Pilarski
Reparto Dulamjav Enkhtaivan, Aorigeletu, Norovsambuu, Gangtemuer Arild
Género Drama
Duración 100 min.
Título original Öndög
Estreno 14/02/2020

Calificación5.5
5.5

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