Entrevista a Aina Clotet, protagonista de Rástros de Sándalo

Aina Clotet

Me recibe una chica normal, con una sonrisa arrolladora y muy cálida. Aina Clotet está encantada con todas las enhorabuenas. Su actuación es una pequeña obra de arte. Ella, al igual que todo el equipo, ha puesto mucho entusiasmo en ‘Rastros de Sándalo’. Está deseando contar como ha sido su experiencia.

Tu papel en la película (Paula), es un personaje muy complejo que evoluciona mucho. ¿Qué es lo que más te gusta de ella?

Cuando recibí la noticia de que María Ripoll me quería para este personaje, me pareció increíble. Yo estaba en Los Ángeles. Por vídeo-llamada me contó el proyecto. En seguida me atrapó el recorrido del personaje.

Es una película que habla de sentimientos universales y Paula encarna esos sentimientos. Representa la búsqueda de nuestra identidad, algo que todos hacemos en algún momento, aunque no resulte una historia tan extrema como esta. Para mí ha sido una suerte poder hacer un personaje así, ponerme en la piel de una persona que ha sido adoptada, y entender ese universo.

Paula y Mina son un canto a la multiculturalidad y a las relaciones humanas. Entendí el personaje muy bien y muy pronto, y María me dio la oportunidad de arriesgar. Era difícil porque hay escenas en las que hay que pasar de cero a mil en apenas segundos.

La clave para sacar adelante este personaje ha sido la honestidad. Era un personaje opuesto a mí, y he tenido que ser muy honesta conmigo misma y con el equipo para poder avanzar en él.

‘Rastros de Sándalo’ se basa en un libro que lleva el mismo nombre. Supongo que leíste el libro antes del rodaje.

Sí, claro. Me leí el libro para así poder entender mejor al personaje. Es verdad que es muy diferente al de la película, pero es útil porque te da más conocimiento sobre el papel. Un actor no deja de ser un vehículo de comunicación emocional, y cuanto más te preparas el personaje, más desarrollas esa comunicación. Además en esta película me sentía con mucha responsabilidad por la realidad que encarna.

Aina Clotet

¿Por qué crees que Paula reacciona así cuando se entera de que es adoptada y de que sus padres se lo han ocultado? ¿Qué es lo que la hace cambiar de rumbo y de actitud, y empezar a buscar sus raíces y asumir la verdad?

Paula al principio siente rechazo ante la noticia. Luego una incredulidad. Más tarde recelo hacia las personas que han sido un referente para ella y que la han transmitido unos valores sólidos. Juzga a sus padres, pero poco a poco entiende que se hizo desde el amor. Esas dos personas le han dado la vida y una nueva oportunidad de desarrollarse como ser humano. La aceptación de la situación por parte de Paula, y el perdón hacia sus padres, estaban muy estudiados en el guión. Ese regreso a casa tenía que ser muy cálido. Y en apenas una frase dice muchas cosas. Hubiera sido un error intentar explicar el personaje en ese punto.

El caos mental que tiene es terrible, lo que disculpa su reacción inicial. La situación le viene grande, y aunque se desborda, no llega a ser muy exagerada debido a su carácter frío.

¿Cómo fue el trabajo con Naby Dakhli, y desarrollar esa historia de amor en la película?

Fue maravilloso. Conectamos muy rápido. Ambos hemos trabajado desde la máxima generosidad, y eso se agradece. Los dos personajes son ciertamente contrapuestos, y Naby aportaba esa alegría tan necesaria. Yo me sentía muy cómoda con él, y Paula también, a la cual la hace sentir libre y la evade de la vergüenza.

¿Crees que la historia de amor entre Paula y Prakash difumina un poco, o intenta templar la historia más dramática de las dos hermanas?

La historia de amor para mi es esencial. De hecho, a mí me hubiera gustado desarrollarla más.

Es muy importante porque la vida no es de un solo color, e incluso en las situaciones más duras, nos reímos. Con esta historia de amor aparece la relajación de paula, son momentos en que esta consigue soltarse. Emocional y físicamente. Se va soltando el pelo, y también se hace más atrevida con el escote. Ella no está acostumbrada a la seducción, pero se enamora. Aunque al principio se acerca más a él por interés, por obtener información sobre la carrera de su hermana en la India.

¿Cómo es trabajar en una cultura tan diferente como la India?

Yo solo rodé dos semanas allí, pero es absolutamente diferente. Era un caos, no sabías si ibas a llegar al rodaje. Pero todo acaba fluyendo de una forma muy natural. La gente era muy simpática y tenían una capacidad terrible para sacar las cosas adelante. A mí me costó la relación con los asistentes, que era muy de inferioridad. Se les trataba un poco mal en un principio, pero al poco tiempo esto cambió. Tienen mucha humanidad, y son felices con poco.

Como actriz ¿qué papel te hubiera gustado hacer en los últimos tiempos o con quién te gustaría trabajar? ¿Y trabajar en Bollywood?

Me hubiera encantado interpretar ‘La vida de Adele’. Su director es maravilloso y me encantaría rodar con él. Saca a las actrices una verdad que desborda. Me quedé totalmente fascinada.

El personaje de Adele es uno de los personajes más potentes que se han hecho en cine. Pero hay muchos, me encantan también los papeles de Marion Cotillard, y ella es una actriz valiente e increíble. Me gusta mucho también el tratamiento que hace Bayona de los personajes femeninos, así como Almodóvar por supuesto.

Sin embargo, en la India los personajes femeninos son menos interesantes, son un poco desastre. Aunque Nandita Das, que allí es muy conocida, busca siempre papeles de cine independiente, mucho más comprometidos. Bollywood se basa mucho en estereotipos y yo creo que no sería lo mío.

Rástros de sándalo

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