DÍA 8 EN VENECIA 2019: GONG LI SALVA UNA JORNADA GRIS

Cuando se anunció la programación de Venecia, llamaba la atención la falta de diversidad y de mujeres en la Competición Inicial. La octava jornada de la Mostra ha resuelto si esas críticas eran justificadas. Para abrir el día se ha proyectado la china Saturday Fiction de Lou Ye, una estimulante cinta de espías con aroma clásico. Pese a la confusión generada por su caótica estructura, la trama se cuece a fuego lento hasta un desenlace espectacular. Una obra que es un regalo para Gong Li, ofreciendo una magnética interpretación. En 1992 ganó la Copa Volpi por Qiu Ju, una mujer china y parece que no le fue suficiente. Hasta el momento, Mariana Di Girólamo y Scarlett Johansson son sus principales oponentes, mas protagonizan películas con objetivos superiores. Para completar la jornada, Shannon Murphy pisaba por primera vez el Lido con su ópera prima Babyteeth. Una agridulce comedia sobre una adolescente enferma de gravedad que utiliza todos los tópicos estéticos y dramáticos posibles. Aunque la cineasta novel transmite cariño por sus personajes, la manipulación emocional es insalvable. No sentimos, somos forzados a ello. Con este filme ya hemos visto los dos dirigidos por mujeres y no han supuesto un gran impacto a la sección, claramente superior The Perfect Candidate de Haifaa al-Mansour. Situación que volverá a abrir la conversación sobre las cuotas al igual que ayer la debacle de Atom Egoyan inició uno si el prestigio del cineasta debe prevalecer a su talento actual. Lo que tenemos claro es que en algunos casos este no desaparece nunca. Lo ha demostrado Gong Li 27 años después.


SATURDAY FICTION’ (2019), DE LOU YE – COMPETICIÓN OFICIAL

Una pareja está sentada en un salón de baile. Con la música de fondo, ella le confiesa que corren peligro y deben escapar. Una huida interrumpida por las indicaciones de un director. Es todo ficción, el ensayo de una obra de teatro. Nos encontramos en diciembre de 1941 en Shanghái, al borde del final del periodo denominado “la isla solitaria”. Tomando un interesante concepto en el que la ficción se confunde con la realidad, Saturday Fiction es una estimulante película de espías con aroma clásico. Jean Yu es la actriz principal de la obra de teatro, siendo toda una celebridad en su país. No obstante, donde entra el buen hacer del cineasta Lou Ye, es cómo vincula la mentira en el escenario con su vida secreta como espía. Desde el primer momento iremos vagando por los diferentes bandos y descubriendo las intenciones ocultas de agentes dobles. Una red de traiciones y misiones que el cineasta filma con cámara en mano y utilizando un montaje hiperactivo. Esto genera un cierto caos y es complicado seguir bien la trama. La confusión es compartida por las piezas en este tablero de ajedrez y los espectadores. Aunque esta realización hace que el resultado final palidezca relativamente, son muchos los aciertos de Saturday Fiction. Siempre a favor de películas que propongan y no se queden en la zona de confort. Se puede empezar por la esencia clásica de sus imágenes. La fotografía en blanco y negro es la aliada de caladas y fotografías, un conjunto infalible en la gran pantalla. Todavía mejor si al frente de la película hay una actuación espléndida como la realizada por Gong Li. Actriz, espía y amante, su convulso interior se transmite desde una contención muy sentida. Su personaje irá descubriendo toda la información sobre el inminente ataque a Pearl Harbor, mas el suspense es con qué fin utilizará su valor. Podría ser para liberar a su exmarido, escaparse con el director de teatro al que ama o por lealtad al jefe de los Aliados. Un abanico de opciones que le da una gran tridimensional psicológica a la protagonista. Tras la confusión inicial, parecía que la cinta estaba abocada al desastre. Entonces las piezas del tablero se empiezan a colocar y el filme crece a fuego lento. De repente vemos con claridad los bandos y se inicia la operación que permitirá desechar sus máscaras a los agentes secretos. No sabemos si asistimos a una representación o la realidad, al igual que dudamos si escuchamos la verdad o la mentira. En definitiva, Saturday Fiction es una irregular –debido a su caos formal– pero finalmente muy satisfactoria cinta de espías elevada por una magnética Gong Li. El fin de “la isla solidaria” se debió a no diferenciar entre actores y espías. En el fondo, ambos son lo mismo.


BABYTEETH’ (2019), DE SHANNON MURPHY – COMPETICIÓN OFICIAL

A Milla todavía le queda un diente de leche. Ella tiene quince años y su vida no es diferente a la de sus compañeras. Asiste a sus clases de violín y en su hogar sus padres la miman al ser su única hija. No obstante, un día todo cambia. Le han diagnosticado una enfermedad grave y debe empezar quimioterapia. Una noticia difícil de aceptar y cuyo proceso seguiremos en la ópera prima de la australiana Shannon Murphy, Babyteeth. Esta agridulce comedia intenta armonizar cómo siente Milla la muerte y la vida. Si la enfermedad representa un lado, el otro es el primer amor de la protagonista. Conoce por casualidad a un camello mayor que ella del que se queda prendada. Esta oveja descarriada representa lo que nunca ha hecho, exprimir la vida. Este es el punto de partida para una historia que se ha visto muchas veces en la gran pantalla, Me & Earl & the Dying Girl (2015) por poner un muy superior ejemplo reciente. Por ello, debemos centrarnos en lo que caracteriza al debut de Murphy. Si empezamos por lo positivo, se percibe un gran cariño hacia sus personajes. Tanto los dos jóvenes como sus padres, vital en su apoyo, están perfilados con mucho mimo y empatía. Asimismo, la cineasta tiene gestos como mostrar cuando sus padres intentan capturar el que puede ser el último día de su hija con bastante delicadeza. Un buen hacer que no es suficiente para evitar las minas morales y los tópicos. El principal problema de Babyteeth es su manipulación emocional. El público no decide lo que sentir, sino que es forzado. Murphy te exige que experimentes la celebración de la vida con una realización ingenua. La cinta está repleta de clichés formales, como la incursión de una suerte de videoclips, y dramáticos. El relato está telegrafiado desde el principio. Si te preguntasen cómo acaba la cinta y se resuelve la historia de amor, acertarías cada paso. Un filme tan predecible que da rabia, más todavía al intentar que te emociones. Creo que para que una emoción sea verdadera y dure, esta debe nacer orgánicamente. Por el contrario, Murphy ha decidido ir por el camino fácil y directo. Se caerá el último diente de leche y no habremos conectado con Milla.

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Carlos Chaparro

Estudió Comunicación Audiovisual, permitiéndole trabajar en su pasión: el cine. Un amor incondicional que nació al descubrir a Patricia y Michel paseando por los Campos Elíseos.

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