No pretende otra cosa que fundirnos con la evolución del estado de ánimo (y de las circunstancias que lo acompañan) relativo al personaje que encarna primorosamente Gabriela Cartol.
Camarista es una persona que trabaja en un hotel poniendo a punto las habitaciones: hacer las camas, limpiar y procurar que todo esté en orden. Y esta película, que lleva por título La Camarista, habla de una mujer que se dedica a ello. La acción transcurre en Ciudad de México, en un hotel. Prácticamente toda la película está escenificada en un hotel de varias estrellas.
La Camarista, más que una historia con inicio, nudo y desenlace, cuenta el estado en que vive la mujer. O lo que es lo mismo: cómo esa mujer va encajando los favores y los desfavores de ser el eslabón débil de la pirámide laboral de ese hotel. Lo cual afecta a la relación con sus compañeros y compañeras, y a lo que recibe de ellos, y también con alguna clienta. Alguna de ellas representa el engaño y la decepción. Podría haberse tratado de un documental, pues parece que nos esté informando de lo que le pasa por dentro y por fuera. Si fuera el caso, podríamos estar hablando de un psico-documental. Sin embargo, la puesta en escena es plenamente cinematográfica y no documentalesca. En este sentido, debo decirlo, es una obra de arte. Pero, atención, aviso: a quienes esperen un desenlace, que se olviden, pues el asunto va de otra cosa. Aún con ello, la película es todo talento. Incluso según van pasando los días desde que la vi, me parece aún mejor con la distancia.
Toda un ejercicio de conocimiento psicológico y dominio de los recursos cinematográficos por parte de todo el equipo.
La Camarista cuenta el estado de una mujer trabajadora. Y ahí está la gracia. La actriz protagonista, magistral Gabriela Cartol, se muestra totalmente transparente ante los ojos del espectador. Y no es que sea una persona extravertida, que no lo es, más bien al contrario. Es la forma en que su estado es mostrado y desarrollado ante cámara el que la hace transparente. El don de la directora es la clave. Y atención al nombre de ésta: Lila Avilés, de quien no había visto ningún otro trabajo. Y ahora, pasados unos días después de haber visto La Camarista, me están viniendo muchas ganas de saber más de esta directora.
La Camarista podría ser una película propagandística o de denuncia de las condiciones de los trabajadores y trabajadoras, y especialmente de la mujer humilde en un entorno laboral como el que en La Camarista se expone. Sí pero no, pues no pretende otra cosa que fundirnos con la evolución del estado de ánimo (y de las circunstancias que lo acompañan) relativo al personaje que encarna primorosamente Gabriela Cartol. Toda un ejercicio de conocimiento psicológico y dominio de los recursos cinematográficos por parte de todo el equipo. Y a Lila Avilés es como para hacerle la ola, una ola de admiración… que espero ver confirmada con el visionado de algún otro trabajo suyo.
Tanta mención como Gabriela Cartol merecen las demás compañeras de reparto, especialmente Agustina Quinci y Teresa Sánchez. Brillan todas ellas con luz propia.
Nota final: quien desee extraer alguna conclusión sobre si la película emite una denuncia en relación al sistema laboral que se narra, puede encontrar elementos al respecto. Sin embargo, el asunto no es tanto lo que la historia dice sino lo bien que ha sido expuesta. Toda una sorpresa… la cual crece según pasan los días después de haberla visto.
Sinopsis Eve es una joven camarista quien trabaja en uno de los hoteles más lujosos de la Ciudad de México. Las jornadas tan extensas y laboriosas hacen que Eve no pueda cuidar a su hijo mientras trabaja, pero ella esta convencida de que su situación mejorará cuando sea ascendida a un mejor puesto.
País México
Dirección Lila Avilés
Guion Lila Avilés, Juan Carlos Marquéz
Fotografía Carlos Rossini
Reparto Gabriela Cartol, Teresa Sánchez, Agustina Quinci, Alán Uribe
Género Drama
Duración 102 min.
Título original La camarista
Estreno 06/03/2020