Una pequeña victoria

Ejecutivo agresivo

En la batalla entre la versión original y el doblaje, siempre ganan los mismos. Aunque hay alguna excepción…

En este país el doblaje tiene un peso importante, y son mayoría los espectadores que prefieren ver las películas dobladas. A pesar de que cada vez es más común -sobre todo con el idioma inglés- los que vemos las películas en versión original, seguimos siendo unos raros o unos cinéfilos empedernidos. El cine es algo que va muy ligado a la niñez y a la adolescencia, y todos, o al menos un vasto porcentaje de nosotros, hemos crecido con el doblaje. Pasar a la versión original supone un salto de fe: abandonar de golpe y porrazo un aspecto del cine que te ha acompañado siempre y al que tienes cariño. Ahora bien, una vez se supera esa pérdida, ya no se quiere volver atrás. La batalla entre la versión original y el doblaje -Para los que conocemos ambos mundos- es como un partido entre los Harlem Globetrotters y los Washington Generals, siempre ganan los de Harlem.

Hasta un eterno perdedor como los Generals, que lo intenta y lo intenta, no se libra de conseguir una pequeña victoria de vez en cuando. Una de ellas tuvo lugar en la ficción, en una película lamentable de Adam Sandler, Little Nicky (2000). Casualmente, hay otra película de Adam Sandler en la que un eterno perdedor se hace con la victoria, Anger management (2003), en ella el doblaje supera con creces a la versión original. Esta coincidencia tan forzada y absurda, es la excusa perfecta -ya entenderán por qué- para detenerme en esta pequeña victoria del doblaje.

En Ejecutivo agresivo, la dejadez a la hora de traducir según qué chistes es inusitada, pero curiosamente y contra todo pronóstico, estas negligencias mejoran dichos chistes, o por lo menos los llevan a terrenos más absurdos.

La premisa de Anger management es un completo disparate. Adam Sandler interpreta a Dave, un auténtico pelele al que un tribunal condena -después de un par de malentendidos ridículosa asistir a una terapia contra la agresividad. La terapia corre a cargo de Buddy Rydell -interpretado por Jack Nicholson- un excéntrico psicólogo que decide mudarse con Dave para poder tratar su «problema». El título original, Anger management, significa exactamente «gestión/control de la ira». Se tradujo en España como Ejecutivo agresivo. Esta traducción hace referencia al personaje de Dave, que ni siquiera es un ejecutivo. Sospecho que los distribuidores, responsables de marketing o quienes fueran los que eligieron ese título para su distribución en España, no vieron la película. A partir de ahora me referiré a la cinta como Ejecutivo agresivo, que es la película buena y no Anger management.

En Ejecutivo agresivo, la dejadez a la hora de traducir según qué chistes es inusitada, pero curiosamente y contra todo pronóstico, estas negligencias mejoran dichos chistes, o por lo menos los llevan a terrenos más absurdos. No debería hablar de negligencia, cuando con toda seguridad, los traductores eran personas serias y profesionales que pusieron todo su empeño en traducir de la mejor forma posible, chistes intraducibles para un español; sin embargo, viendo el acabado, resulta inevitable imaginarse a los traductores jugando a la consola y fumándose un canuto entre frase y frase.

Hay una escena en la que Dave debe enfrentarse al matón de su infancia, convertido ahora en monje budista. Su nuevo nombre es Panakamanama, y Buddy lo llama a propósito «peanuts». Es insultante pero la rima deja mucho que desear. En la versión doblada, Buddy lo llama «Papanatas», igual de insultante y mucho más gracioso para el oído. En otra ocasión -como era de esperar- Buddy acompaña a Dave al trabajo. En esta escena vuelve a confundir un nombre, el del jefe de Dave: Frank. Lo llama «Fran», que en el mundo anglosajón es un nombre de mujer y suena muy parecido a Frank. En la versión doblada Buddy lo llama «Fanny». Fanny es un nombre tan alejado de Frank, que el sentido se pierde y se llega al absurdo. Este giro de tuerca hace la situación aún más divertida.

La película está plagada de estos momentos. Para no extenderme demasiado en este tema, pondré a modo de ejemplo definitivo, la disparatada escena en la que Buddy le pide a Dave que se desnude, sin venir a cuento. Como es lógico, este ofrece resistencia. Buddy -con la cara de loco habitual de Jack Nicholson- le responde: «Let’s take a walk on the wild side». Acto seguido, Buddy se lleva a Dave a los suburbios de Nueva York e intenta que intime con Galaxia, una prostituta transexual interpretada por Woody Harrelson. Esto es una simple referencia a la canción Walk on the wild side de Lou Reed, que hablaba de unas mujeres transexuales. Ahí queda la cosa. En cambio, nuestros amigos los traductores decidieron traducirlo como «Respondamos a la llamada de la selva», así, a las bravas. La referencia se pierde, pero a cambio, ganamos una situación de lo más absurda, una vez más.

A esta remodelación no sólo contribuyen los traductores, también lo hacen los actores de doblaje. El tono original que emplea Jack Nicholson es más bien inquietante; de esta forma, el efecto cómico de los disparates que cuenta y ejecuta se pierde, generando incomodidad más que gracia. En cambio, el actor de doblaje interpreta con un tono deliberadamente cómico, es más, parece que se esté riendo de la propia película. Este tono de cachondeo, junto con las caras histriónicas de Jack Nicholson, sí que provoca la risa, y convierte al psicoterapeuta Buddy Rydell en un personaje memorable.

Lo habitual es que estas decisiones -que algunos calificarían de irresponsables- arruinen cualquier película que se precie, y concedan una victoria fácil a la versión original, pero en este caso en particular, convierten una comedia plana y mediocre, en una película hilarante y absurda hasta límites insospechados. Esta es una pequeña pero desternillante victoria para el doblaje.

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