Sólo en la comedia se pueden tomar en serio, y entender como posibles, las premisas iniciales del cura protagonista. También la forma en que va a acabar. Sólo en la comedia se entienden los primeros 30 minutos, porque es el tramo en el que el director tuvo claro lo que pretendía contar, y cómo.
No sólo en la comedia se pueden usar los siguientes ingredientes: un par de muertos, un aborto sangriento, una enfermedad terminal, pérdidas de custodias de hijos, pacientes sacados de un frenopático… El ser humano es tan complicado y retorcido cuando observa, que el número de carcajadas que se arrancan en una sala, es directamente proporcional a las desgracias que se incorporan en la narración.
Lo que ya no se puede entender de ninguna forma es que, pasada la mitad de la proyección, el director dé un giro completo al tono de lo visto hasta entonces, y nos meta en un drama múltiple. Rompe la coherencia de la narración, y esto provoca en el espectador desorientación e incomprensión.
Todo se entenderá menos aún, si a lo anterior se le añaden interferencias en la continuidad de la historia principal, y “despistes” en las motivaciones del cura protagonista. Además, estas últimas se ven interrumpidas y alteradas por las tramas secundarias que aparecen de forma desordenada, con saltos temporales, y por personajes desgobernados que vienen y van.
El cura de un “poblado” dálmata, empujado por el paulatino envejecimiento de sus feligreses, y a la vez, para evitar que estos sigan incurriendo en el católico pecado que conlleva el uso y consumo de preservativos, decide unirse a los dos dispensadores oficiales de esos condones, para agujerearlos todos y venderlos después. Con ello matarán dos pájaros de un mismo tiro: nacerán niños, y quedarán libres de confesión los que usen estos condones, puesto que son “furifallos”. (Al pinchar las gomas, no se dice nada de la aparición instantánea de otros posibles pecados, como la mentira o el robo, pero bueno, tampoco se trata de aguar la fiesta a los guionistas con el rigor extremo).
Conseguido este primer objetivo por parte del joven párroco, surgirán casi automáticamente las primeras consecuencias negativas de sus buenos actos -o sea, como la vida misma- y estos van a ser: la presencia multitudinaria de turistas que persiguen esas aparentes cualidades fértiles del pueblo, y que al mismo tiempo, van a servir de excusa a algunos de los paisanos para protestar por el peligro que esto supondrá para perpetuar al “croaticus balcánicus”; nacerán niños a cuyos padres se les obliga, mal a pasar por el altar, o peor a huir por la presión social; se multiplicarán las madres solteras; y finalmente, llegarán los chivateos al obispado de estos métodos conceptivos que ha utilizado el cura.
Este pretexto de cura de aldea –no es el de Bresson, ni el párroco comunista, Fernandel- para mejorar las malísimas estadísticas en la natalidad local, le sirve al director para criticar someramente y de forma embarullada: la actualización y renovación de los métodos de cotilleo rurales; las facilidades que la tecnología ha otorgado para la invasión en la privacidad de la gente; la xenofobia velada detrás de los localismos incontrolados, o sea, los necionalismos; el casi exclusivo interés de quienes ostentan el poder, para controlar y tapar las malas noticias sobre sus desgobiernos; la vehemencia de los altos cargos de la Iglesia por ocultar, sola y fundamentalmente, los casos de pederastia; el placer por la ostentación y el dinero de estos mismos altos cargos; la conversión de lo que antaño se conocían como telediarios y en general de los medios de comunicación, que han pasado a ser empresas de fomento turístico, y escaparates en los que se dice a la gente qué consumir y en qué gastar el dinero; para terminar, el director impondrá la sospecha de que todas las buenas famas… mantienen algo oculto.
Para ser una comedia, que es como califican esta película todas las publicaciones consultadas por un servidor, es chocante que todo termine mal.
Como en comentarios de películas anteriores, dejo para el final lo que se salva de esta película “croática”: las localizaciones, el pueblo en el que se rodó, y la parroquia en la que todo sucede. Al resto, le queda poca vida.
Sinopsis Un cura decide pinchar los preservativos, antes de su venta, para fomentar la natalidad. Pero el inevitable crecimiento demográfico convierte a la isla en foco de atracción para parejas extranjeras con problemas de fertilidad.
País Croacia
Director Vinko Bresan
Guión Vinko Bresan, Mate Matisic
Música Mate Matisic
Fotografía Mirko Pivcevic
Reparto Kresimir Mikic, Niksa Butijer, Marija Skaricic, Drazen Kuhn, Goran Bogdan, Zdenko Botic, Ivan Brkic, Filip Detelic, Jadranka Djokic, Lana Huzjak, Tihana Lazovic, Stjepan Peric, Lazar Ristovski
Productora Interfilm / Zillion Film
Duración 93 min.
Género Comedia
Título original Svecenikova djeca
Estreno 07/11/2014
Trailer