INCENDIES: El fuego de la vida

Pero donde acecha el peligro también crece lo salvador

Hölderlin

Denis Villeneuve ha sabido sorprendernos, por lo impactante y crudo de sus relatos, con varios dramas sociales como Polytechnique (2009), Prisoners (2013) y Enemy (2013) –este último basado en la novela de Saramago, El hombre duplicado. Con una particular maestría para ir del misterio al drama (de lo obscuro a la claridad), este director es capaz de atraparte dentro de la imágenes para luego soltarte hacia la reflexión. Ahora se encuentra en una etapa cercana a la ciencia-ficción donde a salido avante con films como Arrival (2016) –donde expresa la importancia de sabernos entender para comunicarnos ante las amenazas que se nos presentan– y la muy lograda secuela Blade Runner 2049 (2017). Actualmente se encuentra en la gestación de lo que podría llegar a ser uno de los proyectos mas ambiciosos de esta década: la primera entrega de una saga fílmica basada en la muy reconocida novela de culto de los años sesenta de Frank Herbert, Dune. Otros grandes directores como David Lynch y Alejandro Jodorowsky trataron de llevar esta historia al cine, dejando tras su paso sueños y fracasos. Este último director nos sorprendió en el 2014 con un documental (Jodorowsky`s Dune) sobre la odisea, los incidentes y los logros que se presentaron tras de llevar a la pantalla grande lo que hubiera podido llegar a ser uno de las películas mas sobresalientes de la historia del cine. Este nuevo reto de Villeneuve, que inicio a rodarse en 2019, cuenta con un reparto excepcional y un equipo de trabajo entre los que se destacan el guionista Eric Roth y el compositor Hans Zimmer.

Ahora bien, volviendo al pasado de este director de origen canadiense, encontramos en su haber el que podría ser ser su drama mas destacado y elaborado, una obra inabarcable desde muchos de los aspectos que contiene, que te queda en la retina y en la memoria, por lo aparentemente imposible y sorprendente de su argumento (aunque nada más cercano a lo real). Con Incendies (2010), Villeneuve labra su nombre en los anales de las buenas historias llevadas al cine, siendo una adaptación de la obra de teatro homónima del dramaturgo canadiense de origen libanes Wajdi Mouawad, reconocido por su tetralogía: Le sang des promesses.

El dolor puede venir del amor, pero no por ello el amor o la pasión dejan de ser causa de algo bello o sublime, incluso el dolor muchas veces lo es.

Desde un principio éste resulta ser un film impactante y espinoso –a la batuta de una poderosa música melodramática (con algo de Radiohead)– con imágenes y planos sobrios, pero neurálgicos, que va captando de forma admirable el drama y el suspenso. Lentamente –pues lo mejor toma tiempo en construirse– el hilo narrativo nos va llevando sobre una serie de historias que se aliñan sobre un fondo fotográfico de lugares únicos y eriales como su misma trama. La película va generando un creciente interés, atravesado en gran parte por el trabajo soberbio de las actrices femeninas, unos flashback perfectamente dispuestos, un argumento intrigante y el uso alternado de una paleta de colores que va de fríos a más cálidos, donde se revela de manera magistral la crudeza y el helaje que se nos muestra y se nos quiere trasmitir.

Incendies, es un film complejo, que no procura de tiempo y espacio –aun cuando se difiere por los hechos históricos– y nos habla desde un aquí o un allá cualquiera –para obrar universalmente como Beasts of no nation (2015) y Monos (2019)–  dentro de la violencia, la condición humana, sus relaciones, culturas y credos dentro de la guerra y sus matices. A la vez es una historia sobre el Amor como acto liberador y de coraje. Como acto a la vez creador y magnánimo, puede llegar a ser un sentimiento y un actuar lleno de caos. El Amor puede traer consecuencias de lo más bellas y excelsas, como ecos de los más tristes y horrorosos. Como acto bondadoso es capaz de entender lo incomprensible y como acto de redención permite aprender de las imperfecciones. El amor acepta lo imprevisible y lo absurdo, tal y como es, aprendiendo a vivir sobre su mar de preguntas. La vida se constituye sobre el azar, y cómo y de quien te enamoras es algo fortuito así como también lo que devenga de él. El filosofo Slavoj Zizek cree que el amor real es una apuesta arriesgada, pues al reconocer las imperfecciones y lo inesperado del mundo nos permite remecernos y pararnos sobre la realidad de las cosas tal y como son, lo que nos permite abrirnos hacia los demás, hacia lo otro distinto. El amor permite una redención, más allá del bien y del mal, y eso es lo que vemos en esta película, que antes de caer en la apatía nos introduce en una serie de hechos grotescos solo para saber que por encima de todo está el amor a la vida.

¿Puede algo que deviene del amor y la pasión, surcar y cambiar hacia un camino de dolor y luego abrirse de nuevo hacia el amor y la vida? Este film es un vórtice, que nos imbuye en un océano oscuro y nos mantiene por su ritmo constante, el llanto y la lágrima entre los labios y los parpados. Es un constante vacío, una ecuación sin solución aparente: “Bienvenidos al mundo de las soluciones imposibles” dice un matemático. Al final lo que la película quiere enseñarnos –si era esa su pretensión– es que aprender a vivir es entender la vida en toda su incomprensibilidad.

Incendies es un film que nos hace pensar que más allá de todo, frente a las fatalidades que muchas veces se nos imponen, ante todo está el sentido ético por la vida.

Como toda espiral y toda obra maestra, esta película más allá de su temática cruda y mordaz, está llena de armonía, pues asistimos de la mano de una hija a revolcar el pasado y el presente de una madre de una manera admirable, siempre dejando en el espectador la intriga, construyendo una historia que se nos va mostrando entre las brumas: una madre que muere, unos hijos aparentemente inconformes, unas cartas que pretenden una pesquisa, dos impensables receptores, una historia nunca antes contada, unos orígenes lejanos y oscuros… una guerra, un amor, un hijo perdido, una promesa, una búsqueda, unos encuentros fulminantes… Pronto: una conexión pasmosa… Finalmente: una respuesta sorprendente.

Incendies es un film que nos hace pensar que más allá de todo, frente a las fatalidades que muchas veces se nos imponen, ante todo está el sentido ético por la vida. El ser humano como creador y parte del ciclo de la vida, debe procurar por la misma, en contra de más odio y más muerte. Es tomar responsabilidad de la creación, que si bien tiene aciertos y errores, todo debería ser producto de un prudente placer: el dolor puede venir del amor, pero no por ello el amor o la pasión dejan de ser causa de algo bello o sublime, incluso el dolor muchas veces lo es.


Sinopsis Jeanne y Simon Marwan son dos gemelos que viven en Canadá cuya madre Nawal, tras pasar sus últimos días sin hablar, acaba de fallecer. En el acto de apertura del testamento, el notario les da dos cartas que deben ser entregadas a un padre al que creían muerto y a un hermano cuya existencia desconocían. Jeanne decide entonces emprender un viaje al Líbano para intentar localizarlos y encontrar respuestas a su existencia, pero Simon no quiere saber nada del tema…
País Canadá
Dirección Denis Villeneuve
Guion Valérie Beaugrand-Champagne, Denis Villeneuve
Música Grégoire Hetzel
Fotografía André Turpin
Reparto Lubna Azabal, Mélissa Désormeaux-Poulin, Maxim Gaudette, Rémy Girard, Abdelghafour Elaaziz, Allen Altman, Mohamed Majd, Nabil Sawalha, Baya Belal, Bader Alami, Karim Babin, Yousef Shweihat
Género Thriller
Duración 130 min.
Título original Incendies

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