La llegada (2016), de Denis Villeneuve – Crítica

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Equilibrando ciencia-ficción y lirismo, La llegada es una oda a la comunicación y la necesidad de abrazar lo diferente. Deviniendo en una delicada dimensión emocional gracias al pulso de Denis Villeneuve y a Amy Adams en su mejor papel.

“El idioma determina el modo en el cual los miembros de una sociedad piensan y comprenden el mundo.” Esta afirmación corresponde a la hipótesis de Sapir-Whorf, estableciendo diferentes tipos de observación y puntos de vista sobre el mundo según la gramática utilizada. Por consiguiente, la teoría defiende que el pensamiento depende del lenguaje, reconfigurando el cerebro al aprender un nuevo idioma. Este tema del relativismo lingüístico es uno de los pilares de La historia de tu vida de Ted Chiang, premiado relato corto de ciencia-ficción. Una historia sin aparente adaptación cinematográfica posible, requiriendo un afilado bisturí para formular su intelectualidad intrínseca. En 2013, le llegaba el libro a Denis Villeneuve, reconociendo el potencial, pero sin tiempo para solidificar los matices de las ideas de Ted Chiang.  Tras la escritura del guión por parte de Eric Heisserer y la aprobación del escritor, se le presentaba a Villeneuve la oportunidad perfecta para iniciarse en el género. Entendiéndose como un calentamiento para el gran desafío de su carrera, filmar la secuela de Blade Runner (1982): Blade Runner 2049. Sin embargo, la carga de retomar el filme de culto no era suficiente y ha añadido el listón de su propia obra de arte. Pasarán los años y las imágenes de La llegada seguirán grabadas en nuestra retina, haciéndose hueco forzosamente entre la iconografía de la ciencia-ficción. Un viaje a lo desconocido unificando mensaje y emoción, pero ante todo terrenal.

El lenguaje y la ciencia son las dos respuestas racionales a lo inexplicable. Necesitando un aprendizaje para poder desentrañar los desafíos intelectuales que emergen a lo largo de toda una existencia. Por ello, no es casual que la película comience en la universidad. Un santuario del conocimiento que sirve como contrapunto humano a la nave espacial. Sin tiempo para profundizar en el hogar de la protagonista, la Dra. Louise Banks, rápidamente se altera el orden de una de sus ponencias debido a la noticia de la aparición de doce naves extraterrestres en diversos lugares del planeta. Antes de que el caos gobierne, los países ponen en marcha los protocolos para mitigar el punzante temor. Cada región debe realizar el primer contacto, en vista de dar respuesta a la conjunta llegada sin aparente rastro de  violencia. El primer paso para comprender a los extraterrestres es trabajar en equipo y ser generoso. Pues la disposición de las naves no es casual y genera un profundo debate sobre la colaboración. Sirviéndose Villeneuve de la ciencia-ficción como vehículo para diseccionar la realidad con una incisiva mirada crítica. Si la raza humana dependiese de la cooperación frente a una amenaza, ¿sobreviviríamos? Es anecdótico que el filme se estrenase en Estados Unidos en una semana histórica con la victoria de Donald Trump en las elecciones. Un presidente cuya propuesta más célebre es la creación de un muro entre Estados Unidos y México. Unas barreras ordenadas por Ted Chiang para mostrarnos la dificultad para colaborar, enfatizando las desventajas y el odio provocado. Aunque el relato se centra en la perspectiva de Estados Unidos, habría otras once tramas correspondiendo a la localización de las otras naves. Reforzando de esta manera la hipótesis de Sapir-Whorf, al ir descubriendo la forma de manejar una situación tan delicada según el lenguaje y las culturas correspondientes. Debido a que el enfoque racional del filme contiene una cantidad ingente de consideraciones sobre el estado de la comunicación y las herramientas para entender lo desconocido. En un momento determinado, Louise borra parte de una pizarra llena de fórmulas escritas por el físico teórico, Ian Donnelly, para escribir la cuestión vital del dilema al que se enfrentan. Ejerciendo esa pizarra como perfecto ejemplo de la necesidad de cooperación y la importancia de la transferencia de conocimiento al unirse ciencia y lenguaje. Pensamientos fascinantes de un carácter ensayístico, que pese a su aparente densidad, Denis Villeneuve filma como una experiencia trepidante.

Desde su golpe encima de la mesa en 2010 con la contundente Incendies, Denis Villeneuve se ha convertido en uno de los nombres propios del cine de la última década. Tras una premiada trayectoria anterior, ganando en 2008 el Premio al mejor cortometraje en el Festival de Cannes con Next Floor, la cinta sobre las heridas de la Guerra Civil Libanesa remarcaba el nombre del director canadiense. Con un ritmo infatigable, Villeneuve ha ido puliendo su narrativa a través de la turbiedad de Enemy (2013) o la tensión de Sicario (2015). Sin embargo, nunca antes había conjugado un filme tan ambicioso y con una ejecución tan impecable. El mayor reto era enfocar la profundidad del mensaje dentro de una aventura inmersiva. Interiorizando la advertencia de la necesidad de colaboración, La llegada se construye desde las virtudes de un equipo en el que Villeneuve es el líder. Las contribuciones más evidentes son la banda sonora y la fotografía, en manos de Jóhann Jóhannsson y Bradford Young respectivamente. Con su trabajo, la dimensión sensorial aumenta elevándose hacia el espacio exterior. La combinación es una perfecta conjunción de sensibilidad y frescura, abrazando el misterio al primer contacto. Miedo, vértigo o claustrofobia son algunas de las vibrantes  sensaciones transmitidas con nervio. No obstante, la prueba de fuego en un filme de ciencia-ficción se encuentra en el diseño, donde La llegada es superlativa. Tanto el diseño de producción como el diseño de sonido hacen de lo extraterrestre imágenes memorables que se agregan a los grandes mitos del género. Una iconografía personal y asombrosa que perdurará. En la que tal despliegue de talento forma un círculo sin aristas, donde la razón sustenta la forma, aunque el alma resida en el centro junto a la emoción.

Al concebir ciencia-ficción, suele estar vinculada a tres propuestas: plantear una aventura que escapa a la imaginación, diseccionar la realidad y agudizar emociones frente a lo extraño. La magnitud de La llegada es tan sublime porque consigue armonizar estas tres intenciones, convirtiéndose en un perfecto ejemplo de obra total del género. Entre las distintas finalidades, la menos explorada históricamente es sensibilizar las imágenes para llegar a afectarnos. Villeneuve lo consigue gracias a la firme conexión con la naturaleza, evocando a un espíritu lírico. La belleza palpitante nos envuelve y nos transporta a una dimensión de la que es difícil salir sin lágrimas. La inspiración y la complejidad del trascendental poema constituyen una experiencia inolvidable. Una composición personal vista desde los ojos de una brillante Amy Adams en su mejor papel. Desde 2005, la intérprete estadounidense ha acumulado cinco nominaciones a los Óscar, cuatro de ellas como actriz de reparto y una como principal por La gran estafa americana (2013). Pese a poseer un contrastado talento, su hueco en las producciones más atractivas siempre ha estado supeditado a un segundo plano. Siendo La llegada un punto de inflexión en su carrera, creando una heroína fuerte e inteligente. La mezcla de vulnerabilidad y delicadeza aporta una calidez reconfortante y una valiente guía a la que seguir sin miramientos. Amy Adams nos hace creer en lo que estamos viendo, aportando  sutiles matices como la escritora del hermoso poema. Entre la luz y las capitales composiciones de Max Richter, la mirada de Louise Banks contempla su vida y nos conmueve de forma incontrolable. Logrando concordar su respiración con la nuestra, invadiendo fácilmente nuestro interior.

En definitiva, La llegada avanza imparable desde su inesperado comienzo, creciendo en cada secuencia hasta llegar a un final difícil de asimilar. Al acabar la película, su naturaleza especial y única es una certeza. Es en ese preciso instante cuando la hipótesis de Sapir-Whorf empieza a actuar, reorganizando nuestra mente al visualizar un lenguaje cinematográfico excelso. La lógica y la emoción se acoplan a la perfección para consumar una obra esencial del género. Denis Villeneuve y Amy Adams únicamente son la cabeza visible de un inspirado equipo técnico y artístico. No cabe duda de que los diseños de lo inimaginable supondrán un símbolo para el cine y como mensaje de auxilio. La verdad que desprende sobre la humanidad y cómo el odio se impone al entendimiento no hacen más que aumentar su valor. Al conocer la noticia de la llegada de las naves extraterrestres, la curiosidad se apodera de nosotros. Generando unos interrogantes cuyas respuestas precisan de una mirada cristalina y exigen reflexión. Poco a poco nos iremos acercando al objeto no identificado, sin darnos cuenta que el universo ante nuestros ojos sólo acaba de empezar, expandiéndose y no encontrando límite. Una incursión que hará cambiar consciencias e influirá en la visión del mundo, ejerciendo nuestro propio papel en la historia. Ya que el futuro se vislumbra oscuro en el horizonte y la humanidad necesita reconciliarse consigo misma. Necesita una llegada.

Jeremy Renner as Ian Donnelly in ARRIVAL by Paramount Pictures

Sinopsis Cuando naves extraterrestres comienzan a llegar a la Tierra, los altos mandos militares contratan a una experta lingüista para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza. Conforme la mujer aprende a comunicarse con los extraterrestres, comienza también a experimentar flashbacks extremadamente realistas que llegarán a ser la clave que dará significado a la verdadera razón y gran misterio de esta visita extraterrestre…
País Estados Unidos
Director Denis Villeneuve
Guión Eric Heisserer
Música Jóhann Jóhannsson
Fotografía Bradford Young
Reparto Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker, Michael Stuhlbarg, Mark O’Brien, Tzi Ma, Nathaly Thibault, Pat Kiely, Joe Cobden, Julian Casey, Larry Day, Russell Yuen, Abigail Pniowsky, Philippe Hartmann, Andrew Shaver
Género Ciencia ficción
Duración 116 min.
Título original Arrival
Estreno 18/11/2016

Trailer

Calificación8.5
8.5

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Carlos Chaparro

Estudió Comunicación Audiovisual, permitiéndole trabajar en su pasión: el cine. Un amor incondicional que nació al descubrir a Patricia y Michel paseando por los Campos Elíseos.

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  1. Cristina 23 enero, 2017 at 20:06 Responder

    Soy de esas personas a las que no les gustó «La llegada», lo confieso.

    Me parece que en esta película la ciencia ficción es una mera excusa para narrar un drama personal, al igual que sucede en «La casa del lago» o «Frequency» Pero mientras que las anteriores no tienen grandes pretensiones y satisfacen al final, esta es MUY pretenciosa y tampoco satisface a nivel emocional.

    Si nos fijamos detalladamente, las decisiones trascendentales para la humanidad o para los extraterrestres… no tienen consecuencias a largo plazo. Ninguna.

    En cuanto a su vida personal, sí que cambia, pero tampoco en un sentido positivo (no quiero hacer spoiler). Personalmente, me transmite fatalismo. Sé que la película quiere decirme «lo importante es el viaje», pero lo que me muestra es «da igual lo que hagas, siempre pierdes».

    Además, recurre a clichés para solucionar problemas. Con un enorme potencial para sorprendernos, resulta que elige apoyarse en soluciones manidas y melodramáticas.

    Una última crítica sería hacia el ritmo… es aburrido e interminable… alarga escenas sin ningún motivo, con pausas en los diálogos que me parecen intolerables.

    El tema es sin duda interesante, pero creo que no está desarrollado adecuadamente. Me alegra que haya tenido buena acogida porque demuestra que el público quiere películas de ciencia ficción dura, que le interesa el lenguaje, incluso que le interesa la literatura (pues muchos acuden por el relato que adapta).

    Pero no es buena película. Creo que quienes la han disfrutado han puesto mucho de su parte, supliendo lo que falta y perdonando los errores. Yo no he sido capaz.

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