Maya (2018) de Mia Hansen-Løve – Crítica

maya

«Maya se centra en el clima interior de los personajes, para que podamos captar sus motivaciones de fondo. Y es esta percepción, finamente narrada, la que aporta toda la bondad a la película»

De la directora de Maya, Mia Hansen-Love, mantengo en el recuerdo una película reciente: El Porvenir. Ahí veíamos a Isabelle Huppert en un papel que generó un mimetismo tal que yo no sabría distinguir entre mi propio vacío y el vacío de la protagonista. Pues bien, en Maya sucede algo parecido.

El caso es que intuyo que las propuestas de Mia Hansen-Love parecen centrarse en el interior de los protagonistas, más que en sus circunstancias concretas. O lo que es lo mismo: Mia Hansen-Love propone una circunstancia que permita observar por dentro cómo son los comportamientos de las personas. Por tanto, no esperemos de Maya que nos cuente una historia de principio a fin o con desenlaces concretos, pues de lo que se trata es ponerse debajo de la piel de los protagonistas, a la busca de motivaciones más profundas.

La intención es que nos pongamos en el cuello de un joven que, tras el secuestro, trata de visualizar cómo quiere desarrollar su vida a partir de la liberación.

La historia que se cuenta en Maya es la siguiente: Gabriel, un joven de unos 30 años, periodista y corresponsal de guerra, se encuentra en Siria, en donde ha estado secuestrado por un grupo terrorista. Y lo primero que vemos en pantalla son los últimos momentos del cautiverio . El caso es que a partir de ahí, Mia Hansen-Love podría haber puesto el acento en cómo Gabriel gestionará el trauma, pero no, pues la intención es otra. La intención es que nos pongamos en el cuello de un joven que, tras el secuestro, trata de visualizar cómo quiere desarrollar su vida a partir de la liberación. Maya es un viaje que va tanto hacia afuera como hacia adentro.

En uno de esos viajes, que tanto son externos como internos, Gabriel decide ir a India, para airearse, para pensar, para tomar decisiones. Una vez allí, Gabriel conoce a Maya, una joven india con la que hay buena química. Sin embargo, esta química no es del todo recíproca. Parece que Maya tiene las ideas más claras y firmes que Gabriel, a pesar de la diferencia de edad entre ellos. Sin embargo, Gabriel tiene otros planes. El caso es que el deseo de ser fiel a su vocación periodística (a desarrollar en situaciones de riesgo) le lleva a no querer concentrar su atención en otros asuntos. Más que nada porque para él el periodismo parece ser un voto. Es decir, una actividad que le requiere totalmente. Y eso es todo, señoras y señores.

Entonces, pues, ¿qué tiene de interés Maya, si no acaba de contar ninguna historia en concreto? Pues lo que les comenté al principio: una percepción del clima interior de las personas, para que podamos captar sus motivaciones de fondo. Y es esta percepción, finamente narrada, la que aporta toda la bondad a la película. Presiento que hay mucha mano izquierda por parte de la directora, que, además, salta a la vista, dado el ritmo, el orden, la interpretación.

Más concretamente, destacaría la interpretación de Roman Kalinka, el cual también aparecía en El Porvenir, y de la joven Maya, interpretada por Aarshi Banerjee.


Sinopsis Tras cuatro meses de cautiverio en Siria, un periodista francés es liberado. Transcurren unas semanas, e incapaz de encontrar un rumbo a su vida, decide ir a Goa, donde creció. Allí conocerá a Maya.
País Francia
Dirección Mia Hansen-Løve
Guion Mia Hansen-Løve
Fotografía Hélène Louvart
Reparto Roman Kolinka, Suzan Anbeh, Judith Chemla, Alex Descas, Pathy Aiyar, Aarshi Banerjee, Pascal Hintablian, Johanna ter Steege, François Loriquet, Sandrine Dumas
Género Drama
Duración 107 min.
Título original Maya
Estreno 15/03/2019

Calificación6
6

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Jesús Gabriel Gutiérrez

Mentor literario. Escritor. Filósofo. Prospectivista y astrólogo. Me interesa la historia y el hilo que sale de ella y nos conecta con el futuro.

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