Tuvo suerte Marco Ferreri de cruzarse con Rafael Azcona bien pronto, cuando apenas había cumplido la treintena. Fue en un viaje de negocios que el director italiano realizó a España. Coincidieron y congeniaron. No es de extrañar; sus visiones del mundo, también del cine, eran similares. En aquel momento tenían muchos puntos en común, aunque probablemente fue a través de la influencia que ejercía el uno en el otro como su pensamiento llegó a confluir de manera tan extraordinaria. Uno y otro sentían aversión hacia instituciones como la iglesia o el matrimonio (aunque los dos se casaron), y un interés especial por la denuncia social y el humor negro.
Ambos colaboraron por primera vez en ‘El pisito’ (1959), Ferreri tras la cámara, Azcona a cargo del guión. Aunque es una historia escrita por un español y ambientada en España, su estética y puesta en escena beben del neorrealismo italiano. Su enorme éxito facilitó que director y guionista colaboraran hasta en 13 ocasiones más:
Una storia moderna: lape regina (1963)
Se acabó el negocio (La donna scimmia, 1964)
Controsesso (1964)
Oggi, domani e dopodomani (1965)
Marzia Nuziale (1966)
El harén (L ́harem,1967)
La audiencia (L ́udienza, 1971)
No tocar la mujer blanca (Touchez pas la femme blanche, 1974)
La última mujer (La dernière femme, 1976)
Adiós al macho (Ciao maschio, 1978)
Los negros también comen (Y ́a bon les blancs, 1987)
Y dos películas, además de ‘El pisito’, que sobresalen por encima del resto: ‘El cochecito’ (1960), incluida también en esa tendencia al realismo, y ‘La gran comilona’ (1973), más inclinada hacia el surrealismo y la provocación, y bastante alejada de las obras que iniciaron sus carreras.
Ferreri no consiguió hilvanar ningún trabajo especialmente destacable lejos de los guiones de Azcona, pero este último sí participó en otras grandes películas sin la colaboración de Ferreri. Me refiero, por supuesto, a ‘Plácido’ (1961) y ‘El verdugo’ (1963), junto a Luis García Berlanga, otro director con el que se entendía a la perfección. También escribió para Berlanga ‘La escopeta nacional’ (1978), menor que las anteriormente citadas pero no por ello desdeñable.
También redactó el libreto de ‘Belle Époque’ (1992) de Fernando Trueba, ‘¡Ay, Carmela!’ (1990) de Carlos Saura o ‘El bosque animado’ (1987) y ‘La lengua de las mariposas’ (1999) de Jose Luis Cuerda.