«Dead Slow Ahead es un film hipnótico que hará las delicias de fotógrafos y técnicos cineastas, y de todos aquellos que deseen ver algo totalmente diferente.»
Cuando salieron los créditos finales, y las luces de la sala se encendieron, nadie se movió de su butaca. ¿Qué es lo que acabábamos de ver? No era una película, eso seguro, lo más acertado era denominarlo documental o simplemente una obra experimental, aunque todos estábamos de acuerdo en algo: nos había gustado, es más, durante la hora y quince minutos de su exposición, ninguno de nosotros había apartado los ojos de la pantalla. Habíamos acudido al pase con muy buenas referencias sobre Dead Slow Ahead la primera película del fotógrafo Mauro Herce como realizador, y que ha participado en el equipo técnico de películas como Las dos vidas de Andrés Rabadán (Ventura Durall, 2008), A puerta fría (Xavi Puebla, 2012), Arraianos (Eloy Enciso, 2012), El quinto evangelio de Gaspar Hauser (Alberto García, 2013), Los años salvajes (Ventura Durall, 2013) por poner un mero ejemplo de su extraordinario trabajo.
Dead Slow Ahead, dicho a grandes rasgos, es un viaje extrasensorial por el océano, a bordo de un carguero desde un primer momento: las máquinas apiladoras, descargadores de la torre de granulación, excavadoras llenando la bodega, los alimentadores de placas con cadenas, etcétera, mientras que, al mismo tiempo, en plena noche, se comprueban todos los aparatos electrónicos de navegación. El barco parte del puerto ofreciéndonos hasta el mínimo detalle, la mínima mota de polvo, con toda una mezcla de sonidos: las olas del mar al chocar contra el casco, el ulular del viento, la maquinaria y sus velocidades, y nos embarcamos en un viaje sensorial y sensitivo donde todas las imágenes están siempre en movimiento, y sin embargo no hay lugar para las prisas. La cámara nos detalla fielmente las bodegas, el puente de mando, el timón, las cuadernas, los puntales. Nadie ha dicho una palabra: solo imágenes y sonidos, y una embriagadora fotografía con unos planos estudiados al milímetro. Las únicas voces que se escuchan en la cinta, son las de los intercomunicadores interiores y los Walkie Talkies, y así nos enteramos que transportan una carga de trigo, que pasan cerca de la Isla de Malta, o que el barco tiene un serio problema ya que empieza a entrar agua a raudales por la pate inferior, mojando la carga. Dead Slow Ahead, es una película que nos habla del movimiento continuo, la transformación de las cosas, del detalle más exiguo, todo adornado con un juego de luces y colores que deja boquiabierto al espectador. Una cinta repleta de símbolos, alegorías, significados, signos, ideogramas que constantemente nos envían mensajes. No conocemos a los trabajadores, y sin embargo, sabemos de sus vidas por sus conversaciones telefónicas, o de su estado de ánimo en cada momento.
No es una película para todo el mundo, hay que saber lo que se va a ver, pero nadie saldrá desilusionado, y el final es totalmente abierto. El film continúa en el cerebro del espectador, intentando desgranar los múltiples mensajes que hemos recibido. No es de extrañar, que en todos los festivales en que ha sido presentada, a acabado siendo ovacionada y premiada con reconocimiento, desde el Festival de Locarno, pasando por el DOC de Lisboa, al mejor documental en Jihlava, y terminando por la Mención de Honor en Sevilla.
Un film hipnótico que hará la delicia de fotógrafos y técnicos cineastas, y de todos aquellos que deseen ver algo totalmente diferente.
Sinopsis Retrato del carguero Fair Lady, de tripulación en su mayoría filipina. El barco, entre las conversaciones alienadas con tierra firme, se convierte en un escenario fantasmal en el que Alien podría asomar en cualquier esquina. Un voltaje sensorial que carga las tintas del suspense con visión apocalíptica de este trozo de humanidad a la deriva por aguas internacionales.
País España
Director Mauro Herce
Guión Mauro Herce, Manuel Muñoz
Fotografía Mauro Herce
Género Documental
Duración 74 min.
Título Original Dead Slow Ahead
Estreno 28/10/2016
Trailer