«Oreina es una película que sugiere pero nunca subraya, con una fotografía casi naturalista que se recrea en las gotas de lluvia, el soplar de la brisa y otros detalles de la naturaleza»

Koldo Almandoz no es un realizador al uso, eso no se puede negar, y la cinta Oreina sigue la estela de su creador. Desde que en 2003 rodara su cortometraje de 10 minutos Belarra, Almandoz se ha ido adentrando en un mundo onírico muy especial, y han ido surgiendo cortos del estilo Amuak (2004), Ahate pasa (2010), El último vuelo de Hubert Le Blon (2014) hasta llegar a Narciso (2016) o Sipo phantasma (2016), sin olvidar el documental de 9 minutos de duración Plágan. Oreina es su primer largometraje de ficción, aunque no somos pocos los que enmarcamos el film dentro del cine experimental o de arte y ensayo: un cine que se caracteriza por su capacidad de innovación, originalidad e invención.

La historia ocurre en la marisma Saria, localizada en plena vía fluvial de la ría del Oría (Guipúzcoa), un espacio en la periferia que representa el límite entre la ciudad y la naturaleza salvaje. Un paisaje ecléctico donde el flujo de las mareas marcan el irremediable paso del tiempo, y donde sus habitantes  han vivido tradicionalmente de la agricultura y de la pesca nocturna de la angula, una actividad furtiva en la actualidad. Un lugar de tránsito poblado por flora y fauna autóctona, donde los personajes llegados de fuera conviven con otros que sueñan escapar. La película se centra en tres actores: el debutante Laulad Ahmed Saleh, Ramón Aguirre (Handia, 2017) y Patxi Bisquert que recordaremos por sus papeles en Bosque de sombras (Koldo Serra, 2006), Celda 211 (Daniel Monzón, 2009) y, entre otras, Sin motivo aparente (2014).

Dos hermanos (Ramón Aguirre y Patxi Bisquert) llevan años sin hablarse y comparten la casa familiar dividida por la mitad. Uno es un intelectual que ha regresado a casa después de quince años como profesor en París. No puede volver ya que ha sido acusado por acoso. Se dedica a comprar libros por Internet y queda con hombres para breves encuentros furtivos. El otro, es un cazador furtivo que pesca angulas para unos empresarios chinos. El tercer vértice que forma el triangulo de la narración, es Khalil, un joven emigrante que corretea en moto por los caminos de tierra, trapicheando en lo que puede, y ayuda al hermano pescador.

Es una película que sugiere pero nunca subraya, con una fotografía casi naturalista recreándose en las gotas de lluvia que dibujan formas circulares sobre el agua, el soplar de la brisa y otros sonidos de la naturaleza, ya que el bello paisaje es un personaje más de Oreina . Toda una paleta de matices que te arrastra con magnetismo, y la sensación que, por primera vez, aprecias los pequeños matices sencillos de la vida.

Oreina no es una película para todo el mundo, aunque le aconsejo (como tantas veces he dicho desde esta tribuna) que se arriesguen a visionar los trabajos de nuevos directores, pues al fin y al cabo, el cine es eso: riesgo.

Sinopsis Khalil es un joven desarraigado que vive en la periferia de la ciudad, allí donde los polígonos industriales confluyen con el río y la marisma. Khalil se busca la vida como puede y pasa los días junto a un viejo furtivo, que comparte una casa en la orilla del río con un hermano con el que no se habla desde hace años. En las orillas de la marisma, las mareas marcan el tiempo del amor y el desamor, de la amistad y la venganza.
País España
Dirección Koldo Almandoz
Reparto Laulad Ahmed Saleh, Patxi Bisquert, Ramón Agirre, Iraia Elias, Erika Olaizola
Género Drama
Duración 85 min.
Título original Oreina
Estreno 28/09/2018