Los fantasmas suelen surgir del pasado. Su origen puede ser el recuerdo intensificado de un trauma o el más profundo miedo. Sin embargo, cuando su presencia nos atrapa, el delirio viaja al futuro. De esta manera, entre espíritus, ha continuado la Competición Oficial de FILMADRID. Primero con Children Are Not Afraid of Death, Children Are Afraid of Ghosts (2017) de Rong Guang Rong, donde la búsqueda de respuestas ante un suicidio infantil colectivo terminará siendo un viaje personal a las tinieblas. Y más tarde con la sugerente Daydreams (2016) de Caroline Deruas, en la que los fantasmas se concentran en medio de la transferencia onírica y artística. Dos propuestas en busca de lo inmaterial y sus misterios. Una exploración, que en el caso de Fish & Cat (2013) de Shahram Mokri, es asociada al olor de la sangre. Un filme radical que arrastra la esencia del plano secuencia a lugares insospechados. Una jornada donde las representaciones se desdoblan. Los fantasmas también regresan del futuro.
‘CHILDREN ARE NOT AFRAID OF DEATH, CHILDREN ARE AFRAID OF GHOSTS’ (2017), DE RONG GUANG RONG – COMPETICIÓN OFICIAL
Ladridos de perros. En la oscuridad de la noche, sólo escuchamos los inquietantes lamentos caninos. Se dice que los perros pueden advertir a los fantasmas. Y su nervioso comportamiento en el comienzo de Children Are Not Afraid of Death, Children Are Afraid of Ghosts nos lleva a creerlo. En la lejanía, una interminable sombra corresponde a una aldea en las montañas de la China rural. En 2015, cuatros hermanos y hermanos de 5 a 14 años se suicidaron colectivamente bebiendo pesticida. Una trágica noticia que traumatizó a Rong Guang Rong, director de la película. Ante la incesante aflicción, decidió emprender un viaje en busca de respuestas. Llegar a descubrir el miedo. Para llegar al pueblo, la carretera serpentea y las desviaciones son constantes. Todo un aviso de lo que le espera. Porque allí, impera un misterio silencioso. Nadie quiere contar nada sobre lo ocurrido, ni siquiera se consiente la presencia de morbosos extraños. Desde el carácter documental, el realizador se amparará en los niños abandonados para lograr discernir una explicación. Resulta muy inquietante que las únicas personas grabadas por Rong Guang Rong sean críos, ya que el rastro de los adultos sólo se percibe en el acoso sufrido para boicotear la película. Al principio del filme, se indicaba que cualquier parecido con la realidad es mera intención. Un intento de investigar, mas siempre desbaratado por la violencia y hermetismo de los aldeanos. Durante su lucha por continuar con el proyecto, un amigo le expone que cada imagen filmada será una conquista. El siguiente paso es encontrar a los fantasmas. Espectros con formas animal que él logro vencer. Cuando aparezcan las reconocerá.
Antes de emprender el viaje, Rong Guang Rong se despide de sus hijos. Los niños del pueblo no son los únicos que acaparan su cámara, también su arraigado entorno familiar. Su actitud hacia sus descendientes es especialmente afectiva. Comprende los temores de la infancia y su corazón late a su ritmo. Cuando era pequeño, vivió un tortuoso divorcio en el que su madre y él se plantearon el suicidio. En ese momento, la muerte era una solución digna. Una angustia que todavía sigue viva. Ya que como apreciamos rápidamente, el director tiene un férreo nexo con la injusticia y las pesadillas. Además de director de cine, también es poeta. Ambas artes suponen un desahogo emocional en su vida diaria, convergiendo fluidamente en su obra. Pese a ser un documental, el lirismo conquista las imágenes y nos entrega las escenas más aterradoras. Mezclando la tragedia de ese grupo de hermanos con sus propios hijos, se representa un terrorífico teatro sobre la fatídica noche en la aldea. Pero este no es más que un juego con los peluches de sus hijos, sirviéndose de la inocencia para llegar a la maldad. Un recurso moralmente dudoso, también perturbando la mente del creador. El regreso al horror no le está angustiando sólo a él, sino a su niño anterior. Ese chico que estuvo a punto de suicidarse. Puede que ahora lo cometa. Así se producirá un encuentro con los fantasmas que habitan en Children Are Not Afraid of Death, Children Are Afraid of Ghosts. Aunque antes de darse por vencido por el demoledor abandono infantil, decide escuchar un segundo. Ya no hay ladridos. La nana de un niño ha calmado a los perros.
‘FISH & CAT’ (2013), DE SHAHRAM MOKRI – FOCO COMEDIA Y ABSURDO EN EL CINE IRANÍ
En 1998, se descubrió un restaurante que servía comida humana en Irán. Macabra actividad concluida con la detención de los tres cocineros. Mediante un cartel, esta es la presentación de Fish & Cat (2013) de Shahram Mokri. Una violenta premisa que nos traslada instantáneamente al lugar de los hechos. En ese peculiar paraje, dos hombres escuchan la radio. Una tranquilidad interrumpida por la alegre música del coche llegado de Teherán. Un comienzo familiar para el género slasher. Contraídos por la tensión desde el primer instante, Shahram Mokri nos encierra en su mundo descolorido. Pues Fish & Cat es la presión de un cuchillo sin llegar a separar el filo de la piel. La compresión impaciente de la sangre. Una situación hostil imposible de amenizar. Tras el primer encuentro entre los jóvenes y los cocineros, estos cruzan un bosque hasta llegar a un lago. Emplazamiento a donde llegan estudiantes para competir en un concurso de cometas. En esa zona cerca del Mar Caspio, no hay luz ni color. En medio de la siniestra naturaleza monocromática, sólo destaca el rojo. El inconfundible augurio del destino de todos los personajes. Una dilata expectativa filmada mediante un osado plano secuencia de 134 minutos. Valedor de un espectacular arrojo por parte de Shahram Mokri, componiendo un placentero mosaico. Disfrute para quiénes no estamos cerca del lago, ya que para ellos será su final. Mientras disfrutan distraídos, la estructura del filme se nutre de casuales encuentros entre la afluencia, donde la cámara sigue a los personajes que se cruzan. Muchas de esas conversaciones se enmarcan en la emigración de compañeros, con su próspero presente en otras partes del mundo. Ellos no alcanzan a oler la sangre.
Mediante los múltiples agrupamientos, el formalismo de Fish & Cat se asienta en el concepto espacial. Una idea ya explotada por otros planos secuencias, mas la originalidad y el valor de la película reside en la temporalidad. El sol nunca aparece, ni la noche hace acto de presencia. La precisa captura de un momento. Porque la cámara no se detiene, sin embargo, el tiempo narrativo está congelado. Otra decisión intrépida de Shahram Mokri, que generará un asombro verdadero. Cuando nos percatamos de que lo único en movimiento es una bolsa llena de carne, nuestra impaciencia se acrecienta. Esperamos que los cocineros empiecen cuanto antes con la carnicería. No obstante, al cruzarse con los adolescentes sólo impera la incomunicación. Un abismo entre generaciones que violenta cada roce. En un lago sin límites espaciales ni temporales, nos contraemos hasta que las cometas empiecen a volar en el cielo. Cuando el cuchillo deje de presionar nuestra carne. Entonces, la sangre comenzará a brotar.
‘DAYDREAMS’ (2016), DE CAROLINE DERUAS – COMPETICIÓN OFICIAL
Existe un lugar donde las fotos se desvanecen. Una residencia donde la inspiración muta en fantasmas. Este espacio simbólico para las artes francesas es la Villa Médici en Roma. Un complejo arquitectónico por cuyos aposentos ha transcurrido gran parte de la Historia europea. Desde 1803, la Academia Francesa oferta un concurso para poder pasar un año bajo su techo. En Daydreams (L’indomptée), la escritora Camille y la fotógrafa Axèle, interpretadas por Clotilde Hesme y una Jenna Thiam cuyo magnetismo domina la película, tienen el privilegio de ser seleccionadas. Para la primera, llega en pleno proceso de bloqueo, mientras que la joven Axèle representa todo lo contrajo, un espíritu libre e indomable. Una vivencia experimentada de primera mano por la directora Caroline Deruas, accediendo a la Villa en su tercer intento. Una estancia que implica un punto de inflexión en la vida de cualquier artista. Inmersa en esa aura mística, tuvo tiempo para conectar con los fantasmas pasados del complejo, concibiendo los primeros bocetos de su ópera prima. Pues Daydreams es la integración de todos sus recuerdos: los íntimos, los fantasmagóricos y los artísticos. Logrando de esta manera capturar perfectamente la esencia de la Villa Médici. Un halo transformador.
En 1912, más de 300 años después de abrir sus puertas a artistas, entra en la residencia la primera mujer seleccionada. Lucienne Heuvelmans fue una prestigiosa escultora francesa que rompió todas las barreras tradicionales. Durante su estancia en la Villa, Caroline Deruas meditó realizar su primera película sobre esta potente biografía. Pues tanto Lucienne, Camille, Axèle y Caroline fueron huéspedes debido a su innegable talento. Pero el papel de la mujer en la Villa Médici no siempre fue igualitario. Mientras estaba rodeada por hermosas estatuas, otra idea de la realizadora fue profundizar en los morbosos mitos de los cardenales italianos. Desde la muerte de la adolescente Mesalina, lo femenino quedaba en las tinieblas. Pues, lo fascinante del lugar es la perdurabilidad de las leyendas. Todas ellas ocultas en las paredes, ahora en forma de fantasmas. Al ser acogido por ese lugar extraño, estos te guiarán a nuevos pecados. A dejar tus secretos escritos en las paredes. Para transmitir el vínculo entre el pasado y el presente, Caroline Deruas da todo el poder a la imagen. Con un amplio rango de recursos cinematográficos, se ampara en lo onírico para dar rienda suelta a toda su creatividad. Un resultado que lejos de ser pretencioso, es sugerente y autoconsciente. Una ensoñación a plena luz del día. Pues la inspiración es delirio.
Los artistas seleccionados para entrar en la Villa Médici pueden entrar con sus familias. El acompañante de Camille es Marc, un laureado escritor. Mientras que Axèle es libre. Porque si el peso de la residencia es una carga insoportable, las ataduras emocionales pueden ser incluso mayores. Ante el aprisionamiento de Camille entre las estatuas y el prestigio de su cónyuge, cada vez se acercará más a Axèle. Y mientras escriben y fotografían, sus personalidades y estados artísticos se difuminarán. Relación que hace de Daydreams un divertimento seductor. Un primer largometraje arriesgado, mas siempre firme gracias a los recuerdos personales. Ya que Caroline Deruas vivió un año entre espíritus. Ahora el espectro de Daydreams visitará a los nuevos residentes de la Villa Médici.