Aunque ya se hayan filmado cosas muy parecidas, Ladj Ly consigue una película consistente en cada minuto de los cien que tiene, feroces y ardientes.
Tremendo escenario el que se despliega en esta ópera prima. A Ladj Ly, su director, solo le bastaba con ser activista con la cámara, pasar a grabación lo que él ya ha vivido en los suburbios parisinos, las ‘banlieue’, lugares fuera de cualquier tipo de justicia. Y, aunque ya se hayan filmado cosas muy parecidas, consigue una película consistente en cada minuto de los cien que tiene, feroces y ardientes.
Que la película empiece con la capital de Francia eufórica por ganar el mundial de fútbol y una música triste de background no es casualidad. Nada que celebrar. De vuelta a los barrios pobres de Montfermeilen, una de las zonas más afectadas por las revueltas de 2005 en la región de Seine-Saint-Denis, la realidad es una diferente, todavía invisible para muchos. Comunidades de musulmanes, nigerianos y gitanos conviven vigilados constantemente por la policía, una cuadratura siempre imperfecta, a punto de explotar.
Aunque el reparto sea bastante bueno, el cliché del nuevo e inocente policía en un departamento de dudosas prácticas en lo legal y ético está muy visto ya.
Sin embargo, en esta película veremos que los verdaderos protagonistas de esta denuncia clara, esos “miserables”, son los jóvenes. La vida sin reglas y sin seguridad de los suburbios encajan con el escaso nivel de vida de los niños de barrio, una idea que el director Ladj Ly quiere dar cuenta, además, con la popular frase de Víctor Hugo: “No hay malas hierbas ni hombres malos, solo malos cultivadores”. Una crítica a veces mal recalcada y torpemente comunicada, pero igualmente importante y necesaria.
Los otros protagonistas, los de la historia principal, me interesa menos. Aunque el reparto sea bastante bueno, el cliché del nuevo e inocente policía en un departamento de dudosas prácticas en lo legal y ético está muy visto ya. No solo eso, sino que, además, el espejo donde te miras son obras maestras como la serie The Wire o la película Training Day (2001), de guion casi calcado. Y si Los miserables intenta desviarse por tramas más complicadas e independientes acaba por parecer una suerte de Crash (2004) o de Una historia del Bronx (1993).
Solo entonces la película se hace muy cuesta arriba, casi todo lo que sospechas que va a suceder sucede, incluidos los diálogos, los movimientos de los personajes y, por ende, el arco dramático del personaje de policía honesto que interpreta Damien Bonnard. Se hace un buen trabajo de guion en no culpar ni responsabilizar a ninguno de los bandos, pero todo acaba pasado de vueltas en la misma moraleja de siempre que, no obstante, se rompe de una manera muy impactante en el final de la película.
Sinopsis Stéphane acaba de unirse a la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados por el control del barrio.
País Francia
Dirección Ladj Ly
Guion Ladj Ly, Giordano Gederlini, Alexis Manenti
Fotografía Julien Poupard
Reparto Damien Bonnard, Alexis Manenti, Djibril Zonga, Jeanne Balibar, Steve Tientcheu, Issa Perica, Al-Hassan Ly, Almamy Kanoute, Nizar Ben Fatma, Raymond Lopez, Luciano López, Jaihson Lopez, Sana Joachaim, Lucas Omiri, Rocco Lopez, Zordon Cauret, Steve Cauret, Omar Soumare, Abdelkader Hoggui
Género Thriller
Duración 100 min.
Título original Les misérables
Estreno 22/11/2019
LOS MISERABLES
Aclaremos, de principio, que no tiene nada que ver con la película musical de 2012 dirigida por Tom Hopper, que ya nos había agradado con “El discurso del Rey”-10- con Colin Firth y Geoffrey Rush y Helena Bonham Carter; el musical lo interpretaron Hugh Jackman como Jean Valjean, Russell Crowe como Javert y Ane Hathaway como Fantine, y adaptaba al cine musical la novela de Víctor Hugo con partitura de Schonberg y Boublil. Tampoco esta “Los miserables”, al parecer, primer largometraje del director maliense Ladj Ly, sigue el camino de otras adaptaciones de la obra de Víctor Hugo al cine como la dirigida por Bill August-98- interpretada por Lian Neeson, Geoffrey Rush y Uma Thurman (lo más reciente de este director, según memoria, ha sido “Tren de noche a Lisboa” con Jeremy Irons), ni con aquella “Los miserables” del 58 con Jean Gabin y Bernard Blier (dos monstruos de la interpretación gala) dirigidos por Jean Paul La Chinois con 180 minutos de proyección. También de esta obra clásica de Víctor Hugo se citan una versión francesa de 1925 y otra mexicana de 1943 sin mencionar las adaptaciones teatrales y televisivas. Por algo es considerada una de las obras cumbres del XIX francés y constituye un fresco de las épocas más convulsas de la sociedad francesa. Para quienes olvidaron la Literatura del Bachiller, la actualidad de catástrofes nos ha recordado que Víctor Hugo también escribió – en su prolífica obra – “Notre Dame de París”, la historia de la zíngara Esmeralda, el contrahecho Quasimodo y el archidiácono, publicada en 1831.
Sobre este estreno que nos ocupa “Los miserables”-19- ya en el 2017, este director Ladj Ly rodó un cortometraje con la misma historia y los mismos intérpretes. La historia trata de la llegada de un recién incorporado a la Brigada Anticriminal del Departamento de Seine-Sant Denise. Ahora se trata de un nuevo agente en la Brigada de lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, suburbio al Este de París, que se incorpora al grupo de Chris y de Gwanda que controlan las tensiones del barrio que es una parte de la aglomeración urbana parisina.
Cando Víctor Hugo escribió “Los miserables” fijó la atención en las gentes de este barrio para reflejar sus problemas en la novela, y orientó parte de la acción en la posada de Thenardiers que se hizo célebre desde entonces. Sobre la gente de Montfermeil que trata la película “Los miserables” de Ladj Ly , los propios diálogos recogen “No hay malos hechos ni hombres malos, solo hay malos cultivadores”, como dejó escrito Víctor Hugo. Estupendamente realizada y de visión obligada.
Aunque el crítico diga que la historia es un cliché la intención del director es mostrar una realidad que nos hace pensar mucho. Esa es su intención y lo logra. Que el mundo y los que gobiernan Francia lo visibilicen y espero lo logre. Una película que nos deja el sabor amargo de la marginalidad que vuelve a los que la padecen»miserables» sean los jóvenes, adultos del barrio o los policías desbordados por la violencia que abusan de su poder. La película es muy buena. Vale mas que un siete
Genial…