Entrar en alguna sala dónde, a partir del 16 de octubre, se proyectará la película ‘El nuevo nuevo testamento’ (Le tout nouveau testament) dirigida por Jaco Van Dormael, del que sin duda recordaremos cintas como ‘El octavo día’ (1996), ‘Las vidas posibles de Mr. Nobody’ (2009), o ‘Kiss & Cry’ (2011), es un auténtico acto de penitencia, mortificación y expiación que no le aconsejo a nadie.
El guión, escrito por el mismo Jaco Van Dormael y Thomas Gunzig, no tiene desperdicio: Dios, interpretado por Benoît Poelvoorde (‘Tímidos anónimos’, 2010) existe y vive en Bruselas, creó al mundo, y concretamente al hombre, porque se aburría, y se pasa el día en bata, fumando y diciendo tacos. Está casado, maltrata a su mujer (Yolande Moreau), tiene una hija (Pili Groyne) llamada Ea y que vive casi en el anonimato a causa de la fama de su hermano. Cierto día, Ea, más que cansada por el intolerable comportamiento de su padre, le roba la llave de la habitación dónde guarda, a cal y canto, su ordenador, y desde el cual, Dios, se dedica a putear a la humanidad con las famosas y archiconocidas leyes de Murphy. Ea consigue piratear y enviar, a través de SMS, la fecha de la muerte de de los propietarios de los teléfonos, en pocas palabras, a toda la humanidad. A través del tambor de la lavadora se trasladará al mundo real en busca de seis apóstoles más, ya que el número 18 es el preferido de su madre, una apasionada del béisbol.
¿Irreverente? No, en absoluto. Para serlo, la cinta tendría de haber afectado mínimamente al espectador, de una forma u otra, algo que no hace ni por casualidad. Y no duden que había camino para una sátira, ironía, crítica sobre la iconografía de la iglesia católica, pero Dormael ni siquiera estructura correctamente el guión, por lo que, al trasladarlo a la gran pantalla, se convierte en un enorme pastiche de fondo tedioso y de estructura repetitiva que no lleva a ningún lugar en concreto, a no ser un soporífero aburrimiento, por mucha intención que se tenga de emular a ‘Delicatessen’ (Jean-Pierre Jeunet, 1991) y su humor negro colgado con pinzas en una atmósfera realmente asfixiante, al extraordinario film ‘Amélie’ (Jean-Pierre Jeunet, 2001) y su estética hipnótica. Por mucho empeño y voluntad que ponga Jaco Van Dormael, es incapaz de recoger las migajas de genialidad de los Monty Python y su ‘Vida de Brian’ (Terry Jones, 1979), o ‘Brazil’ (Terry Guilliam, 1985). A estas alturas, Dormael, ya debería saber que comportarse como Terry Guilliam, no lo convertirá en genio, de la misma forma que vestir a Benoît Poelvoorde, y hacerlo trotar a grandes zancadas por la habitación, no lo transformará en Jeff Bridges ni en ‘El gran Lebowski’ (Joel Cohen, 1998). ¿Catherine Deneuve? Decir simplemente que está a la altura de sus compañeros de reparto, que tampoco es decir mucho, aunque protagoniza una de las mejores escenas: estar en la cama con un gorila metiéndole mano.
En fin, una película que no recomiendo a nadie, excepto a aquellos que estén muy familiarizados con la autoflagelación.
Sinopsis ¿Qué pasaría si Dios existiese y viviese en Bruselas? Dios en la tierra es un cobarde, tiene patéticos códigos morales y su conducta con su familia es odiosa.
País Bélgica
Director Jaco Van Dormael
Guión Thomas Gunzig, Jaco Van Dormael
Fotografía Christophe Beaucarne
Reparto Benoît Poelvoorde, Yolande Moreau, Catherine Deneuve, Pili Groyne, Emylie Buxin, Cyril Perrin
Productora Caviar Films | Climax Films | Juliette Films
Género Comedia
Duración 113 min.
Título original Le tout nouveau testament
Estreno 16/10/2015
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