Películas o series

Juego de Tronos

Juego de Tronos

Películas y series han sido siempre productos muy diferentes. Sin embargo, en la actualidad compiten cada vez de manera más directa.

Las características que diferencian a unas y a otras han dejado de ser exclusivas, se están mezclando, y la distancia entre ambas se acorta por momentos. Vemos, sobre todo aquí en España, como muchas de las películas están adoptando una estética y una forma narrativa propia de las series de televisión. Los productores incluso prefieren caras conocidas en la pequeña pantalla para encabezar el reparto de sus películas.

Paralelamente, observamos como las series procedentes de Inglaterra y Estados Unidos han seguido el proceso contrario. Éstas han tratado en los últimos años de imitar las particularidades que hasta entonces eran propias del cine.

A pesar de todo esto, la fusión entre ambos productos todavía conserva límites. Seguimos viendo en series de enorme calidad como Juego de tronos un desarrollo de la historia mucho más basado en el diálogo que en la acción. Muchas veces, no vemos lo que ocurre, sino que esto se nos cuenta en boca de un personaje. HBO, la productora de dicha serie, no puede permitirse rodar tantísimos minutos de batallas y efectos especiales, y agarran el recurso del diálogo como manera de hacer avanzar la acción. Es algo lógico, y que no desmerece el fantástico trabajo de la empresa americana.

Sencillamente, los ritmos de producción de una serie y una película son distintos, y esto se nota en el resultado final.

The Wire

The Wire

De la misma forma, un film está concebido como una historia con un principio y un final. Es un producto que es puesto en venta una vez acabado. Con una serie no ocurre esto en la mayoría de las ocasiones, pues la audiencia determina el desarrollo y la longitud de la trama.

Una serie es una experiencia que se mantiene en el tiempo hasta que los espectadores comienzan a dar señales de agotamiento. Por supuesto, hay excepciones como The Wire, quien incumple la inmensa mayoría de estas características. De ella dicen que es la mejor serie de la historia, que es puro cine.

Y esto denota lo que es por otra parte lógico por las características específicas de cada uno: el cine atesora mayor riqueza que las series. Estas aspiran a adquirir la grandeza de una buena película.

Sin embargo, tienen otras características que las hacen más apetitosas para el gran público (de aquí que el consumo de series haya aumentado en mayor proporción al de largometrajes). Las series poseen el enganche del capítulo anterior, la ventaja de no tener que presentar a los personajes cada vez que nos sentamos frente al televisor, lo que las hace más ligeras y consumibles. Se le exige un esfuerzo menor al espectador. La identificación que sientes con el personaje (que aumentará con el tiempo) y la intriga suscitada por la trama te empujan a consumir más capítulos.

El cine por su parte está mucho más unido al arte, y a las diferentes corrientes artísticas. Es innovador, busca nuevas formas de expresión audiovisual, perdura más en el tiempo, y es objeto de estudio por diversas disciplinas.

Por lo tanto, el cine o al menos el buen cine, ese al que llamamos séptimo arte, tiene aspiraciones mucho más complejas, mientras que las series, que han mejorado muchísimo en poco tiempo, siguen orientadas más hacia el simple entretenimiento.

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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