Stop motion y acuarela: mejores películas de animación

Animacion stop motion y acuarela

Si exceptuamos las producciones de Pixar o DreamWorks (que suelen optar por la animación por ordenador y rara vez por sistemas como el stop motion o la acuarela), el cine de animación sigue siendo de consumo minoritario. Por un lado, prevalece la noción errónea de que este cine está destinado casi exclusivamente al público infantil (quizás para pasar un buen rato en familia), y por otro, es cierto que la delimitación de la animación como género desvirtúa todo lo que esta potencialmente abarca: en la edición de los Oscar de 2016, Inside Out fue la premiada dentro de esta categoría, pero parece un poco absurdo que compitiese con una película como Anomalisa, un drama más profundo que el de la mayoría de las seleccionadas a la propia categoría de drama.

En este artículo pretendo hacer una pequeña selección con algunas películas de animación, en este caso realizadas con técnicas de stop motion y acuarela, que no debería de pasar por alto ningún cinéfilo.


ACUARELAS

El cuento de la princesa Kaguya (2013): La ya mencionada película de Isao Takahata homenajea a la cultura y tradición nipona tanto a través de su contenido (adaptando el cuento popular El cortador de bambú) como de su forma (el trazo de sus acuarelas emulan el arte de la caligrafía tradicional japonesa). Su animación minimalista acompaña un relato sosegado y mágico, con una escena final conmovedora para el recuerdo. Su maravillosa banda sonora compuesta por Joe Hisaishi:

Ernest & Célestine (2012): Esta preciosidad francesa habla sobre la amistad, el arte (una de sus mejores escenas refleja el paso de las estaciones a través de la pintura de Celestine y la música de Ernest), la libertad y la lucha contra lo establecido, y se puede disfrutar con cualquier edad. Además, recientemente hemos tenido grandes noticias, pues se ha anunciado para este año tanto una secuela, como una serie de 26 capítulos. Escena de las estaciones:


STOP MOTION

Mary and Max (2009): En ella se abordan temas como la soledad, la depresión o el síndrome de Asperger, todo desde el humor negro característico de Adam Elliot. Es difícil no enamorarse de esta película, ni evitar odiar un poco a su director por decidir no volver a hacer otro largometraje (esperemos que cambie de opinión con el tiempo). Por suerte podemos disfrutar de sus cortos, como la trilogía Uncle, Cousin, Brother, y su ganador del oscar Harvie Krumpet, todos tan tristes y profundos como Mary and Max (la parálisis cerebral, el síndrome de Tourette o el alcoholismo son algunos de los temas tratados, siempre a través del stop motion). Como curiosidad, Adam Elliot padece un tipo de enfermedad similar al Parkinson, lo que le confiere a sus personajes cierta irregularidad en sus formas (todos modelados por él), resultando estos curiosamente más orgánicos (o imperfectos, como sus vidas).

Mary and max - stop motion

Anomalisa (2015): En el cine la figura del guionista suele estar supeditada a la del director, pero hay ciertas excepciones a esta regla. Charlie Kauffman es sin duda una de ellas (todos asocian Eternal sunshine of the spotless mind con su guión, antes que con la dirección de Michel Gondry). Durante los últimos años ha comenzado a dirigir sus propios guiones, siendo Anomalisa su segunda película después de la deprimente (en el mejor sentido) Nueva York en escena. En un principio no estaba planeado que se realizase en animación, pero finalmente pensaron que esto le confería una dimensión mayor de profundidad alegórica. La despersonalización a través de seres clónicos, la monotonía, la apatía o el desprecio por la mediocridad que lo impregna todo son temas presentes en la película, así como el cambio de filtro en nuestra percepción cuando creemos encontrar el amor, y lo poco que dura desengañarnos y que volvamos a ver todo del mismo color, o escucharlo en el mismo tono. Especial mención merece la escena de sexo, porque quizás sea de las más realistas que haya dado cine (y no solo de animación).

Anomalisa - stop motion

La vida de Calabacín (2016): Con una gran sensibilidad, esta reciente película en stop motion trata sobre la infancia robada, el amor inocente o la amistad. Mientras nos atrapa con su precioso acabado visual, su mirada tierna nos va reconciliando poco a poco con todo lo bueno que hay en la vida, sin llegar a resultar empalagosa o simplona. La única pega: que solo dura 66 minutos.

Coraline (2009): Adaptación de la novela de Neil Gaiman, que a día de hoy sigue siendo la última película de Henry Selick, director de Pesadilla antes de navidad. Quizás con los años no haya alcanzado la condición de película de culto como lo hiciera la producida por Tim Burton, pero desde luego es igual de divertida, terrorífica e inolvidable (sin ser musical, eso sí). Una de las productoras implicadas en Coraline es Laika, la cual hace poco nos regaló Kubo.

More (1998): La idea de este artículo es la de no incluir cortometrajes, pero aquí me voy a permitir hacer una excepción. Antes de realizar para DreamWorks Kung Fu Panda, o la más independiente y reciente El Principito, Mark Osburne hizo este corto en stop motion. Creo que es mejor no decir nada sobre él, simplemente vedlo, porque 6 minutos pueden resonar y permanecer en nosotros más que filmografías enteras.

Share this post

Álvaro López

Graduado en psicología y técnico en medios audiovisuales. Tengo varios cortos escritos y dirigidos, y profeso un amor incondicional por Haneke, Linklater y Carlos Vermut. From the deep Murcia.

No existen comentarios

Añade el tuyo