Nebraska narra de forma moderadamente emotiva, controladamente enternecedora, una historia de gente mayor con sus sueños –la mayoría truncados-, y realidades trastornadas, con la participación comprensiva de sus inmediatos herederos.
Una alegoría a los efectos de la vejez, esa inevitable sensación que se nos viene encima “sin carnaval ni comparsas”. Donde la frontera entre la realidad y la fantasía, es tan delgada y accesible como una puerta permanentemente abierta.
SINOPSIS COMERCIAL
Woody, un anciano padre con síntomas de demencia empeñado en desplazarse hasta Lincoln para recibir un premio de un millón de dólares que supuestamente le anuncia una carta que ha recibido. Ha puesto en esta misión todo su empeño y consigue, aunque no sea de muy buena gana, que el segundo hijo, David lo lleve en su coche. Lo hace contra el criterio de su madre, que aboga por ingresar a su marido en una residencia, y contra el de su triunfador hermano Ross, plenamente consciente de que el premio es una tomadura de pelo.
Más importante, sin embargo, que el viaje en sí y que las anécdotas que suceden en el mismo, es el reencuentro de Woody con su pasado y sus raíces.
COMENTARIO
“¡¡¡ Sé algo alguna vez!!! Bebe una cerveza con tu padre”. El viejo Woody a su permanentemente preocupado hijo David. En uno de los bares a los que acuden para hacer tiempo mientras esperan por situaciones cuya temporalidad no depende de ellos. El chico vive permanentemente preocupado mas en cuidar al padre, que en gozar de algún momento para el relax. Como para recordar alguna situación análoga de nuestra vida.
“¡He cumplido con mi nación! ¡Tengo derecho de hacer lo que quiera! ¡Y no bebo demasiado!”. Otra sentencia de la memorable conversación en el Bar. El viejo Woody a David tratando de justificar su antigua adicción al alcohol, los orígenes, y aún las consecuencias que trajo al mismo David.
“¡Yo sólo quería dejaros algo!” Conmovedora confesión sintetizada al máximo por parte de Woody, para explicar su persistencia por el inexistente dinero. Creo que nos pasa o pasará a todos. El ansia de querer dejar la mayor cantidad de recursos y la menor cantidad de problemas a los herederos cuando se siente cerca la despedida.
¿Cuál es el tiempo de caducidad para las mentiras? David hijo a Ed Pigram, un inescrupuloso que trata de obtener dinero aduciendo antigua deuda de Woody por improbables favores recibidos.
¿Nos habéis visto robar alguna vez?. Candoroso reclamo de los hijos, Ross y David, convertidos por un instante en niños traviesos, a sus padres, ante el equivoco de haber tomado una compresora de dueño equivocado. La respuesta del padre es eso… Una respuesta de padre a hijos varones ya emancipados. ¡Que sé yo a los que os dedicáis actualmente!
¡Podéis iros al mismo Infierno! Enviar a alguien que no se aprecia, al ignominioso lugar terrenal y específico que no vamos a mencionar. Es el final de una ardorosa defensa que hace la madre ante una jauría de parientes que quiere “saquear” a Woody, aduciendo favores que le hicieron en sus “malos tiempos”. La intervención de la madre es contundente y aleccionadora. Tantas veces la habremos visto y apreciado en la vida, nuestra y la de otros. Con sinceridades y tal vez algunas mentiras u olvidos matizados. Pero con el objetivo claro. Limpiar trayectorias, allanar caminos de los seres que han sido parte de su vida.