El día que Burt Lancaster descubrió que Trump podría ser presidente
The Swimmer, dirigida en su mayor parte por Frank Perry y concluida por Sydney Pollack, cuenta la historia de Ned Merrill (Burt Lancaster), un hombre que decide volver a su casa nadando en las diferentes piscinas de sus vecinos. Todas ellas forman, para él, un gran río al que bautiza con el nombre de su esposa, Lucinda.
Al final de la película, Burt Lancaster llega a su hogar y se da cuenta de que todo lo que perseguía piscina tras piscina era mentira, nadie le está esperando allí. El personaje de Merrill es víctima de un sueño fraudulento, el mismo que se cobró la vida del viajante de Arthur Miller, pero siente que tiene una parte importante de responsabilidad en su desgracia. ¿Qué hizo mal? ¿Cuándo comenzó todo? Ninguna de las dos preguntas tiene sentido, porque nunca existió amor entre él y su esposa.
El desengaño que sufre Merrill no se aleja demasiado del que puede sentir cualquiera al preguntarse qué ha sucedido con los grandes movimientos ideológicos. No podemos hablar de ideología cuando el pensamiento se ha vendido al espectáculo. Quizá jamás pudimos hablar de ella más allá del plano teórico, ya que una vez que las ideas traspasaban el manifiesto eran prostituidas por las pulsiones internas de aquellos que intentaban llevarlas a la práctica. Tras ver fracasar tantas ilusiones llegó el proyecto de Friedman y, años después, el de Trump para ofrecer al ser humano el alimento que exigen sus instintos.
Nunca hubo ideologías, tampoco amor, solo libros maravillosos y figuras míticas donde estos términos parecían cobrar vida, pero todo era un espejismo. La desaparición del conocimiento como algo fundamental para el ser humano y la marginación que sufre hoy la cultura han terminado de confirmar los postulados de Schopenhauer. Igual que Merrill, vivimos entre utopías y optimismo comercial, sin prestar atención a nuestra esencia. Ha llegado el momento de dejar de nadar entre tanta hipocresía y asumir que nadie estará esperándonos, que Trump sin todavía ser presidente de EEUU ya gobierna la realidad.
Eres un Trumposo. Rey del click-bait.