El séptimo y último día pudimos visionar A viva voz y Pupille.
Hoy, séptimo y último día del Festival Ohlalà han surgido algunos cambios, ya que a las 10 de la mañana, y tras avisarnos por correo electrónico, se ha proyectado en el Institut Français de Barcelona el documental A viva voz (A voix haute, 2016) realizado por Stéphane de Freitas, y que nos ofrece una mirada sobre el estado de la educación pública en el país galo. Así, en una secuencia del reportaje, un joven participante en el concurso de oratoria de la Universidad de Saint-Denis, habla con su padre sobre el tema que centrará su discurso en la semifinal: la diferencia entre derecho y falta. El chico, que a diario recorre doce kilómetros a pie para llegar a la Universidad, se sorprende ante la claridad de argumentación de su padre, un hombre que tuvo que abandonar los estudios cuando era muy joven. En una de esas conversaciones se captura un momento que fija la esencia de toda una cultura: una cultura donde la palabra es reconocida como elemento esencial para construirse, articular una identidad, canalizar un pensamiento y, en definitiva, apuntalar el ejercicio de una irrenunciable libertad de expresión.
Por la tarde, a las 20 horas, se ha dado paso a la sesión de clausura con la cinta Pupille (2018) que, en su momento, fue estrenada en España bajo el nombre de En buenas manos. El film está dirigido por Jeanne Herry, autora de la cinta Elle t´adore (2014), nominada al César a la Mejor Ópera Prima en el 2015. Aquí, Herry, se adentra en un proceso entre, una mujer decidida a abandonar a su hijo recién nacido y otra que sueña desesperadamente en ser madre, y toda una red de intermediarios gubernamentales desconocidos cuya misión es preservar la estabilidad del recién nacido, encontrar las mejores condiciones de acogida, pensar en cada etapa de su presente y su futuro, evaluando en profundidad emociones de una y otra parte, lo cual no es fácil y exige mucha dedicación, escucha, empatía y sentido de la responsabilidad. El guion, escrito por el misma Jeanne Herry, nos narra la historia de Théo, un bebé entregado en adopción por su madre biológica el mismo día de su nacimiento. El parto ha sido anónimo y, la madre, tiene un plazo de dos meses para cambiar de opinión. Intervienen entonces el servicio social y el de adopción. El primero se ocupa del bebé, de cuidarlo durante esta fase de incertidumbre. El segundo tiene que encontrar a la futura madre adoptiva. Encuentran a Alice, que lleva diez años luchando para adoptar a un hijo. Pupille es el reencuentro entre una mujer de 41 años y Théo, de 3 meses.
Sin ninguna duda, un film profundamente humano sobre el mundo de la adopción, un logro del cine de información, además de conmovedor y sentimental, reforzado por la presencia de los actores Sandrine Kiberlain (Enamorado de mi mujer, 2018), Gilles Lellouche (C´est la vie, 2017), Eloide Bouches (Gaspard va a la boda, 2017), Olivia Côte (Elle t´adore,2014) y Clotilde Mollet (Diario de una camarera, 2015).
Un espléndido acto de clausura que fue precedido de un pequeño discurso para agradecer la asistencia del público. Por cierto, como cada día del Festival Ohlalà, no cabía ni un alfiler. Enhorabuena.
Aunque no he dejado ningún mensaje anterior, tengo que decirte que lo he vivido a través de tus escritos. Muchas gracias por informar. El próximo año intentaré asistir.
Has hecho una crónica fantástica del Festival. Mis felicitaciones.