Alguna vez en nuestra vida, todos hemos fingido ser otra persona: imitar gestos, maneras de hablar, voces. Actuar no está muy lejos de esto, pues implica convertirse en otra persona que no eres tú, y conseguir que el público se lo crea.
Es cierto que muchos personajes pueden tener rasgos parecidos a los de tu propia personalidad, pero y ¿si el papel que debes interpretar es el de un asesino en serie o el de un enfermo terminal? ¿O si, sencillamente, no comparte apenas ningún rasgo de tu carácter?
Testimonios de algunos actores confirman que sus personajes ficticios han influido en ocasiones en su propia personalidad, minando su persona en detrimento de una nueva forma de ser. A continuación citaremos algunos ejemplos:
Michelle Jenner tuvo que interpretar a una joven que sufre abusos sexuales por parte de su padre en la película ‘No tengas miedo’ (Montxo Armendáriz, 2011). Ella misma confiesa que le costó bastante no verse afectada.
Javier Bardem, en ‘Biutiful’ (Alejandro González Iñárritu, 2010), interpretó a un hombre continuamente atormentado por una muerte que presiente próxima. Bardem reconoce que entre los tres meses de preparación del personaje, y los cinco de rodaje, llegó un punto en el que no distinguía entre realidad y ficción, y su estado de ánimo se vio afectado.
Jodie Foster, con tan sólo 13 años, interpretó en ‘Taxi Driver’ (Martin Scorsese, 1976) a una prostituta con problemas de drogadicción. Scorsese, consciente de la crudeza del papel, la obligo a hablar con un psicólogo antes y durante todo el tiempo que duró el rodaje. Su hermana hizo de su doble en algunos momentos escabrosos del film.
Pero no todas las experiencias tienen resultados negativos. Luis Tosar se metió en el papel de un maltratador en ‘Te doy mis ojos’ (Icíar Bollaín, 2003). Al finalizar el rodaje, acabó tan sensibilizado con el tema que se volcó en campañas contra la violencia de género.
Estos son solo algunos ejemplos, y a partir de ellos realizo la siguiente reflexión. Hay, fundamentalmente, dos corrientes que marcan la forma de interpretar de un actor. Una de ellas, deudora del actor y director ruso Stanislavski, dice que los actores no tienen que interpretar simplemente un papel, sino que deben meterse completamente en el personaje. Marlon Brando o Robert de Niro pertenecen a esta «escuela». También Dustin Hoffman, quien pasó varias noches sin dormir con el fin de parecer cansado en el film ‘Marathon man’ (John Schlesinger, 1976). Laurence Olivier, perteneciente a la otra corriente de interpretación, le dijo la famosa frase «¿Por qué no pruebas simplemente a actuar?».
Dos formas de interpretar, dos formas de ver la profesión del actor. ¿Con cuál te quedas tú?