«Con Mula, Clint Eastwood ha querido confesarse ante cámara, utilizando a Earl para encarnar su particular catarsis en un alter ego de ficción»
Como viene siendo habitual, Clint Eastwood lanza su película postrera protagonizándola, dirigiéndola y produciéndola. Y cuando digo postrera es porque da la sensación de que será la última de toda una vida. Sin embargo, el aplauso del cinevisionario que les escribe no irá dirigido a la bondad de la película, que salta a la vista que no da para nutrir al espíritu cinéfilo, sino a la posible intención por parte de Clint.
Vayamos por partes, empezando por una pregunta. ¿Qué es una mula? Una mula, a parte de ser un animal muy terco, también puede ser una metáfora de cierta función que determinada persona presta a un grupo, especialmente si se trata de delincuentes. Así pues, la película narra el destino de una mula, llamada Earl Stone, personaje interpretado por Clint Eastwood. La mula en cuestión portea cargamento de droga en su coche. Y como su imagen es de venerable anciano, lógico es que nadie repare en su dedicación a tal actividad. Por otro lado, el personaje en cuestión tiene problemas económicos, además de querer ayudar a sus familiares más allegados en ese mismo ámbito. Es decir, cuando al hombre le quedan pocos años de vida, ¿qué mas da meterse en tales berenjenales, y más si de la inmersión en el berenjenal puede dejar a sus seres queridos en una mejor posición financiera?
Se trata de una película endeble en todos los aspectos. Solamente se aguanta, si es que se aguanta, por el oficio del artista.
Por otro lado, el personaje vive absorbido por una afición interesante: cultivador de orquídeas. Atención al dato simbólico en relación a las orquídeas. Lo que las orquídeas son para Earl, así es el cine para Clint. Me explicaré. Supongamos que sea posible que a Clint le hayan recriminado alguna vez que dedicara tanto tiempo al cine y tan poco a la familia. Pues bien, a Earl también le acusan de lo mismo. Y el bueno de Earl, que es como decir el bueno de Clint, se dispone a resarcir su honor emocional ante su propia familia tratando de mitigar las zozobras financieras, obsequiándoles con el dinero que necesitan para pagar las deudas que les tienen intranquilizados. De este modo consigue resituarse en el corazón de sus seres queridos.
En cuanto a la película, Mula me ha parecido de lo más flojo que tendremos en cartelera. Sin embargo, se nota el oficio atesorado, ya que aunque la película no levanta, ni nos levanta, sí que se nota que hay una mano sabia meciendo la cuna. Y hasta es posible que guste a los incondicionales de Clint, aunque para mí se trata de una película endeble en todos los aspectos. Solamente se aguanta, si es que se aguanta, por el oficio del artista.
Mi suposición es que Clint ha querido confesarse ante cámara, viniendo a decir que lo verdaderamente importante es la familia. Vamos, que hay que dedicar el tiempo principal a ella y no tanto a la absorbente profesión. O sea: el personaje, Earl, bien podría tratarse de un émulo de Clint. Y si esta suposición tiene visos de ajustarse a la realidad, intuyo que Clint Eastwood ha querido confesarse ante cámara, utilizando a Earl para encarnar su particular catarsis en un alter ego de ficción. Y para mayor colmo, la actriz que hace de hija de Earl es la misma hija de Clint en la vida real.
Sinopsis Un octogenario que está en quiebra, solitario, y que se enfrenta a la ejecución hipotecaria de su negocio, se le ofrece un trabajo aparentemente facil: sólo requiere conducir. Pero, sin saberlo, Earl se convirte en traficante de drogas para un cártel mexicano.
País Estados Unidos
Dirección Clint Eastwood
Guion Nick Schenk
Música Arturo Sandoval
Fotografía Yves Bélanger
Reparto Clint Eastwood, Bradley Cooper, Dianne Wiest, Michael Peña, Taissa Farmiga, Laurence Fishburne, Ignacio Serricchio, Alison Eastwood, Andy García, Diego Cataño, Robert LaSardo
Género Drama
Duración 116 min.
Título original The Mule
Estreno 08/03/2019
