Dice David Fincher que su última película, ‘Perdida (Gone Girl’), es la más cercana a Alfred Hitchcock. Ambos directores han sabido mostrar en sus respectivas filmografías que manejan a la perfección las dosis de emoción, de suspense y de riesgo que deben padecer sus protagonistas, cada uno con su propio estilo en diferentes épocas. Así que la afirmación del director estadounidense no es ni mucho menos desproporcionada. Pero además, en este caso la temática de ‘Perdida’ está muy cercana a uno de los clásicos de Hitchcock: ‘El hombre que sabía demasiado (The Man Who Knew Too Much)’, por lo que la comparación es mucho más acertada y casi se hace necesaria.
Basada en un relato de Charles Bennett y D. B. Wyndham-Lewis y con guión de John Michael Hayes, ‘El hombre que sabía demasiado (1956)‘, remake de un anterior film del mismo director con la presencia de Peter Lorre, el gran Ugarte de ‘Casablanca’, no entraría probablemente entre las cinco mejores cintas de Hitchcock en cualquier ranking que se hiciera. No es redonda, tiene un final demasiado increíble, aunque apoteósico en el Royal Albert Hall de Londres, y en algunos momentos baja el nivel medio, pero mantiene el interés durante toda la cinta, llevando de la mano al espectador a una historia de peligros, de aquellas que te hacen contener el aliento en escenas de máxima emoción.
La película cuenta la historia de de un matrimonio, un doctor y su esposa, que viajan a Marruecos con su hijo donde se encontrarán con personajes extraños y oscuros y que derivará en la desaparición del niño. A partir de ahí los acontecimientos se precipitan al mismo tiempo que la angustia de los personajes va en aumento al comprobar que el pequeño está en verdadero peligro. Y esa incertidumbre la sentimos como propia, en parte gracias al magnífico trabajo de James Stewart. Pocos actores en la historia del cine han tenido o tienen la capacidad de resultar creíbles y cercanos en cualquier papel que tuviera que interpretar. Stewart hizo películas del oeste, dramas, comedias, lo que hiciera falta en registros muy distintos y no siempre fáciles de solventar. Pero lo hacía, sin estridencias, con esa presencia contundente ante la cámara, pero al mismo tiempo con cierto esbozo de timidez, como si no le gustara ser el protagonista absoluto de lo que está ocurriendo. A su lado en ‘El hombre que sabía demasiado’ está Doris Day, una actriz con muchas más limitaciones, pero que en esta ocasión está a la altura de las circunstancias, probablemente en parte porque Hitchcock sabía dirigir muy bien a las mujeres que trabajaban con él y aquí le ofrece un papel con personalidad, que no se arruga ante los peligros que se avecinan, y Day lo solventa con nota.
En el momento más importante de la película, cuando la intriga llega a su máxima plenitud, suena la famosa melodía “¡Qué será, será!”, que se convirtió en todo un éxito que acompañó siempre a la actriz Doris Day. Como curiosidad, el responsable de la música del film, el magnífico Bernard Herrmann aparece al final dirigiendo la orquesta en el Albert Hall. Todo junto ha convertido a esta cinta en un clásico del género, que se mantiene ágil y moderno, como gran parte de la filmografía de Alfred Hitchcock, que dejó un sello en el cine tan alargado que hoy día sigue siendo tan imitado como admirado.