El oficial y el espía (2019), de Roman Polanski – Crítica

Una película soberana sobre la constante persecución del hombre y la inmediata caducidad de la libertad (in)alcanzable.

Un histórico y siempre perseguido Roman Polanski vuelve con una película robusta y sin resquicios en muchos de sus sentidos. El oficial y el espía es tan sobria y fría como poco osada; no ilustra demasiado y, sin embargo, es técnica y narrativamente formidable.

Rodeado de titanes del mundo cinematográfico, la película avanza como un desfile imperioso y elegante. El pulso de Polanski junto a la fotografía de su amigo Pawel Edelman, la música lejana y enmarcada (casi diegética) de Alexandre Desplat y el vestuario preciso de Pascaline Chavanne, todo este trabajo hace mucho más de la mitad de la obra completa. Pero en un caso real como el de Dreyfuss se necesitaba aportar mucho más que solo la experiencia técnica.

La historia la cargará a sus espaldas el personaje del coronel Georges Picquart, quien investigó insaciable el caso de la supuesta traición de su alumno judío al ejército francés. Es un punto de vista canónico y una narración selecta que, no obstante, no ofrece nada más interesante que la de acompañar al actor Jean Dujardin en su desempeño de la angustia por ir descubriendo cada vez más en la trama de las cartas privadas que reafirman la inocencia de Dreyfuss. Una actuación algo sosa (y un protagonista sin mucha evolución), pero realmente notable viniendo de un actor de comedias.

El oficial y el espía es tan sobria y fría como poco osada; no ilustra demasiado y, sin embargo, es técnica y narrativamente formidable.

La formalidad y la sospechada lucidez de Polanski aburrirán un tanto al espectador con nervio y ganas de inquina, temiendo que tal vez todo ese lío del Yo acuso (J’acusse) del título original quedará en nada (como las denuncias hacia el director polaco que le tachan de pederasta). A mí, sin embargo, el paralelismo que me interesa es el que veo con la película de Alejandro Amenábar, Mientras dure la guerra, donde el protagonista es Unamuno y donde sí resultaba bastante interesante esa cruzada en un contexto militar y político tan complicado.

En El oficial y el espía es Émile Zola ese “Unamuno”, pero tan solo tiene una escena (la del juicio) y se desvanece en un final que va desmontando todo el firme trabajo de investigación anterior. Y es que es en este tercer acto de la historia que vemos de lo que trataba todo, de esa fugacidad del brío y el deber de una persona. En la película la pérdida de honor viene un paso antes del suicidio, el rechazo de una pedida de mano continúa con la resignación automática del caballero y el límite del compañerismo acaba cuando afecta a tu propio puesto de trabajo.

Todo es seco, sin pretensión de reabrir polémicas (salvo la intencionada o no del director en la vida real) y, en general, sigue siendo un relato poderoso y una obra impecable en funciones. Una película soberana sobre la constante persecución del hombre y la inmediata caducidad de la libertad (in)alcanzable.


Sinopsis En 1894, el capitán francés Alfred Dreyfus, un joven oficial judío, es acusado de traición por espiar para Alemania y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Entre los testigos que hicieron posible esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart, encargado de liderar la unidad de contrainteligencia que descubrió al espía. Pero cuando Picquart se entera de que se siguen pasando secretos militares a los alemanes, se adentrará en un peligroso laberinto de mentiras y corrupción, poniendo en peligro su honor y su vida.
País Francia
Dirección Roman Polanski
Guion Roman Polanski
Música Alexandre Desplat
Fotografía Pawel Edelman
Reparto Jean Dujardin, Louis Garrel, Emmanuelle Seigner, Grégory Gadebois, Hervé Pierre, Wladimir Yordanoff, Didier Sandre, Melvil Poupaud, Eric Ruf, Mathieu Amalric, Laurent Stocker
Género Drama
Duración 126 min.
Título original J’accuse
Estreno 01/01/2020

Calificación8
8

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