«Salt and Fire trata de emocionar al espectador, a la vez que manda un claro mensaje ecologista.»
Cuando Werner Herzog (Fitzcarraldo 1982, Grizzly Man 2005) se sitúa tras las cámaras, das por descontado que encontrarás una película técnicamente impecable. Su dominio de la fotografía y del ritmo narrativo es exquisito, y entre sus intereses temáticos está la relación del ser humano con la naturaleza. Salt and fire, presentada en el Festival de Sitges, es un nuevo ejemplo de ello. Aunque en esta ocasión el resultado sea fallido.
Herzog nos narra la historia de una delegación formada por tres componentes de las Naciones Unidas que viaja a Bolivia con la finalidad de investigar sobre el terreno unas misteriosas malformaciones geológicas. Dicha expedición está liderada por Laura Somerfeld (interpretada por Veronica Ferres [Héctor y el secreto de la felicidad, 2014]), una científica que esconde su pasado. Una vez allí, son secuestrados por aquellos que teóricamente son los responsables de tal problema ecológico. ¿Por qué los han secuestrado? ¿Qué quieren los secuestradores?
El director trata de emocionar al espectador, a la vez que manda un claro mensaje ecologista. Sin embargo, y a pesar de su gran reparto (Michael Shannon y Gael García Bernal), la falta de identificación con los personajes y un final un tanto confuso echan por tierra el conjunto.