1. Historia de fantasmas de Yotsuya (Tôkaidô Yotsuya kaidan,
1959), de Nobuo Nakagawa
Una historia de fantasmas a la antigua usanza. Un espectro que busca venganza tras su asesinato y que hará pasar enormes penurias a su homicida. En principio es un argumento que estamos hartos de oír, pero hay algo en las imágenes de esta cinta que consigue erizarte la piel. Un ambiente de incomodidad constante, un diseño de arte muy conseguido para la época… Nada que se pueda describir con palabras, es mejor vivirla.
2. Humano (Ningen, 1962), de Kaneto Shindô
El director de obras maestras como Onibaba o Kuroneko tiene una trayectoria enorme, y en ella nos encontramos con películas de todo tipo. En esta historia de supervivencia, cuatro vecinos quedan a la deriva en un pequeño barco con muy pocos víveres para aguantar. Un cuento en el que la humanidad se va dejando poco a poco atrás y la naturaleza más salvaje del hombre aparece, todo narrado a fuego lento. Un relato desolador que te hará pensar en tus códigos morales, además de usar un impacto visual enorme y muy metafórico.
3. Daimajin, el dios diabólico (Daimajin, 1966), de Kimiyoshi Yasuda
No es ningún hallazgo decir que en el Japón de los 60 había una fuerte tendencia al Kaiju (cine de monstruos gigantes). Pero no solo Godzilla entraba arrasando allá por donde pasaba. Daimajin es la historia de un poderoso dios que, por razones relacionadas con el spoiler, entra en cólera y siembra la destrucción. Pero, si ese fuese el único argumento de la trama, esta película no sería algo destacable. De hecho, su argumento con los personajes de tamaño natural es tan interesante que no echas de menos al gigante cuando te das cuenta de que ha pasado más de la mitad de la película y aún no ha dado señales de vida. Unos efectos especiales sorprendentes que ni siquiera podría decir que han envejecido muy mal, una historia la mar de interesante y por supuesto un más que gustoso entretenimiento.
4. Talking Head (1992), de Mamoru Oshii
Ateneos de esta cinta todos aquellos a los que el hecho de no comprender el argumento en una película les haga odiarla. El director de Ghost in the shell nos trae en este caso a actores de carne y hueso y nos cuenta de la manera más surrealista posible todas las fases por las que unos animadores tienen que pasar para sacar adelante una película maldita. Todo ello aderezado con un toque de asesinato en mitad de la producción. Hay mucho que descifrar en esta especie de cuento psicotrópico, y si eres afín al viaje y estás listo para imágenes locas en todos los sentidos, esta es tu película.
5. The Bird People in China (Chûgoku no chôjin, 1998), de Takashi Miike
Si conoces a Takashi Miike y piensas que no es un director al que se deba tomar muy en serio, esto te hará cambiar de idea. Un precioso drama que narra la historia de dos personas muy diferentes que por motivos concretos acaban en un remoto pueblo de China en el que se dice que hay personas que han aprendido a volar. Una relajante cinta con paisajes inolvidables, enseñanzas, humor y sobre todo mucho amor por el buen cine. Merece ser reconocida.
6. Survive Style 5+ (2004), de Gen Sekiguchi
Una incatalogable y delirante comedia donde prima el surrealismo. Una película con muchos personajes; muchas tramas; pero desde luego mucha, muchísima imaginación. Cantidad de preguntas, respuestas innecesarias. O la amas, o la odias, y la gracia está en comprobar con cuál de esos grupos te identificas más. Las caras de cada espectador con los últimos minutos de la cinta deberían ser enmarcadas en un collage de la incertidumbre más rotunda.
7. Fish Story (Fisshu Sutôrî, 2009), de Yoshihiro Nakamura
Memorable. Un film que empieza con un meteorito dirigiéndose a la tierra y que va desembocando en historias distintas, cada una con su encanto propio. Una película episódica que no se siente en ningún momento fragmentada, con una banda sonora que se queda grabada y un desenlace que te pondrá la piel de gallina. Todo encaja.
8. Scabbard Samurai (Saya Zamurai, 2011), de Hitoshi Matsumoto
Esta es de esas películas de las que apenas quiero hablar, porque es muy necesario que el espectador sepa lo menos posible. Os puedo decir que es una comedia algo absurda, que se ambienta en el Japón feudal y que los personajes son entrañables. Sí que daré un aviso: «Preparen los pañuelos».
9. The Whispering Star (Hiso hiso boshi, 2015), de Sion Sono
Sion Sono tiene una trayectoria… peculiar. Sus películas van desde el cine de autor más personal hasta las idas de olla más paranoicas. Esta, afortunadamente, es de las primeras. The Whispering Star nos cuenta la historia de una repartidora que viaja por la galaxia para entregar paquetes allá donde se la requiera. Aunque el argumento suene a la otra rama del cine del director, no es ni de lejos eso. Diálogos mínimos, planos largos, una fotografía desaturada y desoladora, ningún tipo de explicación… En esta película tú construyes la historia, y al acabarla se pueden sacar conclusiones de todo tipo. Un recomendable viaje que merece la pena intentar acabar.
10. Shin Godzilla (Shin Gojira, 2016), de Hideaki Anno y Shinji Higuchi
No podía faltar el rey de los monstruos. Shin Godzilla es una reinvención de la criatura escrita y dirigida ni más ni menos que por el mismísimo director de Neon Génesis Evangelion. Una cinta que desecha todo el ridículo que antaño se le dio a Godzilla y realiza una historia muy centrada en los estragos sociales y económicos que causa además de dotar al monstruo de un aura plena de dios viviente. Destacar una impecable banda sonora que, si nos ponemos curiosos y analizamos, humaniza al coloso (No olvidemos que durante décadas el monstruo fue un hombre en un traje de lagarto, al fin y al cabo). Probablemente la mejor película sobre Godzilla desde la original de 1954.