«Mi experiencia subjetiva al acabar High Life derivó de un cierto estupor inicial a la convicción de que en su trasfondo hay algo que nos concierne a todos»
High Life podría enmarcarse en el ámbito de las películas de temática espacial: 2001: una Odisea en el Espacio, Interstellar, Solaris o Gravity, por poner unos ejemplos. Sin embargo, High Life encierra dentro de sí una complejidad que puede desarmar o distraer la atención del espectador. Les hablo de que High Life, sucediendo en un lugar suspendido en el espacio, es una metáfora de ciertos aspectos de la vida en la Tierra. Si van a verla, les sugiero que la vean como tal metáfora de nuestras vidas, la de todos y cada uno de nosotros. Ahora les explico por qué.
Lo mejor de la película son las actuaciones de Robert Pattinson y de Juliette Binoche.
Un grupo de delincuentes, ya juzgados y sentenciados, consienten en formar parte de un experimento truculento: pasar una temporada en una base espacial experimental a cambio de la libertad. El quid de la cuestión es que en realidad no los han enviado para una temporada, sino para el resto de sus vidas. Pues bien, la película narra el proceso degradante que lleva a los tripulantes a desarrollar la destructividad que ya llevaban dentro, una vez constatan el engaño.
La metáfora consiste en trasladar lo que ahí sucede a nuestras vidas, la de todos nosotros, que, arrojados al mundo de la hiper-tecnologización, y bajo la promesa de un mundo mejor, comprobamos que se trata de lo contrario. Y lo peor es que nos damos cuenta del engaño cuando ya estamos con el fango hasta el cuello. Es decir, High Life habla del engaño, de las promesas de lo tecnológico… y de muchas cosas más, las cuales serán percibidas por los espectadores de una manera muy particular por cada uno. Lo complejo del tema tratado lleva a que la película sea vista desde el fondo del inconsciente de cada espectador, pues la historia, si se ve en su literalidad, resulta especialmente bizarra. Por consiguiente: si van a verla, pónganse en la perspectiva más amplia posible. Es decir, no se queden en la apariencia de los hechos. Y salgan a la calle y cuestiónense si lo que ven en la vida ordinaria no es una suma de engaños, con una apariencia nada bizarra.
Pasados unos días del visionado, constato que la película es más interesante de lo que parecía en un primer momento.
Como producto cinematográfico, High Life tiene un punto en contra, y es su propia bizarrería, que no pone fácil la comprensión de su trasfondo moral en el primer momento. Sin embargo, y lo recalco, si ven la película como metáfora, sentirán una especie de asco frío y distante, en la medida en que podemos captar el gran engaño en el que estamos todos.
Lo mejor de la película son las actuaciones de Robert Pattinson y de Juliette Binoche. La dirección es de la directora Claire Denis, que también habría que enmarcar.
Mi experiencia subjetiva al acabar la proyección derivó de un cierto estupor inicial a la convicción de que en su trasfondo hay algo que nos concierne a todos, aunque la narración, por lo bizarra, no lo pone fácil. Pasados unos días del visionado, constato que la película es más interesante de lo que parecía en un primer momento.
Sinopsis En el espacio profundo. Más allá de nuestro sistema solar. Monte y su hija Willow viven juntos en una nave espacial, completamente aislados. Monte tuvo a su hija contra su voluntad. Su esperma se usó para inseminar a Boyse, la joven que dio a luz a la niña.
País Francia
Dirección Claire Denis
Guion Claire Denis, Jean-Pol Fargeau y Geoff Cox
Música Stuart Staples y Tindersticks
Fotografía Yorick Le Saux y Tomasz Naumiuk
Reparto Robert Pattinson, Juliette Binoche, Mia Goth, André Benjamin, Lars Eidinger, Agata Buzek, Claire Tran, Ewan Mitchell, Gloria Obianyo, Victor Banerjee
Género Ciencia ficción
Duración 110 min.
Título original High Life
Estreno 08/02/2019