El tono de la película es principalmente comedia, bocetando a unos personajes dolidos, pero que se mantienen fuertes y optimistas frente a la fuerte marejada que los zarandea.

Una grata sorpresa encontrar a Ricardo Darín y su hijo Chino compartiendo pantalla, y más aún encontrarnos una comedia alegre y despreocupada entre tanto drama y seriedad.

Nuestros personajes aterrizan en la Buenos Aires del 2001, durante el famoso corralito que asoló a numerosas familias argentinas. La que nos atañe, una de esas familias estructuradas por personas de sangres diferentes pero vivencias compartidas, sufre una estafa a manos de un abogado indecente. Su objetivo, recuperar todo ese dinero.

El tono de la película es principalmente comedia, bocetando a unos personajes dolidos, pero que se mantienen fuertes y optimistas frente a la fuerte marejada que los zarandea. El famoso dicho de “al mal tiempo, buena cara”, parece ser una de las filosofías que adopta Borenzstein (también Co-guionista) para su pequeño universo. Una decisión arriesgada para contar una historia tan terrorífica – si me lo permiten – pero que hemos visto funcionar en otras cintas. En este caso, marcha a la perfección. Cabe destacar que, seguramente, un argentino entienda mucho mejor el humor de esta cinta que un español, obviamente, como podría pasar a la inversa con Ocho apellidos Vascos, por ejemplo.

Es antagonista se nos presenta totalmente alexitímico, sin carisma y sin más motivación que estafar por estafar.

Aún con todo esto, la trama consigue ponerse seria cuando tiene que ponerse, y las risas se detienen para dar paso a la preocupación en determinados momentos, clave para entender la gravedad de la época y, por ende, para entender la motivación de los personajes. Sin embargo, las subtramas no funcionan. Si las arrancaran de cuajo, la película correría de la misma manera, puede que incluso corriera con más fluidez.

El trabajo de los actores es maravilloso, regalándonos unas actuaciones bonitas y simpáticas, cada uno con su forma de ser; cada uno con su pasado y su futuro. Destaca el perfecto dúo de padre e hijo, Ricardo y Chino, tanto en la película como en la realidad, con interpretaciones que beben una de la otra y que no funcionarían de la misma manera si quitásemos a alguno de los dos.

Sin embargo, ahí nos detenemos cuando tenemos que hablar del antagonista. El malvado abogado, aquel que traicionó sin escrúpulos, se nos presenta totalmente alexitímico, sin carisma y sin más motivación que estafar por estafar. El único rasgo dominante que se nos presenta es la avaricia, obviamente. Pero lejos de eso se queda en un personaje episódico, con un aterrizaje necesario para que la trama funcione y nuestros protagonistas tengan un archienemigo que les obstaculice.

En definitiva, la película es divertida, entretenida y simple (como cumplido). Los personajes son realmente sencillos y simpáticos, pero la ineficacia del antagonista puede llevar a recordar esa fama que tiene alguna que yo me sé por crear tantos villanos sin ninguna motivación más allá que la del guionista para que la historia tenga sentido.

Sinopsis Provincia de Buenos Aires, fines del 2001. Un grupo de amigos y vecinos pierde el dinero que había logrado reunir para reflotar una vieja cooperativa agrícola. Al poco tiempo, descubren que sus ahorros se perdieron por una estafa realizada por un inescrupuloso abogado y un gerente de banco que contaban con información de lo que se iba a desencadenar en el país. Al enterarse de lo sucedido, este grupo de vecinos decide organizarse y armar un minucioso plan con el objetivo de recuperar lo que les pertenece.
País Argentina
Dirección Sebastián Borensztein
Guion Sebastián Borensztein, Eduardo Sacheri
Música Federico Jusid
Fotografía Rodrigo Pulpeiro
Reparto Ricardo Darín, Luis Brandoni, Chino Darín, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Carlos Belloso, Rita Cortese, Andrés Parra, Marco Antonio Caponi, Ailín Zaninovich
Género Comedia
Duración 116 min.
Título original La odisea de los giles
Estreno 29/11/2019